La
Opinión
La mayoría de las
productoras de tonchaleros de El Rodeo tienen sus fogones en el patio de sus
casas. En esta paila Nelly García prepara sus dulces.
Un aviso en madera en la puerta de su casa que dice:
‘se vende dulces de leche de cabra’, y medio siglo detrás de fogones y pailas
son la estrategia de mercadeo de Nelly García, en El Rodeo.
Con 65 años, es la única de las pioneras del tonchalero
(dulce a base de panela y leche de cabra) en el barrio, que sigue con la tradición
dulcera.
Pese a que hasta hace un par de décadas vender
tonchaleros y cortados de leche de cabra era muy usual en la avenida principal
de El Rodeo, los productores del emblemático dulce oriundo del Carmen de
Tonchalá dejaron de prepararlo. La falta de compradores hizo que apagaran
fogones y guardaran pailas.
De los cinco dulceros del barrio, solo García siguió
con la tradición lechera. Ella asegura que más que un negocio, los tonchaleros
son una forma de no dejar perder la herencia familiar.
A los 10 años empezó a preparar sus primeros
tonchaleros guiada por su abuela, que a su vez había aprendido este arte
dulcero a su tatarabuela.
Paradójicamente, sus seis hijos no aprendieron a
fabricar los dulces, y su esperanza de perpetuar la tradición tonchalera recae
en uno de sus ocho nietos.
“Acá no había competencias entre nosotros porque los
dulces eran muy apetecidos y la plaza alcanzaba para todos”, recuerda mientras
atiza el fogón para preparar los dulces de la semana.
Los recuerdos de cómo repartía los tonchaleros en burro
por Loma de Bolívar, Carora y Cundinamarca, siguen intactos en su memoria. A la
semana repartía cerca de 700 tonchaleros en diferentes tiendas de barrio.
Hoy, los clientes llegan a sus puerta en busca de un
bocado de leche de cabra. Aunque García no es la única que vende los dulces en
la cuadra, es la más reconocida.
Su comadre Isabel Pérez cumplió una década en el
oficio, y los vende por encargo, mientras que a su hermana se le dio por
empezar a preparar los dulces hace un año, y su sobrina abrió la venta hace
cinco meses.
Para hacer 70 tonchaleros es necesario 7 litros de
leche, por lo que las fabricantes del dulce optan por comprar la leche en otros
lados. Las cabras que tienen en los patios de sus casas no son suficientes para
la producción.
Por mil pesos propios y visitantes degustan la
tradición tonchalera. Aunque las ventas y la producción bajaron enormemente en
El Rodeo, el tonchalero vuelve a ser rey en mayo, durante las ferias y fiestas
del barrio.
Allí, en medio del baile, las cabras, el jolgorio y la
música popular el dulce tiene su propio puesto.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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