Silvano Pabón Villamizar
El origen de la mayoría de los barrios de Cúcuta ha sido la informalidad
urbana basada en procesos de invasión, por fuera del ordenamiento jurídico y
normativo en términos de urbanización y vivienda.
Cuando las tierras legalmente proyectadas dentro de estos términos se han
agotado, surgen en las periferias desmontes y ocupaciones ilegales que son
desarrolladas a partir del liderazgo de alguien igual de necesitado y sin
recursos para pagar arriendo o comprar un predio ya construido.
Hacia mediados del siglo XX, y debido a los movimientos poblacionales que
se dieron en toda Colombia, producto de la post violencia, y en el caso de San
José de Cúcuta, a la boyante situación económica de Venezuela; muchas familias
del interior del país llegaron a esta ciudad, con la intención de ubicarse para
comerciar o para pasar a trabajar en las fincas, haciendas, pueblos y ciudades,
así como en la naciente industria petrolera venezolana.
Uno de los predios de propiedad privada invadidos ubicado al oriente de la
ciudad se le había dado el nombre del Seno del Orégano, por la planta que se
reproducía en el lugar y que es muy típica de estas tierras.
El grupo de invasores necesitados de un lugar donde construir su vivienda
lo dirigió en señor Marco Tulio López Chacón, corría el año de 1959. Una vez
invadido el predio, los ocupantes del nuevo asentamiento lo llamaron “La
Libertad”.
Para afianzar su establecimiento y reconocimiento público organizaron una
junta cívica, presidida por el señor Elías Zárate, apoyado por los señores
Contreras y López Chacón. Sin embargo, como era de esperarse, aparecieron los
dueños del predio: un grupo de terratenientes de la ciudad, entre ellos don
Rafael Canal y con ellos la amenaza de desalojo.
La policía se movilizó y condujo detenido al señor Zárate, los invasores se
manifestaron públicamente exigiendo la libertad del detenido, por medio de una
marcha (que para entonces no eran frecuente en Cúcuta). La marcha partió del
puente Elías M. Soto y siguió por la diagonal Santander hasta llegar al parque
Santander, donde se hizo un mitin para reclamar sus derechos a la vivienda y la
libertad del señor Zárate, objetivo logrado, el líder de esta movilización fue
el Señor Juan Parada Caicedo, “Representante Jurídico” de los manifestantes.
El problema continuó al punto que tiempo después, cuando ya habían dividido
el predio y construido los ranchos, el Ejército intentó desalojar los invasores
con maquinaria pesada. Ante la situación, los moradores avisaron con urgencia a
Monseñor Luis Pérez Hernández (Primer Obispo de Cúcuta), quien se trasladó
inmediatamente a la invasión, atravesando una trocha hasta el sitio donde
actualmente funciona la escuela María Goretty. El Obispo se cruzó de brazos
diciendo al comandante de la tropa:
Pasado el tiempo, Elías Zárate Fernández a la
izquierda y su hijo Hermes a la derecha.
Todo se detuvo, no hubo destrucción de viviendas, el ejército se retiró y
la comunidad dio las gracias al Señor Obispo. La protección del Prelado permitió
la continuidad de la invasión y la consolidación y fundación del barrio aún sin
nombre.
La Alcaldía entonces decidió legalizar la invasión y con la colaboración
del topógrafo Marco Tulio Contreras, se hizo el diseño y planeación de las
calles y avenidas, distribuyó los lotes entre las familias más necesitadas,
quienes debían tomar posesión y comprometerse a edificar su vivienda en un
lapso no superior a tres meses, transcurridos los cuales, si no lo habían hecho
se les quitarían y se adjudicarían a otras familias.
