martes, 30 de septiembre de 2014

641.- BOLIVAR Y EUGENIO SOSA



Mario Villamizar Suárez

Simón Bolívar

La Campaña Admirable del Libertador Simón Bolívar, consta de dos etapas, la colombiana (neogranadina) y la venezolana, y en el centro Cúcuta, con su Batalla, del 28 de febrero de 1813.

Nos concentraremos en un personaje cucuteño que apoyó las tropas patriotas: Eugenio Sosa.

Bolívar llega al territorio del actual Norte de Santander desde Cartagena, río arriba por el Magdalena: Mompox, Tenerife, Puerto Real (Gamarra); entra triunfal a Ocaña, conoce a las Ibáñez y ciudad y damas que quedan grabados en su corazón.

Organiza el “Batallón Libres de Ocaña” y continúa hacia Venezuela, el 22 de febrero de 1813; en el “Alto de la Aguada” cerca de Salazar (Gramalote), tuvo el encuentro con los realistas comandados por Capdevila y Delgado, que huyen derrotados hacia San Cayetano; Bolívar recibe información de los “escuchas” de Mercedes Abrego y fuerzas enviadas de Pamplona por Doña Águeda Gallardo de Villamizar y el Coronel Manuel Castillo.

En San Cayetano el 25 de febrero, le cierran el paso los realistas agrupados a órdenes de Ramón Correa, quien se repliega en Cúcuta.

En la zona occidental, donde se atrincheró Correa, se entra en combate ese caluroso día del 28 de febrero de 1813. Se luchó con furor, logrando el Libertador la victoria tras una furiosa y desesperada carga con bayoneta ante la escasez de munición, ante lo cual abandonó la plaza para iniciar la campaña admirable.

Aquí sobresale Eugenio Sosa. Es un jovencito residente en Cúcuta; en medio del combate, pasa la línea realista para ponerse a órdenes de Bolívar y con una burrita transporta, en tinajas, agua para los patriotas.

¿QUIEN FUE EL VOLUNTARIO EUGENIO SOSA?

Era un joven despierto y ágil; había adelantado estudios primarios, no era un vulgar desorientado, sino un inquieto, culto, emprendedor y trabajador patriota.

Negociaba en ganado, que sacrificaba y vendía despresado.

Tenía fama de valiente y era muy respetado ya que no aceptaba ofensas, se decía que sus problemas los resolvía en primera instancia hablando, decía que “por las buenas” y si no se podía los dirimía con duelos a puños o a cuchillo.

El que hubiera expuesto su vida llevando agua en una burra en pleno combate a la tropa patriota, no quiere significar que fuera una persona dedicada a transportar agua en la población o “aguador” de profesión.

Fue una demostración de querer servir a la causa; estaba en territorio realista, solo (la población civil escondida, por seguridad), sin armas; al analizar la situación, el clima ardiente, la fatiga de la tropa, consideró que era la mejor forma de contribuir, de apoyarla, de dejar su negocio de sacrificio de ganado, recibir el exhaustivo entrenamiento durante dos meses en Cúcuta, superando las pruebas de los novatos reclutas y su marcha a la liberación de Venezuela.

Nadie lo obligó, para Sosa fue un privilegio servir a la patria.

Después de su heroísmo colabora con Bolívar en alojamiento y abastecimiento, se instala el campamento en la plazuela de El Cují. 

A las seis de la tarde se aparece en el campamento con seis reses, el Libertador le pregunta: 

¿Sosa de dónde sacó ese ganado?

Contesta:

Mi comandante después le explico, por ahora vamos a preparar tres.

Estos son sacrificados y asados en seis hogueras al estilo “casanareño” y devorados por la tropa, que se agolpó alrededor del fuego, extendiendo lanzas con sus raciones de carne en la punta para asarlas en las hogueras.

Durante la permanencia del ejército en los valles del Táchira y Pamplonita, no faltó la carne ni bebidas como la “agua de panela” y el cacao.

Bolívar le comentó a Rivas, “con el recursivo Sosa no se aguanta hambre”.

