sábado, 30 de agosto de 2014

626.- OCHO AÑOS DURO EL SUEÑO DEL CUCUTA DEPORTIVO



Omar Romero Güiza


Ni con la vitamina ‘B’ del billete, en el último momento, el Cúcuta Deportivo pudo zafarse del descenso.

Aunque a los jugadores les pagaron hasta el último centavo hasta noviembre, no les alcanzaron los 90 minutos para voltear el marcador y derrotar a Fortaleza FC, que supo aguantar las arremetidas los rojinegros en los primeros 45 minutos, a pesar de irse perdiendo desde el minuto dos la inicial con el gol del juvenil Mauricio Duarte. 

Es la tercera vez que el equipo fronterizo desciende, la primera en 1995, la segunda en el 1997 y ahora, en 2013. 

Creyendo en la capacidad y garra de los jugadores, cerca de 20.000 espectadores acompañaron al equipo con la ilusión de lograr la permanencia en la primera A, del fútbol colombiano, pero al final recibieron un palmo de narices, porque después de ocho años la tribu rojinegra regresa a ase hoyo oscuro que es la B.

En la primera mitad del partido, Cúcuta fue amo y señor del compromiso, al punto que ilusionó a la hinchada, a los dos minutos con la anotación de Mauricio Duarte, tras una triangulación con Leonardo Castro, Jean Carlos Blanco y Milton Rodríguez. 

En ese instante, parecía que el marcador daría un giro rápido, para igualar la serie. 

Los locales generaron fútbol por el sector derecho de Fortaleza, donde le dolió demasiado, pero nada que se concretaron las llegadas. Por ese boquete pudo haber fulminado a Forteleza. Mientras Cúcuta puso el balón a ras de piso, creó peligro sobre el arco visitante, pero luego se equivocó porque tiró pelotazos, donde perdió ante los grandotes defensores bogotanos. Además, cambió de juego por el sector izquierdo, donde no pasó absolutamente nada con Eliécer Quiñones. No obstante, Cúcuta tuvo un par de opciones para aumentar el marcador a los 10 minutos, un remate de James Castro que se mandó al ataque dio en el palo y en otro par de acciones, el arquero Andrés Mosquera salvó en más de una ocasión a su equipo. Sobre el final del primer tiempo, Milton tuvo el segundo, pero el cabezazo pasó cerca al palo. Para la segunda parte, Forteleza se encerró atrás y esperó al Cúcuta para contraatacarlo. Los de casa maltrechos por el desgaste jugaron al bartolazo el todo por el todo. El técnico Julio César Gonzalez echó mano de lo que le tenía haber si Yeison Quiñones y Javier Araújo le solucionaban la papeleta, pero la suerte estaba echada y Cúcuta sentenció la crónica de un descenso anunciado desde 2008.

SÍNTESIS 

Formaciones 

Cúcuta: José Escobar, James Castro (Rubén Bustos), Jhon Lozano, Luis Payares, Mauricio Duarte, (Javier Araújo), Edwin Del Castillo, Leonardo Castro, Giovanni García, Elicer Quiñones, Jean Carlos Blanco, Milton Rodríguez (Yeison Quiñones). DT: Julio César González. 

Fortaleza: Andrés Mosquera, Omar Rodríguez (Mario García), José Moya, Jeison Palacios, Juan C, Guazá, Emmanuel Prisco, Alex Jaramillo, George Saunders, Oscar Rueda, Fabian Solis (Diego Gómez). DT: Hernán Pacheco.

MOMENTOS HISTÓRICOS

El Cúcuta Deportivo ha vivido momentos críticos en su historial deportivo de los cuales se ha levantado con dificultades.

1973: Cúcuta no participa en el Torneo Finalización por problemas financieros 

Presidente: German Guerrero Vargas 

Técnico: Rubén Bravo


1995: Desciende el Cúcuta Deportivo

Presidente: Efraín Pachón Roncancio 

Técnico: Moisés Pachón


1995-96: Cúcuta asciende a la A 

Presidente: German Guerrero Vargas 

Técnico: Sergio ‘Bocha´ Santín y Juan Carlos ‘Nene’ Díaz 


1997: Cúcuta desciende a la B| 

Presidente: German Guerrero Vargas 

Técnico: Gustavo D’simone 


2001: Triangular de ascenso, Cúcuta no pasó

Presidente: Efraín Pachón Roncancio 

Técnico Carlos Eduardo Hernández 

Se enfrentan Unión Magdalena, Bucaramanga y Cúcuta. 

