jueves, 20 de agosto de 2015

796.- LAS BELLAS DE 1953



Gerardo Raynaud

Por la época de los años de mitad de siglo 20, era frecuente que la prensa le dedicase algunas de sus secciones a ensalzar la belleza femenina y a mostrar sus virtudes y cualidades.

También se lanzaban ediciones extraordinarias con ocasión de festividades tradicionales, como lo eran las fiestas patrias y las navidades o los días finales de año y en ellas, siempre había alusiones a las mujeres, que por cualquier motivo merecían  alguna mención por triviales que fueran.

Por esta razón, en algunas de las ediciones extraordinarias que se lanzaban por aquellos años, me pareció propicio traer a colación las menciones que presentaban sobre los especímenes del bello género.

Consuelo Garbiras 

En esta ocasión, empezaremos recordando a la hermosa capitana honoraria de las fuerzas de policía femenina, institución que por aquella época había decidido fundar la Policía Nacional para acercar lazos con la población y especialmente con la femenina que ya empezaba a hacerse sentir, entre otras, por la presencia de la hija del presidente del momento, doña María Eugenia Rojas de Moreno Díaz, quien era uno de los motores de avanzada del primer mandatario y a quien la gente le tenía un especial aprecio. Se trataba de Consuelo Garbiras Fernández, quien prestaba sus servicios en el departamento de contabilidad de la Colombian Petroleum Company.

Dicen las crónicas que a sus escasos veinte años recién cumplidos, era luz y encanto de los salones sociales y aunque en ese momento no se hablada de medidas de reina, sí se sabía que era una esbelta trigueña de un metro con sesenta y ocho centímetros de estatura y que era una habitual practicante deportiva de tenis y natación, así como una asidua espectadora de los encuentros de futbol y baloncesto.

En este año, fue una de las madrinas del equipo de baloncesto del Norte en el Campeonato Nacional acompañada de Chela Cárdenas y Ana Josefa Guerrero.

Sus gustos musicales la identifican con los boleros y en el baile prefiere las guarachas, cineasta en grado sumo, es en definitiva “sonrisa y primavera” para el deleite de cuantos la ven y la aprecian.

Cristina Ana Ramírez

Ese año, las crónicas incluían a la hermosa Cristina Ana Ramírez, de quien decían que ‘los pinceles y el verso trazan ágiles líneas sobre su mirar infinitamente perdido.’  Era alta, elegante, de porte airoso y distinción innata que, además de ‘su exótico tipo de belleza, son cualidades que lleva con orgullo cual escudo de gloria.’ 

De trato suave, era atenta y eficaz en su trabajo en la ventanilla de recibo del Banco Popular, situado en esos años frente a donde se construyó, en la avenida quinta, el Teatro Zulima.

En varias ocasiones fue tentada por los organizadores del reinado departamental para ceñir la corona para representarnos en Cartagena pero siempre declinó el honor.

Su gusto por la buena música y por la lectura, le brindaban la tranquilidad que prefería y por ello, se la identificaba como la ‘expresión exacta de la mujer nortesantandereana’.

Ivonne Henslee Santerre

Sigue en nuestra lista, una mujer venida de lejanas tierras, llegada como sucede en muchos casos, acompañada del amor de su vida.

Aunque de muy grata recordación, su estancia en la ciudad fue relativamente corta, sin embargo, su simpatía y cordialidad generó entre sus amistades un verdadero cariño, haciéndola sentir como en su propia tierra, se trata de la mexicana Ivonne  Henslee Santerre.

Estudiaba Lenguas Modernas, Literatura y Filología en la Universidad de Houston en Estados Unidos, cuando se conoció con un joven nortesantandereano, Enrique Moncada Lizarazú, que allí mismo obtuvo su diploma que lo acreditaba como Experto en Artes.

Luego de un breve noviazgo se casaron en Cuernavaca, sitio de residencia de los padres de la novia.

De regreso a Colombia, Enrique fue nombrado Secretario de Obras Públicas del municipio y la pareja se integró a su nueva vida social donde Ivonne fue acogida como un miembro más de la sociedad cucuteña.

Nena Ramírez

De nuestra siguiente beldad decían ‘ahí va una cucuteña cascabel de gracia y rumor de río’ para exaltar las gracias de la Nena Ramírez Soto, cuyo atributo más característico era su blonda cabellera que según cantaban los bardos ‘se había quedado prendida al atardecer del Pamplonita con sus tonalidades de fuego y oro’.

Dedicada a la música, se había desplazado a la capital de la república a estudiar piano y solo venía esporádicamente a la ciudad a visitar a sus familiares.

Su prolongada ausencia era comentada en la reuniones sociales de jóvenes, quienes guardaban la secreta esperanza de volver a verla en el futuro próximo.

Yolanda Carinaldi

En los círculos sociales de ese año, se comentaba todavía el acontecimiento que constituyó el matrimonio de la hermosa Yolanda Corinaldi con el joven banquero Efraím Vásquez ocurrido en el mes de septiembre.

La novia se destacó en la ceremonia al exhibir su traje recamado en perlas y su corona de reina que lucía con naturalidad y elegancia.

Para el grupo de los jóvenes, era una pérdida que sufrían, pero entendían su felicidad y por ello le desearon los mejores cumplidos en la nueva etapa de su vida que acababa de iniciar.

Para Yolanda, su viaje de bodas configuró además, un motivo de estudio que se materializó en un simpático e interesante documento que entregó a sus familiares con el título de “Yo vi a Europa”, un resumen de lo que quedó grabado en sus ojos y en su recuerdo.

Terminado el periplo nupcial, la pareja se estableció en Cúcuta, donde las manifestaciones de saludos y simpatía han sido innumerables.

Chela Cárdenas y Graciela Ramírez Maldonado

Y para terminar con la crónica de hoy, presentaremos a dos lindas chicas, plenas de juventud, de gracia y de armonía, Chela Cárdenas y Graciela Ramírez Maldonado quienes forman un precioso conjunto dentro de la sociedad local.

Chela por su lado, deportista practicante de la natación y el tenis, realizó estudios superiores pero su espíritu siempre dispuesto a la alegría, ha hecho que se dedique a la animación, donde su estampa y simpatía son motivo de euforia y entusiasmo.

Para Graciela, que se destaca por su inteligencia y suaves maneras, dedica sus mejores esfuerzos a colaborar en las oficinas del Banco Popular, donde en compañía de Cristina Ana Ramírez son las representantes del bello sexo, en donde ambas regalan luz, colorido y deliciosa expresión a quienes solicitan sus servicios bancarios.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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