Rafael Antonio Pabón
La vida política de Cúcuta cambió, como en el resto del país, a partir de
1988. En ese año el Gobierno decidió que los alcaldes serían elegidos por el
pueblo y no designados a dedo por el Gobernador.
Las urnas se llenaron de tarjetones en los distintos puestos de votación y
los cucuteños acudieron a la fiesta con algarabía y sentimiento democrático.
Margarita Silva de Uribe (1988-1990) tiene el honor sobre la espalda de
haber sido la primera alcaldesa escogida por el pueblo.
La siguieron en el Palacio Municipal Jairo Slebi Medina (1990-1992) y
Enrique Cuadros Corredor (1992-1994).
José Gélvez Albarracín tuvo una palomita de tres meses por suspensión de
Cuadros.
El ex-sacerdote Pauselino Camargo (1995-1997) inició el largo transitar de
alcaldes por los despachos sin dejar herencia para los habitantes de la calle.
Mientras el ex-cura ganaba las elecciones, algunos comenzaban el triste
deambular por el mundo incierto que se vive fuera de un hogar, sin cariño, sin
más compañía que otros seres en igualdad de condiciones paupérrimas para
buscarse el sustento cotidiano.
Entre la basura y los desperdicios que ponen en los andenes las familias de
clases medias y altas debían procurarse el alimento, el vestido y el trabajo.
A Pauselino, como confianzudamente lo llamaron los cucuteños, se lo
recuerda por el retiro de las ventas estacionarias del centro de la ciudad. Se
ajustó la sotana a la cintura y tomó la decisión de limpiar las aceras.
Retiró los cientos de casetas que estorbaban el libre caminar de los
peatones. Por fin aparecieron las fachadas de los almacenes y en las vitrinas
pudieron verse los modelos de pantalones y camisas ofrecidos en bolívares.
Los mejores compradores venían de Venezuela, y a pesar del descenso del
poder adquisitivo de la moneda vecina, las registradoras todavía guardaban los
billetes marrones con la imagen de Simón Bolívar.
Enrique Cuadros, en la administración anterior, remodeló el Palacio
Municipal. La condición de arquitecto lo llevó a repensar la sede del gobierno
local. La estructura se hizo moderna, hubo reacomodo de las oficinas y los
pasillos se trasformaron.
Hasta para instalar dos ascensores alcanzaron los recursos.
Esta edificación la disfrutó Pauselino, de quien se creía que por su
formación sacerdotal tendría mayor vocación para trabajar con los menesterosos.
No fue así.
El equipo de trabajo que lo apoyó recibió el remoquete de ‘Gaminete’,
porque no convencía con las decisiones ni con los programas proyectados. Para
los habitantes de la calle no hubo nada.
Años más tarde, cuando en la Alcaldía solo quedaba la sombra del paso del
hombre aquel que se educó en las aulas de los seminarios, Pauselino fue
asesinado mientras aguardaba a su compañera para regresar a casa.
El hecho ocurrió en el Centro Comercial Bolívar. El crimen quedó en el
expediente de Salvatore Mancuso como autor intelectual.
José Gélvez Albarracín (1998-1999) cumplió una destacada función al frente
de la Tesorería del Municipio.
Ese trabajo y la demostración de honestidad, porque no necesitaba esquilmar
al erario cucuteño, le valieron para aspirar a la Alcaldía coronar el sueño de
gobernar a la capital del departamento.
Campesino de Cucutilla, municipio cafetero y de vocación agrícola, surgió
del sector privado con la aureola de buen administrador.
El estar al frente del hotel de la familia Gélvez le significó ganarse la
confianza de los electores. En el ejercicio del poder se le atravesaron las
tentaciones que aparecen en los despachos oficiales y no terminó el mandato.
La separación del cargo, acusado de cometer irregularidades, llevó al
tercer piso del Palacio de Gobierno a Alberto Duarte Pacheco (asumió el
encargo el 2 de julio de 1999), a José Fernando Bautista (encargado del 2 de
agosto de 1999 al 14 de noviembre del 2000) y a Betty Parada Montes (encargada
del 15 al 26 de noviembre de 2000).
Cerró el círculo de alcaldes encargados Manuel Guillermo Mora (27 de
noviembre del 2000), con autorización del gobernador Jorge García-Herreros.
Mora ganó las elecciones y asumió en propiedad el primero de enero de 2001
hasta el 31 de diciembre de 2003.
A partir del 2004, el período subió de 3 a 4 años de gobierno por reformas
a las leyes. Le correspondió en suerte a Ramiro Suárez Corzo (2004-2007)
estrenar el alargue.
No terminó el mandato y fue capturado por cargos de parapolítica, el 24 de
junio de 2004.
De nuevo se dio el carrusel de encargados.
Comenzó Jorge Enrique Pinzón Dueñas (28 de junio – 5 de septiembre), lo
siguieron Gustavo Villasmil Quintero (6 de septiembre de 2004 – 4 de marzo de
2005), Néstor Pacheco (6 – 12 de septiembre de 2007), Jairo Jaramillo Matiz (13
de septiembre – primero de noviembre de 2007), Marco Aurelio Peñaranda (primero
de noviembre – 3 de diciembre de 2007), Manuel Alberto Luna Romero (4 – 31 de
diciembre de 2007).
Pasada la tormenta, las nuevas elecciones las ganó María Eugenia Riascos
(2008- 2011). Por el conocimiento que tenía de los problemas sociales de la
ciudad se pensó que podría trabajar por los habitantes de la calle.
Trascurrieron los años y no hubo política alguna a favor de esta población
desvalida.
Terminan las dos décadas de gobierno municipal con Donamaris Ramírez, quien
asumió el primero de enero de 2012 y estará en el solio de los alcaldes hasta
el 31 de diciembre de 2015.
“Por aquí vino Donamaris y nos prometió casa, pero no nos ha dado nada”