Los primeros pobladores fueron, entre otros: Luis Fuentes, Francisco
Gutiérrez, Francisco Rodríguez, Serafín García, Arturo Bautista, Arturo Vargas
Navas, Hernán Pérez Ortiz, José Pulido, Ramona Flores, Antonio Anteliz ,
Antonio Silva, Héctor Sánchez, José Albarracín, María Bermúdez de Chinomé, Juan
Chinomé, Luis Lizarazo, Isaías Acuña, Familia Landínez, Jesús Belisario Jaimes,
Rodolfo Torres, Gerardo Nieto, Florencio García (Paisanito), Segundo Gallo,
Flavio Enrique Rivera, Gabriel Chinchilla y hermanos, Jesús Díaz, Jesús Osorio,
Policarpo Parada, Indio Gusimán, Eliodoro Duarte, Jesús Duarte, Miguel Barbosa,
Pedro Chona, Roque Salamanca, Luis Antonio Mejía, Pedro Medina, Inés Gallardo,
Josefina Gallardo, Hernando Vera, Pastor Gallardo, José Chacón, Pedro Silva
Rangel, Benjamín Quintero, Luis Barajas, Carlos Barajas, Marco Tulio Mantilla,
Anselmo Rodríguez, Pedro Alcántara, Hermencia Oliveros, Marcelino Rojas, Luis
Rincón, Alirio Ramírez, Genaro Isidro, Aristóbulo Medina, Familia Cano, Jorge Velandia,
Luis Ángel Restrepo, José Dolores Rodríguez, Concho Moncada, Federico Rangel,
Guillermo Girón, Diana González, Leónidas Barrios, Benito Buitrago, Francisco
Mejía, María Peñaloza, Teodolinda Vera, Ángel Moreno, Urbano Niño, Pedro
Ballesteros, Trino Ríos, Pedro Guerrero, Prospero Leal, Crescenciano Vera,
Serafín Vera, Rafael García, Joaquín Bautista, José Domingo Acuña, Pedro
Barajas, Ambrosio Mantilla, Familia Girón, Luis Calderón Gabriela de González,
Alfonso Idárraga, Jesús Patiño, Carlos Caicedo, Simón González, Mery Buitrago,
Carlos Esteres Maracucho, Julia Arias, Carlos Caicedo, Hugo López, Pablo López,
Lola de López (partera), Paulino Pabón Villamizar, Matilde Mantilla, Jesús
Duran, Ángela Sierra, José del Carmen Rojas, Gustavo Ruiz, Nicolás Ortiz,
Familia Becerra Flores.
Y como es procedente en estos casos la distancia hace milagros. Estos
primeros habitantes tenían que concurrir a la parroquia de San Luis para oír la
Santa Misa, recibir los sacramentos y celebrar los demás actos litúrgicos religiosos,
esta zona pertenecía a la parroquia de San Luis, pero dado el crecimiento de la
población y la distancia que los separaba de esta parroquia, buscaron organizar
una propia y para ello le pidiendo al señor Obispo permiso para iniciar la
construcción de una nueva Capilla e independizares de la parroquia de San Luis.
Los padres salesianos Matías Bermejo y Eladio Agudelo les dieron su apoyo
orientaron a la comunidad sobre la consecución del permiso y actividades de
recolección de fondos.
El origen legal de este barrio tuvo un signo eclesial, por lo tanto la
comunidad estaba dispuesta a apoyar el Movimiento Pastoral en La Libertad.
Fueron los padres salesianos quienes se entregaron de lleno a la evangelización
y educación en aquellos sectores, iniciaron con sus propios recursos la
construcción de una escuela.
Comenzaron con un salón y un corredor; casi a la intemperie se reunía la
comunidad los domingos para celebrar la eucaristía y el bautismo después de que
los niños habían recibido el catecismo. La escuela está ubicada en la calle 19
con avenidas 13 y14 y lleva el nombre de Escuela Salesiana. Su capacidad era de
40 estudiantes.
En 1961 comenzó la construcción de la capilla (20 de marzo), en un lote en
el centro del barrio (calle 22 entre avenida 12 y13). Esta capilla se
denominó Santa Eduviges, protectora de las familias que no tienen casa.
Se terminó el 4 de febrero de 1962 con el oficio de la primera misa a
cargo del Señor Obispo Monseñor Luis Pérez Hernández, (padrino del barrio)
acompañado por los sacerdotes Matías Bermejo, Rafael Antonio Rangel, Reinaldo
Acevedo y un coro dirigido por el Maestro Corso Ramírez.
