sábado, 24 de octubre de 2015

829.- 50 AÑOS DE PAILAS Y LECHE



La Opinión

La mayoría de las productoras de tonchaleros de El Rodeo tienen sus fogones en el patio de sus casas. En esta paila Nelly García prepara sus dulces.

Un aviso en madera en la puerta de su casa que dice: ‘se vende dulces de leche de cabra’, y medio siglo detrás de fogones y pailas son la estrategia de mercadeo de Nelly García, en El Rodeo.

Con 65 años, es la única de las pioneras del tonchalero (dulce a base de panela y leche de cabra) en el barrio, que sigue con la tradición dulcera.

Pese a que hasta hace un par de décadas vender tonchaleros y cortados de leche de cabra era muy usual en la avenida principal de El Rodeo, los productores del emblemático dulce oriundo del Carmen de Tonchalá dejaron de prepararlo. La falta de compradores hizo que apagaran fogones y guardaran pailas.

De los cinco dulceros del barrio, solo García siguió con la tradición lechera. Ella asegura que más que un negocio, los tonchaleros son una forma de no dejar perder la herencia familiar.

A los 10 años empezó a preparar sus primeros tonchaleros guiada por su abuela, que a su vez había aprendido este arte dulcero a su tatarabuela.

Paradójicamente, sus seis hijos no aprendieron a fabricar los dulces, y su esperanza de perpetuar la tradición tonchalera recae en uno de sus ocho nietos.

“Acá no había competencias entre nosotros porque los dulces eran muy apetecidos y la plaza alcanzaba para todos”, recuerda mientras atiza el fogón para preparar los dulces de la semana.

Los recuerdos de cómo repartía los tonchaleros en burro por Loma de Bolívar, Carora y Cundinamarca, siguen intactos en su memoria. A la semana repartía cerca de 700 tonchaleros en diferentes tiendas de barrio.

Hoy, los clientes llegan a sus puerta en busca de un bocado de leche de cabra. Aunque García no es la única que vende los dulces en la cuadra, es la más reconocida.

Su comadre Isabel Pérez cumplió una década en el oficio, y los vende por encargo, mientras que a su hermana se le dio por empezar a preparar los dulces hace un año, y su sobrina abrió la venta hace cinco meses.

Para hacer 70 tonchaleros es necesario 7 litros de leche, por lo que las fabricantes del dulce optan por comprar la leche en otros lados. Las cabras que tienen en los patios de sus casas no son suficientes para la producción.

Por mil pesos propios y visitantes degustan la tradición tonchalera. Aunque las ventas y la producción bajaron enormemente en El Rodeo, el tonchalero vuelve a ser rey en mayo, durante las ferias y fiestas del barrio.

Allí, en medio del baile, las cabras, el jolgorio y la música popular el dulce tiene su propio puesto.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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