La Opinión
Cúcuta se
prepara para dar el salto hacia una ciudad emprendedora y sostenible.
Es cierto, todo bloqueo trae molestias, parálisis, iras
y hasta odios encontrados, pero igual, de él, se derivan oportunidades como
está sucediendo con Cúcuta tras el cierre de la frontera que declaró desde el
pasado 19 de agosto el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Más que perder, Cúcuta ganó en todo el sentido de la
palabra, expresaron autoridades, expertos, políticos, transportadores y
ciudadanos del común.
La imagen de la Perla del Norte se posicionó en el país
y en el mundo, porque se empezó a hablar en todos los escenarios de la ciudad,
“por fin se conoció la otra cara de la capital de Norte de Santander”.
En términos de mercado bursátil las acciones de Cúcuta
se dispararon en la bolsa de valores.
Esto produjo que los cucuteños empezaran también a
aflorar el sentido de pertenencia por la ciudad, a que se empezara a hablar en
términos independentistas, algo que parecía no darse nunca ante el universo de
informalidad en que siempre se había debatido.
De golpe, en lo que primero se sintió el impacto
positivo fue en el consumo de lo nacional. “La gente está empezando a creer que
lo hecho en Colombia es apenas que suficiente, ahora todos estamos volcados por
lo nacional y eso se ve reflejado en todos los mercados”.
Para el director territorial de la Dirección de
Impuestos y Aduanas Nacionales, un hecho que demuestra una ganancia positiva
para la ciudad es el freno que se puso al contrabando.
Por poner un ejemplo, durante el primer mes de haberse
declarado el cierre de los pasos fronterizos se presentó una reducción del 36
por ciento en las aprehensiones.
“Esto es bueno, porque ha permitido el repunte en
la compras locales, entre otras de carne de ganado vacuno y combustibles”.
La erradicación de la informalidad fue otra gran
conquista que dejó el cierre de la frontera a Cúcuta, porque ahora hay que
empezar a mirar una reconversión laboral para las más de 3.000 familias que se
dedicaban en Cúcuta a vender gasolina en pimpinas.
Igual sucederá con los vendedores informales que hoy
ocupan el espacio público de la ciudad.
En este orden, en el plano empresarial e industrial, a
la ciudad le llegó la hora de replantearse. Hay que buscar nuevos perfiles de
desarrollo económico, porque también llegó la hora de poner fin a la
dependencia que se tiene con Venezuela.
“De esta crisis algo bueno que nos queda es que debemos
abrir los ojos hacia nuevos horizontes distintos a los que nos ha planteado
hasta ahora el vecino país”, dijo Jairo Yáñez, líder gremial de Induarcilla.
De hecho, ya se empezó a ver también un movimiento
positivo en el plano de inversiones para Cúcuta, con la llegada de empresarios
portugueses, ingleses y caleños para construir un nuevo centro comercial.
Cuando se abra la frontera ellos (los venezolanos)
tendrán que venir a surtirse de Cúcuta.
Considero que hemos ganado en proyectar la ciudad, en
crear un nuevo perfil a partir de qué tanto sabemos y qué tanto podemos dar.
El cierre de la frontera permitió a todos los sectores
unirse entorno al desarrollo regional, “aunque hay temas que hay que tratar
binacionalmente”.
Algo positivo que le queda a la ciudad de esta crisis
es el reto al que se enfrenta para repensarla, para diseñar un nuevo perfil en
lo social, en lo económico y en lo cultural.
La costumbre de ir a Venezuela en busca de
alimentos, de gasolina o de repuestos, es algo que se ha heredado de
generación en generación y que hoy ha marcado una huella en la ciudad, por ello
la cultura de la informalidad en que se debate.
Sin embargo, el reto de cambio al que se enfrenta es de
lo más positivo, porque se había pensado en que el cambio había que darse pero
no que tocara ya.