El Unión derrotó a los búcaros y a los motilones (2-0) 

Bucaramanga y Cúcuta empatan el clásico (0-0) y en la tanda de penaltis los rojinegros perdieron (5-
3). 


2005: De regreso a la A. 

Después de ocho años regresa a la primera A 

Presidente: Álvaro Vélez Trillos 

Técnico: Álvaro de Jesús Gómez 


2006: primer título en la A 

Presidente: Ángel Uriel García Torres 

Técnico: Jorge Luis Pinto Afanador 

Cúcuta obtiene su primera estrella en el fútbol profesional colombiano al ganar el torneo Finalización, superando su mejor posición después de 1964, cuando fue subcampeón, detrás de Millonarios. 


2007: Cúcuta en la Copa Libertadores 

Presidente: Ángel Uriel García Torres/Gregorio Angarita 

Técnico: Jorge Luis Bernal 

El once rojinegro hace su mejor presentación en su historia: semifinalista de Copa Libertadores de América, luego de ganar (3-0) en el General Santander, los motilones cayeron (3-1), en la Bombonera. 


2008: Primera ronda de la Libertadores 

Presidente: Iván Abreo Monsalve 

Técnico: Pedro Sarmiento 

El equipo es eliminado en octavos de final, al perder frente al Santo de Brasil, 2-0 los partidos. 


2012: Promoción frente al América 

Presidente: Diego Mora 

Técnico: Guillermo Sanguinetti 

Cúcuta enfrentó al América de Cali, 13 veces campeón de Colombia, al que derrotó en el Pascual Guerrero, el 7 de diciembre, (1-4), con goles de Víctor Uribe, José Luis Bueno, Jhon Lozano y Javier Flórez. Por América descontó Rubén Darío Bustos. 

En el juego de vuelta, en diciembre 11, los americanos se impusieron (1-2), con goles de Héctor ‘El Vagón’ Hurtado. Por el Cúcuta anotó Víctor Uribe., Pero en el global la tribu rojinegra ganó (5-3) y Cúcuta mantuvo la categoría. 


2013: Promoción frente a Fortaleza FC (Bogotá) 

Presidente: José A Manrique-Germán Hernández-José Cadena 

Técnico: Julio César González 

En el partido de ida en Bogotá, diciembre 6, Fortaleza ganó (2-0) con goles de Johan Muñoz y Juan Carlos Guazá.

Partido de vuelta, diciembre 11, estadio General Santander, Cúcuta gana (1-0), con anotación del juvenil cucuteño Mauricio Duarte, pero en el global Fortaleza FC, se impuso (2-1) y los motilones regresan a la B, después haberla abandonado hace ocho años.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

jueves, 28 de agosto de 2014

625.- JULIO H, LA AMISTAD POR ENCIMA DE LA DIFERENCIA



Jorge Báez Vera

(Dedicatoria: a  Julio H. Palacios Sánchez…víctima de  la intolerancia y del no respeto por la diferencia… a su madre, a sus hermanos)

RECORDANDO:- Asesinado en Cúcuta el periodista radial Julio H. Palacios Sánchez, 11 de enero de  2005. Dos sicarios le propinaron varios disparos hacia las 5:30 a.m., cuando iba para la emisora Radio Lemas, donde realizaba un informativo diario. El comunicador alcanzó a regresar consciente a su casa desde donde sus hijos lo trasladaron al centro asistencial de la capital de Norte de Santander. El médico José Claro, de la Clínica San José, dijo que pese a los esfuerzos realizados por quienes atendieron al periodista, éste falleció a las 8.23 a.m. a causa de heridas de bala en el pecho y el abdomen.

El Pato Rojo, un restaurante al final del Malecón, junto al patinódromo, allí fue la última vez que compartí con Julio H.

Lo hicimos por invitación de Edgar Granados, para que limáramos asperezas, pues él,  común amigo, dizque estaba, “jarto” de vernos pelear,  en los micrófonos, por una aguda  controversia que sosteníamos, sus dos amigos.