Queda avasallado por el carácter y liderazgo de Bolívar, se alista, se entrena y en el mes de mayo, con entusiasmo y espíritu soñador de gloria, marcha con el ejército en la aventura de liberar a Venezuela; queda en principio en la división de Urdaneta, que al ser derrotado por los lados de Mérida, regresa a Cúcuta y pelea en Chitagá, Sosa retorna a Venezuela y combate fieramente hasta Caracas, en la costa y en el llano y persevera en la lucha, unas veces escondiéndose y otras uniéndose a ejércitos republicanos en enfrentamientos contra los realistas, hasta la victoria final.

Sosa fue un leal héroe anónimo en la “Campaña Admirable”, que tuvo la virtud de ser el primer hombre cucuteño, que el mismo 28 de febrero de 1813, desempeñó una valiente labor de logística, acción peligrosa que contribuyó a reconfortarla y refrescarla para la carga del triunfo.

Sus nietas Victoriana y Evarista Sosa, a finales del siglo XIX contaban en Chinácota (En casa de Doña Victoriana Sosa de Sandoval, se firmó el “Tratado de paz” de la Guerra de Los Mil Días”, Chinácota, 22 de noviembre de 1902), sobre sus aventuras en Venezuela, participando en la lucha emancipadora, logrando supervivir en la guerra de la independencia.

Regresó a Cúcuta en 1822, después de Carabobo; decían que ostentaba el grado de sargento mayor (Mayor); muchos otros como Girardot (Bárbula), Plaza (Carabobo) y Ricaurte (“en San Mateo, en átomos volando, deber antes que vida con llamas escribió”) nunca regresaron. Ofrecieron sus vidas por la libertad de los hermanos venezolanos.

Don Julio Pérez Ferrero, entrevistó a Sosa en su ancianidad. El historiador relata que Sosa le comentó que después de traspasar la línea de Correa y ponerse a órdenes de Bolívar: 

El Libertador me ordenó llevar agua a la tropa, y hallando al acaso una burra pude aperarla y llevar agua de la toma de Pescadero, para calmar la sed de aquellos soldados enardecidos con el fragor de la batalla y fervorosos defensores de la libertad. Quedé formando parte de las fuerzas sin saber propiamente cómo, y con ellas pasé a Venezuela”.

El líder comunal del Barrio “Loma de Bolívar”, Rafael Ibarra se refiere a Sosa, así:

Un hermoso ejemplo de amor a la causa de la libertad protagonizó el 28 de febrero de 1813, Eugenio Sosa.

Así Sosa quedó envuelto en el huracán, en el tornado con epicentro en Bolívar y después de escuchar sus arengas y políticas republicanas, es subyugado, deja todo en Cúcuta y junto con varios paisanos marcha en mayo para sacar el oprobioso gobierno realista de Venezuela.

Como un buen combatiente al lado de Bolívar en Carabobo, se le tuvo gran “respeto en su condición de soldado de la independencia”, pero no aprovechó en beneficio propio su posición de combatiente de la libertad.

Bolívar, recibió una bella casaca tejida por Mercedes Ábrego de Reyes, (que llevaba en su baúl dejado en 1815 en Ocaña) hecho que posteriormente contribuyó, junto con su invisible labor de informadora y sus ideales independentista, para ser ejecutada a cuchillo en octubre de 1813, junto con prisioneros de la Batalla de Carrillo, por el temible Bartolomé Lizón.

El Libertador, en estos valles fronterizos, pasó a San Antonio del Táchira, y proclamó a sus habitantes:

“En este día ha resucitado la República de Venezuela, tomando el primer aliento en la patriótica y valerosa villa de San Antonio, primera en respirar la libertad”. . .“Vosotros tenéis la dicha de ser los primeros...”

Así termino en la Nueva Granada e inició en Venezuela su Campaña Admirable.

Muchos (“eugeniososa”) marcharon con Bolívar y ofrecieron sus vidas por la libertad de los hermanos venezolanos.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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