Es bien cierto que la ciudad ha cambiado desde el
cierre de la frontera, ahora podemos notar una ciudad menos informal que la que
había hasta hace apenas un mes.
Esto tendrá que aprovecharse al máximo para trazar
planes urbanísticos acordes a la nueva ciudad que se quiere para las futuras
generaciones.
Hay que aprovecharlo también para poner correctivos al
tema del transporte, para mejorar la movilidad.
Cúcuta ganó porque el Gobierno Nacional por fin va a
mirarnos con la importancia que nos merecemos.
Cúcuta ganó un espejo para poder ver su propio reflejo
frente a las demás capitales del país, un reflejo estructuralmente y
económicamente deteriorado.
En qué se pierde
Mucho antes de que Venezuela decidiera cerrar sus
fronteras con Colombia, diferentes sectores de la economía cucuteña ya sentían
el impacto negativo por la baja en la moneda y la necesidad de la independencia
económica.
El año pasado dada la aguda crisis social y económica
que tendía a empeorar, decretó una serie de exenciones. Entre ellas dispuso de zonas
francas especiales para que los empresarios invirtieran en la región y esto
contribuyera en el empleo.
Sin embargo, y como era de esperarse, las medidas que
últimamente se han dado no han sido suficientes. Hay sectores como el
exportador, que desde finales de agosto tienen saldos en ceros.
Según la Dirección de Aduanas e Impuestos Nacionales
(Dian) la operación de comercio exterior está completamente paralizada.
Con el cierre de la frontera, se afecta la logística
que se mueve dentro de la cadena productiva de las exportaciones, siendo los
sectores más afectados el carbón y las materias primas originarias de Cúcuta,
como la arcilla. Textiles, confecciones, entre otros productos que iban al
vecino país dejaron de comercializarse.
El cierre de la frontera ha representado para el sector
pérdidas diarias que oscilan entre los 350.000 y 400.000 dólares por día.
En el sector turismo, las ventas hacia Venezuela
también quedaron congeladas. No obstante, las empresas dedicadas a ofrecer
paquetes turísticos guardan la esperanza en mejorar las condiciones apostándole
a la región.
El cierre de la frontera no pudo haber sido peor, más
cuando se atravesaba por una temporada baja.
“Con el cierre de frontera todos los planes que
teníamos para Isla de Margarita se cayeron totalmente. Teníamos planes
internacionales que también se han visto muy afectados con el dólar y estamos
esperando el puente de octubre, que es cuando se juega el partido Colombia
contra Perú.
El cierre fronterizo ha significado para la empresa de
turismo el despido de empleados y el recorte de gastos extra, porque las ventas
disminuyeron en un 70 por ciento.
El sector pide a las aerolíneas que ofrezcan buenas
tarifas para atraer clientes, sin embargo, no es probable que esto se dé.
Según reportó la concesionaria Aeropuertos del Oriente,
luego de un mes del cierre fronterizo, el tráfico de pasajeros internacionales
en el aeropuerto Camilo Daza cayó en el 45 por ciento.
A nivel internacional, la ocupación de sillas en los
vuelos se redujo en un 45 %, es decir, se pasó de 3.219 viajeros en 2014 a 1770
en 2015. Así mismo, a nivel nacional se decreció un 8 % (87.431 en 2014 y
80.873 en 2015).
Pero si por el lado de las aerolíneas llueve, en la
Terminal de Transportes de Cúcuta no descampa. “Hemos recibido más de 100
cartas pidiendo la exoneración de arriendo este mes porque las personas no han
logrado los ingresos básicos para ellos sostenerse, menos para pagar el
alquiler”.
En la terminal, unas 20 empresas de transporte que
hacían línea hacia Venezuela se retiraron.
Ha bajado un 40 por ciento los ingresos de la terminal
por concepto de tasa de uso.
En la entidad, al menos 52 casas de cambio cerraron la
operación por la ausencia de clientes. Los cambistas son directamente golpeados
por el candado que Maduro le puso a la frontera.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario