Entrevista de La Opinión
a Alberto Mario Labarrera Lallemand
Alberto
Mario Labarrera Lallemand
La Cruz Roja Colombiana, Seccional Norte de Santander,
fue fundada el 5 de Junio de 1968, por iniciativa de fuerzas representativas
del comercio y banca de la ciudad. Y de las autoridades civiles, militares y
religiosas.
Se reunieron en la sala de conferencias del Hospital San Juan de Dios, con el fin de fundar el Comité Departamental de la Cruz Roja, los señores: Monseñor Pablo Correa León, obispo de San José de Cúcuta, Dr. Gustavo Lozano Cárdenas, gobernador del departamento, Teniente coronel Miguel Vega Uribe, comandante del Grupo Mecanizado Maza, Teniente Coronel Fabio Londoño, comandante de la Policía Nacional, Dr. Eustorgio Colmenares Baptista, alcalde mayor de San José de Cúcuta, Dr. Carlos Celis Carrillo, Dr. Sergio Corzo, Dr. Manuel Sanclemente Orbegozo, Dr. José Luis Acero Jordán, Dr. Alberto Ronderos, Dr. Manuel Díaz Quintero, Sra. Rosita Melguizo de Luzardo, Sra. Ana Luisa Colmenares de Acero, Sr. Gonzalo Uribe Botero, Sr. Carlos V. Rey Guerrero, Dr. Eduardo Assaf Elcure, Dr. Hugo Vargas, Sra. Yolanda de Ronderos, Dr. Joaquín Abello, Dr. Joaquín Amado, Dr. José Manuel Fernández, Sr. Germán Guerrero, Sr. Jesús María Sepúlveda, Dr. Miguel Andrade Yáñez, Dr. Carlos Luis Peñaranda.
Fue reconocida mediante resolución No. 138 del 17 de septiembre de 1968 por la gobernación del Departamento Norte de Santander.
La Cruz Roja hace parte del inventario institucional de Norte Santander. Es una organización articulada a la comunidad regional, dedicada a la función de mitigar situaciones que afectan colectiva o parcialmente a la población, muchas veces en forma catastrófica.
Actualmente año 2015, el presidente de la entidad en la región es Alberto Mario Labarrera Lallemand, nacido en Argentina pero con nacionalidad colombina y domicilio en Cúcuta desde los cuatro años de edad.
Lo acompañan en la junta directiva, Julio García-Herreros y Anita Uribe de
Pinzón, vicepresidentes; Amparo Arévalo, Alberto Ramón García-Herreros, Carmen
Elisa Ortiz, Pedro Luna, Gladys Navarro, Juan Carlos Uribe, Omar Herrera, Lucía
de Izquierdo, Guzmán Fuentes, vocales; José Antonio Mendoza Acevedo, director
ejecutivo y Juan Guillermo Pérez, revisor fiscal.
La Cruz Roja en Norte Santander está vigente y sus actividades son visibles.
Las acciones que desarrolla la Cruz Roja en la seccional Norte Santander propenden y buscan prodigar bienestar a las comunidades menos favorecidas y en estado de vulnerabilidad, priorizando la atención en salud, gestión del riesgo, el trabajo comunitario, la recreación y la protección integral a quienes lo requieran.
En 1968 se crea el primer comité de la Cruz Roja en Norte de Santander, con el banco de sangre en el hospital San Juan de Dios. Fue el resultado del trabajo de don Carlos V. Rey Guerrero, y la señora Rosita Melguizo de Luzardo.
Posteriormente se construyó la primera sede en Cúcuta con el esfuerzo unido
de diferentes sectores.
En el año 1972 se inician los grupos de voluntariado. Las Damas Grises toman la batuta a través de programas orientados a la recuperación y el desarrollo comunitario. La Agrupación Socorrismo es creada en 1980 con 30 jóvenes iniciando su trabajo en temáticas como la búsqueda y rescate, capacitando y entrenando a los voluntarios ante diferentes emergencias y orientando sus acciones operativas en casos de asistencia y socorro.
Por último, entre 1981-1982 se conforma la Agrupación Juventud con 23 jóvenes y adultos con programas dirigidos a la niñez, la juventud, fomentando la solidaridad y formando voluntarios y ciudadanos más comprometidos con el país.
Con la llegada del doctor Andrés Entrena Parra a la presidencia se comenzó la construcción de las nuevas sedes y a los trabajos de interacción con el apoyo de los organismos internacionales cooperantes para brindar mayor cobertura y atención a las distintas comunidades.
Dado que nuestro país está en constante evolución, hemos tenido que adaptarnos al cambio, especialmente en lo concerniente al apoyo en salud y atención de desastres.
En el año 1972 se inician los grupos de voluntariado. Las Damas Grises toman la batuta a través de programas orientados a la recuperación y el desarrollo comunitario. La Agrupación Socorrismo es creada en 1980 con 30 jóvenes iniciando su trabajo en temáticas como la búsqueda y rescate, capacitando y entrenando a los voluntarios ante diferentes emergencias y orientando sus acciones operativas en casos de asistencia y socorro.
Por último, entre 1981-1982 se conforma la Agrupación Juventud con 23 jóvenes y adultos con programas dirigidos a la niñez, la juventud, fomentando la solidaridad y formando voluntarios y ciudadanos más comprometidos con el país.
Con la llegada del doctor Andrés Entrena Parra a la presidencia se comenzó la construcción de las nuevas sedes y a los trabajos de interacción con el apoyo de los organismos internacionales cooperantes para brindar mayor cobertura y atención a las distintas comunidades.
