Jorge
Meléndez Sánchez
El
Cura Jordán
Al caer la dictadura del General Rojas
Pinilla los laureanistas dejaron la postración y salieron a mostrarse con la
propuesta de la reconciliación bipartidista.
Los que antes anatemizaran con el esquema del
oro y la escoria ahora podían ser señalados de conciliadores o de traidores por
sus enemigos según la visión del endoso político.
La búsqueda de auditorios para explicar el
Pacto de Benidorm y de Sitges fue exigente; se trataba de unos pactos salidos
del Mediterráneo para establecer una tregua que permitiera civilizar las
conductas políticas.
Las firmas de Laureano y Alberto Lleras
proponían un plebiscito en donde la mujer participara por primera vez y a una
alternación presidencial durante diez y seis años.
Para empezar debían acordar el nombre el
partido político del primer Presidente y por razones del pleno entendimiento
Laureano accedió a ofrecer a su firmante tan honroso empleo a cambio de que
Guillermo León Valencia esperara un poco.
Lo acusaron de traidor y sus seguidores
aclaraban que era mejor tener un conservador en el último turno para garantizar
la continuidad en la Presidencia ya en el libre juego de los partidos políticos
en 1974.
De todas maneras el Acuerdo estaba por encima
de las opiniones.
El maestro Darío Echandía señaló que ya se
podía volver a pescar de noche al salir del estado de violencia.
El lenguaje coloquial animó al padre Daniel
Jordán a volver a sus tertulias en el escaño al frente de la Catedral de San
José.
Después de cumplir con deberes parroquiales y
aprovechando el aire fresco de la noche en días sin lluvia salía a pasearse por
el atrio y si encontraba con quien hablar terminaba en el escaño.
Desde allí veía pasar transeúntes y viajeros con la misma prisa del
día.
El escaño forma parte del Parque de Santander
y la calle que la separa del atrio comunica con la Gobernación, al sur, y con
el Mercado público, al norte.
Se trata de un punto abierto a la
comunicación pues es una calle vertebral de la ciudad.
- Cuando le cambiaron el nombre a este parque
me opuse con vehemencia. El atrevimiento de los liberales llevaba a desafiar el
patrimonio de la ciudad para evadir la falta de obras conmemorativas del
centenario de la muerte de Santander.
Lo cierto es que la mayoría de las ciudades
importantes prefirieron conservar el nombre de Bolívar, -advirtió el Padre
Jordán tratando de polemizar con el grupo.
El sacerdote se paseaba y señalaba con el
dedo índice como mirando un objetivo distante en el norte.
José Luis Villamizar Melo, sentado y
sonriente, lo miraba pendiente de sus palabras.
El médico Mario Mejía Díaz, sentado y cruzado
de brazos, también sonreía.
Parecían extasiados con el estilo que
recordaba sus años juveniles cuando este clérigo de gran estatura física se
crecía blandiendo la fe con regocijo de guerrero y buscando enfrentar a quienes
desde el gobierno se atrevían a tocar los linderos que la Iglesia consideraba exclusividad
misional.
- Padre, pero es que tenían la celebración
para destacar al prócer de este valle. Valía la pena hacer coincidir las
efemérides patrias con el rescate de la identidad local. ¿No recuerda que hasta
vino el Presidente Eduardo Santos y usted no se atrevió a saludarlo?
En 1940 los ánimos estaban caldeados y usted
quería manifestar la inconformidad con la reforma al Concordato.
Mario Mejía Díaz
Yo no lo vi en el banquete del Hotel Internacional
y creo que no era por gripa o por indigestión -afirmó Mario Mejía con la
intención de darle coba para verlo recordar viejas discrepancias políticas.
- Para ese año yo estaba recién posesionado
de la parroquia y ya me temían por mis editoriales en El Siglo, acotó el padre
Jordán. Me invitaron como si fuera un empleado del municipio y no la primera
autoridad eclesiástica.
Eso no calmaba mi protesta ante la arbitrariedad de
proponer el rompimiento de la exclusividad católica en la educación.
Este parque debe volver a su nombre en homenaje a
Bolívar, -recalcó el padre Jordán, como eludiendo que lo sacaran de la idea
inicial.
- Tocará que aprovechando el Frente Nacional y ya que
vamos en el segundo año del mandato de Lleras Camargo aproveche para motivar a
las urnas con esa campaña.
Ya verá que la gente prefiere homenajear al prócer de
este valle porque de lo contrario se olvidan de él. A Bolívar le dedicamos el
Puente Internacional. No se puede aturdir con estos bautizos.
Santander estaba subordinado a Bolívar pero para el Valle
de Cúcuta es lo más grande que tenemos para mostrar, -dijo Mario Mejía Díaz,
sin preocuparse por motivaciones ideológicas.
- Bolívar merece mucho más. Durante el Ministerio de
Educación del doctor Lucio Pabón Núñez se buscó todo el rescate de Bolívar. Es
más se impuso la idea de la República Bolivariana de Colombia.
Mire el libro de nuestro paisano Gonzalo Canal Ramírez,
titulado El Estado
cristiano y bolivariano del 13 de junio, y encontrará los aciertos.
No sólo se hicieron bustos a Bolívar sino que se impuso
la Cátedra Bolivariana en las instituciones de enseñanza colegial y
universitaria, -intervino el abogado José Luís Villamizar, con algún sesgo que
alteraba el ánimo al padre Jordán.
- Pero como todo lo de Lucio Pabón fue una conducta
efímera, -añadió el padre Jordán de inmediato-.
Usted está patrocinando el regreso de su jefe porque no
se resigna a aceptar que es un muerto político que se enterró con sus
escurridizas actuaciones. Él fue de los que abandonó el barco de Rojas cuando
se hundía, igual a como lo hizo cuando abandonó las toldas de Laureano.
La respuesta a los saludos controló a José Luis. El padre
Jordán seguía de enemigo acérrimo del personaje que más apreciaba en la vida
política. Pabón era una figura cimera y no se podía tocar impunemente.
El tema daba para refriega y por ello se aplazó la
respuesta a la ofensa.
- Padre, disculpe que vuelva a insistir en el tema de
Santander. Los partidos políticos colombianos datan del siglo XIX. Lo que usted
quiere resaltar es la memoria autoritaria del Libertador después de la
Convención de Ocaña y no las ideas conservadoras.
José
Luis Villamizar Melo
Tanto Bolívar como Santander tenían ideas liberales. De
eso no hay discusión. Mire que Lucio es un bolivariano como usted y como la
misma Iglesia o parte de ella.
Ese Bolívar conservador no lo aceptamos porque como Libertador
nos pertenece a todos por igual.
Otra cosa es que Santander quiso ser liberal en todo el sentido
de la palabra pretendiendo remover todos los escombros coloniales, -señaló Mario
Mejía.
- Esa es la versión de ustedes los masones para ocultar las
discrepancias con la Iglesia. Bolívar fue un defensor de nuestra Santa Madre
Iglesia y se regocijó con ella al final de sus días, y Santander ni siquiera
iba a misa.
Aquí en Colombia, como decía don Miguel Antonio Caro, los
partidos políticos se definen por su papel frente a la Iglesia, expresó el
padre Jordán como si estuviera en el púlpito.
- Pero si Santander fue gran amigo de monseñor José María
Estévez, afirmó Mario Mejía para contrariar.
- Eso es. Estévez nunca ocultó sus desviaciones masónicas,
paseándose con nerviosismo.
La discusión se interrumpió con el paso de Jacinto Rómulo
Villamizar, quien sin salir de su carro comunicó al padre Jordán que Manuel
Bayona Carrascal estaba a disposición del Conservatismo si los pueblos cercanos
a Cúcuta lo respaldaban.
Esto quería decir que el laureanismo buscaba unificarse
ante la amenaza de un retorno de Lucio Pabón.
Los amigos del expresidente Laureano buscaban sostener
las mayorías departamentales contando con los seguidores de la región de Ocaña
y nadie mejor para convocarlos que el médico Bayona.
El padre Jordán escuchó con atención pero se limitó a
escuchar y a despedir al amigo.
- Padre, pero el expresidente Alberto Lleras fue quien
denunció a Pabón en la Asamblea Nacional Constituyente por vendernos a un
Bolívar moribundo, a un hombre golpeado por la salud y en manos de otros
personajes menos gloriosos.
Ese Bolívar era una caricatura de él mismo, un hombre
rendido al tiempo y las circunstancias, pero para el liberalismo el rescate es
total: un Bolívar que pensaba en Patria, un hombre de compromiso y sacrificio,
un liberal de su tiempo. Un hombre que sin ser Dios griego precisaba el rumbo
de nuestros países y si no logró crear la nación poderosa que olvidara los
espejismos de las fronteras no disminuyó su gloria.
Basta ver el mapa y los recursos naturales para imaginar
qué tan grande era su sueño, -dijo Mario Mejía resaltando su forma particular
de ver al Libertador.
- Creo que la discusión debe aplazarse. El tema es de no
acabar porque el Libertador pertenece a todos los herederos de su gloria,
concluyó José Luis Villamizar al despedirse porque sus familiares llegaron a
invitarlo a casa.
El padre Jordán y el doctor Mario Mejía se miraron como
buenos amigos y consideraron que la reunión quedaba suspendida.
Mario aprovechó para recordarle la próxima visita médica.
El telón de fondo lo daba la noche.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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