Controversia originada en políticas y ejecutorias  que yo como funcionario público  implementaba y defendía  y que,  Julio H, como periodista  no compartía, y que como era característico en él, atacaba, precisamente por no compartir,  pelea, que a Edgar le mortificaba en grado sumo, pues,  él no sólo era amigo de los dos, sino que era testigo de la clase de amistad  que me unía a Julio H.

Julito, como siempre le dije, antes que periodista era mi amigo, amistad que nació, por  ser el hermano mayor de ALVARO, mi compañero  de aulas en el  CORSAJE,  y de MARTICA Y LA “PILARICA” PILAR,  integrantes del  clan femenino, liderado  por la PELUSA , ESPERANZA COLMENARES,  casi todas alumnas del Carmen Teresiano, y con quienes compartíamos, reuniones bailables sabatinas, tertulias en la puertas de sus casas, paseos al río, caminatas a Los Vados, en fin, nuestros pares femeninos, amistad que prevaleció a la salida del colegio, y luego continuo  ya como profesionales.

La misma amistad que aun me une a ÁLVARO, y sus hermanas, y naturalmente a Doña Miriam, su madre, de quien Julio heredó la persistencia y la vehemencia para  liderar cualquier causa.

Ahhhh  Doña Miriam, no olvido sus corre–corre,  y sus aceleres, que la hicieron la siempre  reelegida, miembro de la Junta Directiva de  la Asociación de Padres de  Familia, del Colegio Sagrado Corazón de Jesús, nuestro querido CORSAJE, y gracias a cuya labor muchos logros se alcanzaron por parte del colegio.

Hijo de periodista, Julito, se hizo periodista,  por herencia y por vocación, no me imagino a Julio, ejerciendo profesión diferente al periodismo, yo  creo que fue cuestión de genes… Profesión a la que dio su vida, y por la que la perdió, ante la mirada indiferente  de una sociedad pasiva, que permite, maten a quienes expresan su opinión y defiende sus causas, permitiendo que prevalezca la intolerancia.

No se sabe que es más grave, si esa intolerancia o la indiferencia de quienes permitimos, que se acabe con la vida de los libre pensadores como  Julio H, que dada su condición natural, todo lo polemizaba, y con todo mundo controvertía, de ahí, que su hermano ALVARO haya dicho de él,  en red social: 

Estar con él era navegar en el mismo río,  pero a veces por orillas opuestas.”

Cada vez que compartía con Julio H, era agarrón seguro, no terminábamos de saludarnos... hola  Julito… hola Jorgito… y ahí empezábamos… cualquiera era la disculpa… y siempre la había… Julio godito; dizque liberal yo, Julio terco, y yo obstinado… Julio, periodista con ínfulas  de abogado; yo abogado  creyéndome periodista. 

En fin, muchas las diferencias… pero con una gran ventaja los dos: tolerantes entre sí; siempre nos respetamos como personas y como contradictores, porque antes que todo, éramos amigos y  siempre entre nosotros prevaleció la amistad, sobre la diferencia.

Por eso cuando en una red social, Martica, su hermana, recordó su partida, en fecha que yo prefiero olvidar, con una sonrisa en los labios,  hice memoria de ese día en el  Pato Rojo,  cuando después de la velada, en la que si nos es por Édgar, nos damos en la jeta, y sin resolver las diferencias, nos despedimos con el abrazo de siempre… sin pensar que sería  nuestro  último contacto físico y afectivo.

 Chao, Julito….cuídese”…  “Chao Jorgito, cuídese también”. “Julito, el que debe cuidarse es usted, no me le vaya a pasar algo, me haría mucha falta”... Contestando Julio…”…aunque sea  para pelear,  ¡güevón!”  

Ah falta que me hace Julio H… sobre todo, para pelear…

COMENTARIO DE FRANCISCO ESPINOSA DAVILA: Jorge, he leído tú artículo/comentario/homenaje a Julio H, con dedicación a su Familia, a la que desde la infancia y juventud estaba muy unido.

Fui amigo y testigo en primera plana de los inicios periodísticos de Julio H “Lito” en los domingos matinales de “radio Guaimaral”, acompañado de su hermanito Alvaro, gran amigo y compañero “Corsajista”, ya que acudíamos a sus emisiones y Alvaro participaba con sus dotes literarios como declamador de poemas y yo haciendo “bulto” con mis aderezos periodísticos que también tenía en mis genes por mi tío materno e insigne periodista de la época “Luis Felipe Dávila Díaz”. 