Dado que nuestro país está en constante evolución, hemos tenido que adaptarnos al cambio, especialmente en lo concerniente al apoyo en salud y atención de desastres.
Sin duda alguna, el mayor recurso es el humano. Son nuestros voluntarios y nuestros funcionarios, más sumados a ellos los seres generosos que nos apoyan con sus donativos.
En una gran proporción otros componentes
del movimiento están representados en el CICR, la
Federación Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja, además de las
organizaciones de la Cruz Roja de otros
países, los organismos internacionales y
nacionales que coinciden con nuestros objetivos.
La respuesta de las comunidades es de gratitud con nuestra institución, lo cual nos llena de mucha satisfacción. Poder socorrer oportunamente a las personas en situaciones difíciles genera estímulos y lo estimamos como una responsabilidad humanitaria.
Contamos con personas formadas para el desarrollo de nuestras actividades y que constantemente se están capacitando, pero las necesidades de un departamento en constante crecimiento nos hacen requerir de más manos de nuevos voluntarios para poder cubrir las necesidades de la región.
Sea esta una oportunidad para hacer un llamado a hombres y mujeres
del departamento a vincularse a nuestra institución.
Son diversas las dificultades que se presentan. Hay escasez de voluntarios. El trabajo es mucho y las manos pocas. La limitación en la disponibilidad de recursos, la carencia de infraestructura que nos permita desarrollar nuestra misión en todos los momentos y eventos que se requiera del accionar humanitario son obstáculos que buscamos superar.
Muchas personas se han consagrado al servicio de la Cruz Roja en Norte de Santander. Dedicaron sus vidas a la formación, crecimiento y desarrollo de la seccional. Nuestros fundadores, hombres y mujeres, asumieron una tarea titánica para consolidar la Cruz Roja en el departamento como un organismo de socorro, idóneo y eficiente.
Igualmente, quienes a lo largo de los años han brindado
sus energía, conocimientos y dedicación
para hacer florecer la seccional y los
que hoy llevamos en alto las banderas
que nuestros antecesores nos han legado, no podíamos perder de
vista los retos de la entidad. Por eso mantenemos el rumbo y ponemos en alto
nuestro compromiso.
La Cruz Roja cumple su accionar humanitario en todo el departamento desde la sede central de Cúcuta, la unidad municipal en Ocaña y los grupos de apoyo en Tibú, La Playa de Belén y Herrán.
Algunas de estas como: inundaciones y deslizamiento “Alto del Cielo” en Labateca (1971), atención a inundaciones en municipios como Puerto Santander, Tibú, El Zulia, Toledo, entre otros (1972-1981), tragedia de Armero (1985), tragedia aérea en el Cerro El Espardillo (1988), afectación por el invierno en Puerto Santander, Tibú y El Zulia (2005), Terremoto de Haití (2010), remoción de masa en el municipio de Gramalote (2010), éxodo de connacionales en la frontera con Venezuela (2015), Fuertes lluvias en Chitagá, desbordamiento de varias quebradas en Labateca, remoción en masa en Corregimiento San Bernardo de Bata del municipio Toledo (2015), emergencia por desbordamiento de la quebrada Liboriana, en municipio de Salgar, Antioquia (2015), Avalancha en Mocoa, Putumayo (2017), apoyo a población migrante desde el 2017 hasta la fecha, entre otras acciones que reflejan el liderazgo humanitario de la institución en sus promeros cincuenta años de trayectoria en el departamento.
En Norte de Santander la seccional ha atendido emergencias en casi 37 municipios y desarrollado proyectos en aproximadamente 10, en salud y gestión del riesgo, destacándose el proyecto de recuperación temprana con enfoque integral a las familias afectas por el desastre natural en el municipio de Gramalote, ejecutado entre el 2011 y el 2012.
También se están llevando a cabo dos proyectos desde el 2012, uno de asistencia Humanitaria a Poblaciones Rurales Afectadas por el Conflicto Armado junto con la Cruz Roja Española, y otro de educación y prevención para reducir la morbimortalidad y el V.I.H/Sida en la población LGBTI en cuatro municipios del departamento. Este último en convenio entre CHF y el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria; Cruz Roja Colombiana y Profamilia.
Visualizar el futuro de la Cruz Roja
es un desafío. La razón de ser de la
institución es prevenir y aliviar en cualquier circunstancia el
sufrimiento y la desprotección de los seres
humanos afectados por situaciones derivadas de
fenómenos naturales o hechos ocasionados por el hombre.
Son acciones que realizamos con absoluta imparcialidad, sin
discriminación por motivos de nacionalidad, raza, sexo, religión, idioma,
condición social u opinión política.
Brindamos asistencia, promovemos y difundimos los Derechos Humanos,
el Derecho Internacional Humanitario y los
principios fundamentales del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y
de la Media Luna Roja, y en la medida que existan emergencias, los retos de
la institución serán mayores o menores,
y estas situaciones nos trazarán el
derrotero humanitario a seguir.
El futuro de la Cruz Roja está ligado a las
comunidades y el país.
Para mi la Cruz Roja es mi segunda familia, es un estilo de vida, ya que mi
compromiso es total, aplicando los principios de nuestra institución a nuestra
existencia. El ser voluntario de la Cruz Roja constituye una tarea social
de gran responsabilidad. Es parte de nuestros deberes.
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