El párroco de San Luis, Elí Granados, administró el Sacramento del Bautismo
a la primera niña nacida en esta comunidad, en la capilla de Santa Eduviges,
con el nombre de María Libertad. Sus padres, el Señor Arnulfo Pabón Vera y
Cándida Rosa Villamizar residían en la calle 18 No 8-53. En homenaje al
nacimiento de esta niña, los fundadores del barrio de común acuerdo resolvieron
que el barrio se llamaría La Libertad.
El 13 de febrero de 1962 al celebrar la primera misa en la capilla de Santa
Eduviges se dio la noticia de la pertenencia a la vicaría de San Luis hasta
nueva orden. Con esta condición o preeminencia permaneció hasta el 25 de marzo
de 1965.
Fueron presbíteros de la Sociedad Salesiana quienes inicialmente sirvieron
este feligresado, hasta que el clero diocesano se hizo cargo del curato, aunque
no hubo un párroco fijo hasta cuando se expidió el decreto de erección
parroquial en el Obispado. Título proveído bajo el número 2 de febrero de 1974,
en el cual Monseñor Pedro Rubiano Sáenz, Obispo de la Diócesis de San José de
Cúcuta, erigió la parroquia intitulada como la Sagrada Familia.
En 1975 cuando llegó el padre Luis Fernando Hoyos Ossa, después de superar
algunas dificultades con la comunidad, convocó al consejo parroquial para
dialogar y coordinar actividades tendientes a mejorar la presentación del
templo por dentro y por fuera, así comenzó por quitar un kiosco de un lateral del
templo, procedió a pintarlo y a los tres meses se hizo una campaña
“pro-baldosín”. En 1976 se consiguieron las bancas nuevas para el templo.
En 1977 construyeron la torre del templo y se compraron algunas lámparas.
En aquel año se hizo la petición a Adveniat con el fin de construir un salón
parroquial.
Monseñor Pedro Rubiano donó una estructura metálica y así se hizo la obra.
Desde tiempo atrás (1974) se estaba trabajando, especialmente en la preparación
presacramental, Bautismo, Confesión, Primera Comunión y Confirmación. Un grupo
de jóvenes autorizados por el Señor Obispo, en una casa tomada en arriendo
distante del templo por no tener sede propia. Surgió la inquietud de acercar
este grupo al templo parroquial, y fue así que se construyó una casa en unos
terrenos aledaños a éste para facilitar los servicios prestados a la comunidad
en forma eficiente.
A finales de 1977, Monseñor Pedro Rubiano Sáenz y el Padre Hoyos celebraron
en el centro una actividad de catequesis y una misa para inaugurar esta obra en
la parroquia.
En 1978 se organizó un banquete con el propósito de reunir fondos y comprar
los instrumentos de una banda, muy necesarios en los eventos religiosos y
cívicos como las procesiones de Semana Santa y otras fiestas parroquiales.
También en terrenos de la Parroquia a petición de la comunidad se construyó
un “restero” para el servicio de ésta a precios muy bajos. Para la animación de
actos litúrgicos especiales se adquirió una organeta y amplificadores.
Con ayuda del municipio y otras actividades de los feligreses se logró
construir el cielo raso y embellecer las columnas del templo. Luego, con ayuda
del embajador de Francia y el cónsul de esa nación en Cúcuta, se consiguió una
maquinaria para ayudar a los constructores existentes en la Parroquia.
La Parroquia ha crecido continuamente, en la medida en que las invasiones a
su rededor continuaron, igual, se legalizaron y actualmente son barrios
formales y legales y para su mejor administración eclesial está dividida en los
siguientes sectores: Aeropuerto, Aguas Calientes, Bellavista, Centro, Santa
Teresa y Valle Ester.
Esta última, denominada así en honor a la Señora Ester Prieto de Herrán,
quien donó los terrenos a la comunidad y también quiso con ayuda del señor
Obispo y del padre Luis Fernando Hoyos, construir la capilla de Valle Ester,
más tarde llamada parroquia de San Pedro Claver.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
No me quedó claro como se llamó la Iglesia, si solo hay una que mejoraron o hay otras. Me interesa saber la tradición de nombres de la Iglesia, es solo una que se llamó Santa Eduviges originalmente?
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