sábado, 22 de agosto de 2015

797.- DISQUISICIONES DE CUCUTA



Olger García

La “muela” de la avenida Cero entre calles 8 y 8A, vista desde la calle 8A.


La “muela” de la avenida Cero entre calles 8 y 8A, mirando desde la calle 8.


Quiero referirme a sugerencias o cosas que diariamente comentan los ciudadanos o publica la prensa, sobre acciones que debería emprender la Administración para embellecimiento de la ciudad.

Alguna administración municipal anterior -y en otras ocasiones algunos columnistas- han sugerido la posibilidad de adquirir y demoler la “muela” de la avenida Cero entre calles 8 y 8A.

Esto tomó fuerza cuando se hizo otro tanto con su vecina de la esquina noroccidental de la avenida Cero con calle octava, contigua al hotel Arizona y donde entonces funcionaba un taller de reparación de máquinas de escribir, que era lo de la época.

Solamente la prensa recuerda de vez en vez esta antigua aspiración.

A este anhelo podríamos agregarle otro: que la Administración adquiera, derribe e incorpore al sistema vial de la ciudad el predio donde por años funcionó el restaurante La Silla Coja –ubicado en San Luis, al norte del parque Los Panches-, que tengo entendido por años tuvo su época de esplendor.

El periódico La Opinión alguna vez publicó una nota sobre la decadencia del lugar con ocasión de la muerte de don Jesús Emilio Henao, su propietario, a quien la Concesionaria San Simón quiso comprarle el predio y no llegó a ningún arreglo.

La administración municipal puede retomar la idea y con las diferentes opciones jurídicas que tiene a su favor procurar entregarle a la ciudad este espacio.

Esquina noroccidental de la avenida Cero con calle octava.

Una disquisición sobre el barrio San Luis: cuando llegué a Cúcuta no tardé en darme cuenta de que los habitantes de este barrio, ubicado a lado y lado de la avenida Demetrio Mendoza, eran marginados por sus paisanos del casco céntrico de la ciudad.

A mediados del siglo pasado este barrio tuvo en el médico y concejal Augusto Martínez a uno de sus mejores benefactores, en el sentido que fue él quien desde el Concejo municipal propuso conectar a la ciudad con el antiguo “pueblito”, como se decía antiguamente, cuando era impensable la construcción de viaductos sobre el río Pamplonita.

Si observamos detenidamente advertiremos que hoy el barrio San Luis marcha hacia el progreso porque sus antiguas casonas, y con mayor razón las que amenazan ruina, paulatinamente han sido demolidas y reemplazadas por construcciones modernas.

Hoy vemos edificios de apartamentos y en construcción un inmenso conjunto residencial contiguo al Hotel Bolívar. Chévere!



Recopilado por: Gaston Bermudez V.

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