viernes, 15 de mayo de 2015

759.- UN HUESPED ILUSTRE EN CUCUTA...



Leonardo Molina Lemus


En las diversas oportunidades que la capital de Norte de Santander tuvo la honra de contar como huésped de honor al Libertador, produjo hechos o tomó determinaciones de  gran trascendencia, que ha recogido la historia.

Infortunadamente, la hecatombe de 1875 nos privó del privilegio de contar con las mansiones que le sirvieron de albergue, y hoy apenas se menciona la antigua y también desaparecida “Plazuela del Cují” o “Plazuela de Cortés”, que fue el lugar escogido para instalar el campamento de su tropa en Febrero de 1813.

Esta plazuela –dicho sea de paso-, quedaba en la parte occidental de la actual manzana comprendida entre las calles 14 y 15 con avenidas 4 y 5.

En el plano elaborado por el ingeniero José Miguel Crespo, en 1863, por cuenta del municipio, puede apreciarse claramente el histórico sitio, el que venía a lindar con los extramuros de la parte sur.

En su primera visita Bolívar residió en Cúcuta un poco más de dos meses, pues llegó el 28 de Febrero de 1813 y partió el 14 de Mayo de 1813, tiempo durante el cual reorganizó su ejército aprovechando el armamento que abandonó en su huida el brigadier Ramón Correa y reforzándolo con las tropas y la brillante oficialidad que el Congreso de Tunja puso a su disposición, oficialidad entre la que se encontraban gloriosas figuras de la juventud que hoy brillan en las páginas de la epopeya, como Girardot, Ricaurte, D’Elhuyar y tantos otros.

Cuatro días antes de abandonar la ciudad, el 10 de Mayo, juró obediencia y fidelidad al Congreso de Nueva Granada ante el ayuntamiento del municipio.

Durante esa memorable temporada en tierra cucuteña, el futuro Libertador recibió también el título de Ciudadano de la Nueva Granada y de Comandante en Jefe de las fuerzas unidas de la Costa y Pamplona, por parte del Congreso de Tunja, que presidía Camilo Torres.

En Cúcuta halló todas las facilidades posibles en hombres, en armas, en vituallas y en respaldo cívico y político para dar principio a su acariciado sueño de dar libertar a Venezuela.

En la capital de Norte de Santander, gestó su genio la odisea que en la historia se conoce como Campaña Admirable., la cual concluyó en Caracas victoriosamente el 6 de Agosto de 1813.

Fue también en aquella heroica época en que se conocieron Bolívar y Santander, aquél de 30 años y éste de 21.

Santander militaba en esos días bajo las órdenes del coronel cartagenero Manuel del Castillo; este oficial se oponía a que Bolívar se llevase para Venezuela la totalidad de la tropa, dejando peligrosamente desguarnecidos los valles de Cúcuta.

Por esta circunstancia, entre Castillo y Bolívar se suscitó un delicado enfrentamiento que llevó al Libertador a acusarlo repetidas veces frente al Congreso.

En carta del 12 de Abril, comenta al final:

…”Por último, diré con dolor, que cuando la fortuna parecía abrirme las puertas de la gloria en Venezuela, he venido a Cúcuta a recibir ultrajes y vejámenes por parte de un individuo (Castillo) que por ningún aspecto puede ni debe juzgar mi conducta y sindicar mis operaciones…”

Santander- como era apenas natural- secundó a su inmediato superior Castillo, y esto lo llevó a
una agria desavenencia con Bolívar.


El general irlandés O’Leary dice en sus memorias que ante la negativa de Santander a marchar, Bolívar le increpó públicamente en el patio del cuartel:

“O me fusila usted a mí, o lo más probable es que yo lo fusile a usted”.

Los puntos de vista de los granadinos fueron finalmente aceptados por el inmortal caraqueño, y Castillo y Santander recibieron el encargo de la custodia de estos valles y del territorio del Táchira.

Días después, en la Batalla de Angostura de la Grita, Castillo otorgaba por su temerario arrojo las presillas de teniente coronel a Santander.

Fue asimismo en Cúcuta donde dictó el Libertador su primera disposición sobre pena de muerte.

La proclama del siguiente día de la toma de la ciudad el 28 de febrero contiene dos cláusulas perentorias:

1. Todos los habitantes que anden prófugos o errantes se presentarán en esta Villa dentro de tres días, sin otro objeto que el de protegerlos y ampararlos; pero si en dicho plazo no lo hicieren, serán tratados como enemigos.

2. Todos los ciudadanos que hayan tomado las armas con las tropas españolas, se presentarán con las armas que hayan usado o tengan en su poder, en la inteligencia que por este hecho serán perdonados de este crimen y no se les molestará de modo alguno por él; pero si así no lo hicieren, serán pasado por las armas.

Por medio de esta misma proclama convocó a todos los “magistrados civiles, párrocos y padres de familia de todo el distrito capitular de Cúcuta, a prestar juramento de fidelidad al gobierno”, lo cual fue promulgado por bando.

En las diversas oportunidades en que posteriormente pisó el suelo cucuteño, produjo medidas castrenses o administrativas que resultaría prolijo enumerar…


Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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