Gerardo Raynaud
Introducción (La Opinión)
El barrio Videlso, del municipio de Los Patios, fue el lugar donde funcionó el primer aeropuerto del área metropolitana.
El barrio Videlso, del municipio de Los Patios, fue el lugar donde funcionó el primer aeropuerto del área metropolitana.
Se inició su construcción en 1934 su construcción y es
inevitable aludir al sitio donde decenas de personas se congregaban solo para
observar el despegue o aterrizaje de un avión, siendo un acontecimiento
impactante para la comunidad.
Fue construido bajo el gobierno de Enrique Olaya
Herrera, siendo a su vez el ministro de Obras Públicas Francisco José Chaux,
pero también se le atribuyó parte de la obra al gobierno de Alfonso López y el
ministro de Obras, León Cruz.
Por otra parte, el ingeniero que dirigió la construcción del aeropuerto fue Leopoldo Monroy.
Aún se encuentran estos nombres grabados sobre una
placa incrustada en uno de los cimientos de la vieja casona.
Pero no fue sino hasta el 27 de febrero de 1935 que se inauguró oficialmente, cuando el piloto Méndez Calvo, en compañía del ingeniero Monroy, aterrizaron en el avión 106 de la flotilla de guerra colombiana.
Desde entonces empezó a comunicarse Cúcuta con el
resto del mundo a través de los “pájaros de acero” que por fin podían aterrizar
cerca de la ciudad.
El aeropuerto solo contaba con una pista larga, sin pavimentar, con un hangar muy rústico que resguardaba los aviones de la intemperie y unas pequeñas oficinas.
No existía torre de control y el aterrizaje de los
DC-3 se hacía a ojo, por medio de las maniobras y cálculos de los pilotos.
El servicio era irregular y los vientos demasiados fuertes para proporcionar un aterrizaje o despegue seguro, por lo que fue cancelado en 1948.
Hoy se pueden encontrar solo las latas oxidadas y las
oficinas abandonadas detrás de un gran portón amarillo que cubre a la vista de
los transeúntes, lo que es uno de los tesoros históricos en aviación para la
ciudad y que ahora cumple otras funciones privadas sin percatarse del verdadero
valor histórico.
Ya habíamos escrito una crónica en la que se hacía referencia a los aeropuertos de Cúcuta, sin embargo es conveniente anotar que, a pesar de esta situación, las condiciones de aeronavegabilidad de la región siempre fueron y han sido difíciles.
Aunque la crónica en mención decía que la ciudad tenía dos aeropuertos en un momento dado, esto se dio solo en la práctica, pues legalmente uno de ellos, el primero que estaba ubicado en Los Patios fue clausurado oficialmente antes de terminar el medio siglo, según reza la resolución No.1 de 1948 de la Dirección de Aviación Civil, entidad adscrita al Ministerio de Guerra.
El permiso para la operación de aeronaves fue revocado, aun cuando el aeropuerto era de propiedad del Gobierno Nacional, se estimaba que en razón de los cambios que se habían venido presentando en los equipos que tenía la aviación colombiana, ese aeródromo venía mostrando dificultades para las maniobras de aterrizaje y decolaje.
Por razones como esta, Avianca que llevaba unos ocho años en el mercado,
tuvo que construir su propio aeropuerto en el noroccidente de ciudad para poder
mantener su servicio y garantizar a sus clientes el cumplimiento de sus
itinerarios; ese aeropuerto es el mismo que hoy conocemos con el nombre de
Camilo Daza pero que en la época de los acontecimientos fue bautizado como
Cazadero.
Estas dos razones, el cierre de Los Patios y la construcción de Cazadero
fue el motivo por el cual se tuvo que pensar en una tercera terminal aérea,
toda vez que LANSA, la otra compañía aérea competidora de Avianca, se había
quedado sin lugar para sus operaciones, ya que Avianca no le permitía el uso de
sus terrenos para realizar las maniobras aéreas necesarias.
La decisión del Gobierno fue sustentada técnicamente por expertos
nacionales y extranjeros que conceptuaron que tanto la ubicación como la
amplitud eran desfavorables e inadecuadas para realizar operaciones aéreas.
La comisión de expertos, que había sido designada mediante resolución 2471 de diciembre de 1947 no solamente estudió las condiciones del aeropuerto de Los Patios sino que fue autorizada para que estudiara la escogencia de un lugar para el aeródromo que entraría a reemplazar el anterior.
La comisión de expertos, que había sido designada mediante resolución 2471 de diciembre de 1947 no solamente estudió las condiciones del aeropuerto de Los Patios sino que fue autorizada para que estudiara la escogencia de un lugar para el aeródromo que entraría a reemplazar el anterior.
Los resultados presentados por dicha comisión son realmente contundentes,
pues aunque consideraron la posibilidad de efectuar mejoras, modificaciones y
ampliaciones para evitar el cierre, dadas las condiciones topográficas y
aerológicas de su ubicación resultaba imposible hacerlo operativo y por tales
circunstancias procedieron a concederle la partida de defunción.
Dada la prohibición impartida para ser utilizado en operaciones aéreas, el Gobierno ordenó el retiro de todos los activos y demás elementos de su propiedad para que fueran trasladados a otros lugares donde fueran útiles.
Así mismo, dispuso entregarle a las fuerzas militares los terrenos y demás dependencias, los cuales fueron entregados por inventario para su uso castrense.
Dada la prohibición impartida para ser utilizado en operaciones aéreas, el Gobierno ordenó el retiro de todos los activos y demás elementos de su propiedad para que fueran trasladados a otros lugares donde fueran útiles.
Así mismo, dispuso entregarle a las fuerzas militares los terrenos y demás dependencias, los cuales fueron entregados por inventario para su uso castrense.
Simultáneamente, la misma Dirección de Aviación Civil expidió la
resolución No. 2 de la misma fecha, mediante la cual se concedía permiso a la
Sociedad de Mejoras Públicas de la ciudad para elaborar los estudios
correspondientes con el objeto de construir un aeropuerto en la planicie
alta del corregimiento de San Luis, sitio que había determinado la comisión que
realizó la evaluación, como muy favorables para este propósito.
De esta manera, el ministro de Guerra Fabio Lozano y Lozano garantizó la
seguridad de los pasajeros de las compañías aéreas que trasportaban a esta
ciudad, que cada día veía crecer el número de sus viajeros.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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