martes, 31 de marzo de 2015

736.- GOBIERNOS SIN VIDA PARA LOS NECESITADOS



Rafael Antonio Pabón


La vida política de Cúcuta cambió, como en el resto del país, a partir de 1988. En ese año el Gobierno decidió que los alcaldes serían elegidos por el pueblo y no designados a dedo por el Gobernador.

Las urnas se llenaron de tarjetones en los distintos puestos de votación y los cucuteños acudieron a la fiesta con algarabía y sentimiento democrático.

Margarita Silva de Uribe (1988-1990) tiene el honor sobre la espalda de haber sido la primera alcaldesa escogida por el pueblo.

La siguieron en el Palacio Municipal Jairo Slebi Medina (1990-1992) y Enrique Cuadros Corredor (1992-1994).

José Gélvez Albarracín tuvo una palomita de tres meses por suspensión de Cuadros.

El ex-sacerdote Pauselino Camargo (1995-1997) inició el largo transitar de alcaldes por los despachos sin dejar herencia para los habitantes de la calle.

Mientras el ex-cura ganaba las elecciones, algunos comenzaban el triste deambular por el mundo incierto que se vive fuera de un hogar, sin cariño, sin más compañía que otros seres en igualdad de condiciones paupérrimas para buscarse el sustento cotidiano.

Entre la basura y los desperdicios que ponen en los andenes las familias de clases medias y altas debían procurarse el alimento, el vestido y el trabajo.

A Pauselino, como confianzudamente lo llamaron los cucuteños, se lo recuerda por el retiro de las ventas estacionarias del centro de la ciudad. Se ajustó la sotana a la cintura y tomó la decisión de limpiar las aceras.

Retiró los cientos de casetas que estorbaban el libre caminar de los peatones. Por fin aparecieron las fachadas de los almacenes y en las vitrinas pudieron verse los modelos de pantalones y camisas ofrecidos en bolívares.

Los mejores compradores venían de Venezuela, y a pesar del descenso del poder adquisitivo de la moneda vecina, las registradoras todavía guardaban los billetes marrones con la imagen de Simón Bolívar.

Enrique Cuadros, en la administración anterior, remodeló el Palacio Municipal. La condición de arquitecto lo llevó a repensar la sede del gobierno local. La estructura se hizo moderna, hubo reacomodo de las oficinas y los pasillos se trasformaron.

Hasta para instalar dos ascensores alcanzaron los recursos.

Esta edificación la disfrutó Pauselino, de quien se creía que por su formación sacerdotal tendría mayor vocación para trabajar con los menesterosos. No fue así.

El equipo de trabajo que lo apoyó recibió el remoquete de ‘Gaminete’, porque no convencía con las decisiones ni con los programas proyectados. Para los habitantes de la calle no hubo nada.

Años más tarde, cuando en la Alcaldía solo quedaba la sombra del paso del hombre aquel que se educó en las aulas de los seminarios, Pauselino fue asesinado mientras aguardaba a su compañera para regresar a casa.

El hecho ocurrió en el Centro Comercial Bolívar. El crimen quedó en el expediente de Salvatore Mancuso como autor intelectual.

José Gélvez Albarracín (1998-1999) cumplió una destacada función al frente de la Tesorería del Municipio.

Ese trabajo y la demostración de honestidad, porque no necesitaba esquilmar al erario cucuteño, le valieron para aspirar a la Alcaldía coronar el sueño de gobernar a la capital del departamento.

Campesino de Cucutilla, municipio cafetero y de vocación agrícola, surgió del sector privado con la aureola de buen administrador.

El estar al frente del hotel de la familia Gélvez le significó ganarse la confianza de los electores. En el ejercicio del poder se le atravesaron las tentaciones que aparecen en los despachos oficiales y no terminó el mandato.

La separación del cargo, acusado de cometer irregularidades, llevó al tercer piso del Palacio de Gobierno a  Alberto Duarte Pacheco (asumió el encargo el 2 de julio de 1999), a José Fernando Bautista (encargado del 2 de agosto de 1999 al 14 de noviembre del 2000) y a Betty Parada Montes (encargada del 15 al 26 de noviembre de 2000).

Cerró el círculo de alcaldes encargados Manuel Guillermo Mora (27 de noviembre del 2000), con autorización del gobernador Jorge García-Herreros.

Mora ganó las elecciones y asumió en propiedad el primero de enero de 2001 hasta el 31 de diciembre de 2003.

A partir del 2004, el período subió de 3 a 4 años de gobierno por reformas a las leyes. Le correspondió en suerte a Ramiro Suárez Corzo (2004-2007) estrenar el alargue.

No terminó el mandato y fue capturado por cargos de parapolítica, el 24 de junio de 2004.

De nuevo se dio el carrusel de encargados.

Comenzó Jorge Enrique Pinzón Dueñas (28 de junio – 5 de septiembre), lo siguieron Gustavo Villasmil Quintero (6 de septiembre de 2004 – 4 de marzo de 2005), Néstor Pacheco (6 – 12 de septiembre de 2007), Jairo Jaramillo Matiz (13 de septiembre – primero de noviembre de 2007), Marco Aurelio Peñaranda (primero de noviembre – 3 de diciembre de 2007), Manuel Alberto Luna Romero (4 – 31 de diciembre de 2007).

Pasada la tormenta, las nuevas elecciones las ganó María Eugenia Riascos (2008- 2011). Por el conocimiento que tenía de los problemas sociales de la ciudad se pensó que podría trabajar por los habitantes de la calle.

Trascurrieron los años y no hubo política alguna a favor de esta población desvalida.

Terminan las dos décadas de gobierno municipal con Donamaris Ramírez, quien asumió el primero de enero de 2012 y estará en el solio de los alcaldes hasta el 31 de diciembre de 2015.

“Por aquí vino Donamaris y nos prometió casa, pero no nos ha dado nada”




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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