Luego Julio H. pasó a la plantilla de la entonces “Radio Reloj” y fue allí donde le dejé por última vez antes de mi partida a España, pero siempre seguí en la distancia sus andanzas periodísticas.

Gracias Jorgito por este hermoso detalle, estoy seguro que Doña Miriam, Alvaro, Marthica, Pilar y Sergio sus hermanos estarán orgullosos de su hijo y hermano. 

Dios le tiene en su seno y no te extrañe Jorge que estará liando desde su prisma periodístico esa batalla dialéctica que le caracterizaba en vida.






Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

miércoles, 27 de agosto de 2014

624.- EXTRAÑO INCENDIO EN EL CONSULADO DE VENEZUELA EN CUCUTA



Gerardo Raynaud

Antes de finalizar la primera mitad del siglo 20, tanto en Venezuela como en Colombia la agitación política era recurrente y los gobiernos de ambos países trataban de mantener la calma ante los embates de las fuerzas oscuras que trataban de desestabilizarlos. 

En Cúcuta, como siempre sucede en estos casos, sufrimos las consecuencias de ambas partes, pero esa misma situación nos alienta a mantener un equilibrio que con el tiempo contribuye y se traduce en beneficios intangibles  ayudándonos  a no tomar partido en ninguno de los dos territorios.

Pues bien, a mediados del siglo pasado sucedió un acontecimiento bastante singular, tanto por sus características como por las consecuencias que se esperaba se produjeran como resultado de los hechos, al parecer delictuosos. 

La representación diplomática del hermano país, siempre ha mantenido relaciones muy amigables en esta ciudad, razones por demás obvias ya que los parentescos que existen en ambos costados se confunden en los confines del tiempo.

Ya lo expresaba en alguna oportunidad un dirigente local, a raíz de una de las tantas crisis que se han presentado en los últimos sesenta años, “que nos vamos a pelear con los sanatoñeros y ellos son cucuteños trasplantados y viceversa".

Pues bien, por la época de esta crónica, el Consulado General de Venezuela quedaba en la avenida quinta entre calles catorce y quince, metros arriba de la Gobernación y a escasos metros de la casa de Felice Torre, el gerente del almacén Tito Abbo y Hno, que estaba a escasa cuadra y media del lugar, en la esquina de la quince con quinta. 

¿Por qué hago esta presentación?   

Debido a que años más tarde, por los años sesenta, la sede del mismo Consulado se trasladaría a esa, una de las mansiones más lujosas y ostentosas de la ciudad.

El sábado 24 de enero de 1948 en las horas de la tarde, cuando el encargado de las operaciones de aseo llegó a la casa del consulado, Luciano Márquez, se le hizo extraño que la puerta principal estuviera abierta y sin los candados que tradicionalmente exhibía cuando el inmueble estaba cerrado.

Sorprendido procedió a ingresar al local con las precauciones que consideraba debía tener para no arriesgarse a encontrarse con algo desagradable, pues notó, a medida que avanzaba, que las cerraduras que protegen las puertas estaban violentadas; pudo constatar además, que una pequeña puerta del zaguán que comunicaba con el despacho del señor cónsul, igualmente había sido violada. 

Pero ese no fue su mayor desconcierto, pues al continuar con su avance comenzó a olfatear los olores de los humos que salían del salón donde se encontraba el Departamento de Archivo, que adicionalmente servía de despacho del Oficial encargado de Pasaportes y facturas comerciales.

Estaba en presencia del comienzo de un incendio que cada vez tomaba mayores proporciones así que sin dudarlo un instante, inició prontamente el traslado de los muebles y útiles que estaban a su alcance y lejos del fuego, para ponerlos a buen resguardo y tan pronto pudo, se comunicó telefónicamente con los bomberos y la policía nacional y municipal así como a sus superiores el cónsul, Antonio José Romero Espejo y el vicecónsul José Amílcar Fonseca.

Tanto las autoridades y encargados sólo tardaron unos minutos en hacer presencia y es justo reconocer que lograron dominar y aislar el incendio que amenazaba con extenderse al resto del edificio y a las casas vecinas. 

