Pedro Durán Barajas
A Pozo Azul se accede por una vía terciaria que une el anillo vial
occidental con el antiguo Puente Zulia junto a Termotasajero.
A mitad de camino se desprende un difícil sendero que debe recorrerse a pie
durante casi una hora, surcando en la larga caminata lo más frondoso de las
montañas del sur de Cúcuta, en los límites con el Municipio de San Cayetano.
Al final de camino aparece Pozo Azul, una gran laja plana pulida por el
agua, que corre formando sobre la enorme roca concavidades conectadas como por
una lámina líquida que permite deslizarse a los bañistas como si se tratara de
un resbaladero.
Desde hace años, generaciones y generaciones de cucuteños han ido alguna
vez a Pozo Azul. La rusticidad del camino y las bellezas del paisaje, casi
virgen hasta hace unas décadas, hicieron de Pozo Azul una especie de paraíso al
alcance de quienes estuvieran dispuestos a recorrer a pie el largo sendero que
lo unía con el caserío de El Carmen de Tonchalá.
Desde hace algunos años Pozo Azul ha ido cambiando. Ahora tiene más visitantes. Está más cerca de la ciudad desde que el nuevo anillo vial occidental aproximó el antes remoto caserío.
No solo por cuenta del mayor número de visitantes, sino también por la
intensiva minería del carbón en sus inmediaciones, la preservación de Pozo Azul
es uno de los mayores desafíos de los conservacionistas cucuteños, y por
supuesto, de las entidades públicas encargadas de la protección del medio
ambiente.
A pesar de estas dificultades, visitar Pozo Azul sigue siendo una experiencia maravillosa que suscita intensas emociones.
Las corrientes de agua siguen siendo translúcidas así ahora se note en su
fondo los sedimentos oscuros del carbón y los caminantes que hace dos décadas
hicieron el mismo recorrido no dejen de advertirnos sobre la reducción del
caudal de la quebrada.
Todos los domingos Pozo Azul se llena de turistas que no siempre son conscientes del deber de cuidar y conservar el lugar.
Sin embargo nadie deja de notar que Pozo Azul es quizá el más bello de
nuestros escenarios naturales y un lugar con enorme potencial turístico, que
bien aprovechado y promovido podría ser un lugar famoso en Colombia.
El Área Metropolitana de Cúcuta incluyó a Pozo Azul en un proyecto de desarrollo ecoturístico cuya formulación ha avanzado 50% y tiene como componente más complejo la gestión predial.
La mayor dificultad para la creación del Sendero Ecoturístico es que la
quebrada Carmen de Tonchalá está rodeada de predios privados, muchos de los
cuales son objeto de titulación minera.
Sin embargo, el cauce de la quebrada y su ronda son zonas públicas, por lo
que una vez se delimite la zona de ronda, y mediante convenios que se planteen
a los propietarios y titulares mineros, el Municipio de Cúcuta podría generar
el espacio suficiente para el proyecto.
Una vez recuperados los senderos de acceso y creadas las facilidades que hagan adecuado del lugar para su promoción turística, Pozo Azul deberían estar en manos de una entidad que asociara esfuerzos públicos y privados para administrar y conservar un tesoro que tiene características suficientes para ser declarado Parque Nacional, y que por lo pronto, debería ser una reserva ecológica que el Municipio de Cúcuta conserve y promueva con un cuidado muy especial pensando en las nuevas y futuras generaciones de cucuteños.
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