La oportuna intervención del portero del consulado y de los bomberos evitó una catástrofe que fue reconocida por las autoridades del vecino país y por toda la ciudadanía honrada y amiga del gobierno venezolano.

Sin embargo, las investigaciones no giraron en torno al incendio, toda vez que se tenía como sentado que éste había sido producido como distractor de las actividades ilícitas que se querían encubrir con el hecho. 

¿Qué era lo que realmente había sucedido?

Veamos qué escribieron los encargados de la investigación; los asaltantes violentaron las seguridades de la entrada principal, ya en el zaguán, forzaron la puerta de madera y vidrio que da al despacho del cónsul, forzaron las gavetas de su escritorio y esculcaron todos los cajones y archivos. 

Lo curioso es que los escritorios y demás muebles de los otros funcionarios, el vicecónsul, los oficiales y el representante del Ministerio de Agricultura y Cría fueron abiertos y que las chequeras y el dinero en efectivo que se encontraba en el escritorio del cónsul no fueron sustraídos.

Dicen las autoridades que “se podía apreciar que los asaltantes obraban sin deseos de llevarse  dinero, ni objetos ni joyas y cabe preguntarse, si obraban por su propia cuenta o estaban obrando por intermedio de terceros?”   

Las dudas eran cada vez mayores pues no sustrajeron nada aparentemente, no se llevaron los revólveres, ni las máquinas, ni menos el efectivo, entonces qué buscaban o anhelaban localizar los malhechores?

Se dieron cuenta, posteriormente, la pérdida de una máquina de escribir portátil de propiedad del cónsul, que utilizaba esporádicamente pero que no correspondía al inventario de la sede. 

De todo lo anterior, cada día se robustecía la idea que buscaban un documento comprometedor, ¿pero cuál documento?

Los cronistas de la época, trataron de profundizar en los hechos pero cada vez que llegaban a un determinado punto, las autoridades recalcaban que esa información pertenecía a la reserva del sumario y hasta ahí llegaban. 

Las autoridades locales así como, la dirigencia en pleno, rodearon a los diplomáticos en manifestaciones de apoyo, incluso las cancillerías de ambos países hicieron una declaración conjunta en la que declararon que “este hecho aislado en nada menoscababa las relaciones fraternales de amistad que desde tiempos lejanos unen a las dos naciones”.

Tal vez lo más insólito de todo este suceso haya sido el comunicado oficial expedido, algunos días después por el gobierno de Colombia que dice textualmente: “… al tener conocimiento de que se había producido anoche un incendio en la casa del vicecónsul de Venezuela, ordenó que el juez militar, en compañía de la policía nacional, se trasladara al lugar de los acontecimientos con el fin de comprobar los hechos y efectuara una inspección ocular, dando como resultado que solo se encontró quemado el techo de una de las oficinas, sin que se hubieran sustraído elementos de ninguna clase, según afirmación del mismo vicecónsul.”

El mismo comunicado informaba sobre la designación del juez militar doctor Gómez Mariño para que iniciara y adelantara la respectiva investigación.

Las reacciones que produjo ese comunicado fueron variadas toda vez que no se ajustaba totalmente a la realidad de los hechos y los conocedores de los mismos no se explicaban, cómo es que el gobierno nacional dijera que el incendio se produjo en la casa del vicecónsul y no mencionan la destrucción del archivo, que era lo más importante a destacar por parte de quien hizo la ‘inspección ocular’ y como siempre en estos casos asoman los chascarrillos, no hubo quienes dejaran de insinuar que el “inspector ocular debía ser tuerto” pues no parece haber visto lo realmente ocurrido.

Mientras se desarrolló la investigación, las oficinas y todos los asuntos consulares fueron suspendidos y se esperaba localizar a los autores responsables de este atentado criminal que tanta zozobra creó, en una época en que este tipo de acciones maquiavélicas no eran usuales. 

Aunque este suceso generó toda clase de expectativas y mantuvo a la opinión pública en ascuas durante un tiempo prudencial para ver si se lograba dar con los responsables del hecho, al parecer, ningún resultado exitoso se dio y el hecho continúa en la más absoluta incertidumbre hasta el día de hoy y nos quedamos sin saber qué buscaban con tanto afán aquellos lejanos delincuentes.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.