Jesús Infante Carrillo era conocido entre los cucuteños por ser el
propietario de la estación de servicio Texaco 1, por los trabajos emprendidos
en favor de la comunidad, por los equipos de fútbol en los que jugó y organizó,
y por el trabajo cumplido delante de un micrófono como periodista deportivo.
Su vida tuvo picos altos y bajos. Así como tuvo para darse algunos gustos,
también pasó momentos difíciles.
Hoy, con 80 años de experiencia terrenal, regresó a Dios agradecido por lo
recibido, por lo entregado para el cuidado y por los frutos alcanzados merced a
días de sacrificio, estudio y valoración de lo que es bueno y lo que es malo.
Nació en Los Patios, en 1935, en el hogar formado por León Guillermo y
Carmen. En ese entonces era corregimiento de Villa del Rosario. En la casa
paterna aprendió a ser justo, juicioso y estudioso. El arrepentimiento no se
asomaba en sus palabras. Al contrario, los ojos le brillaban al recordar los
consejos maternos para que el futuro le sonriera, como de verdad ocurrió.
Fue el mayor de seis hermanos. Manuel, Arturo, Emilce, Pedro, Nieves y
Álvaro nacieron después de Jesús. La escuela en la que aprendió a leer de
corrido y a escribir con la técnica del perfil y el palote quedaba a tres
kilómetros de la casa. Era la época del pizarrón.
De esos momentos de la primaria quedaron pocos amigos. Cursó el
bachillerato en el Instituto Nariño, en horario nocturno. Las horas diurnas
eran para trabajar.
Viajó a Miami y estuvo seis meses en el país del Norte mientras se
capacitaba en el manejo de estaciones de servicio.
El contrabando de gasolina desde Venezuela acabó con la bomba en la que
trabajaba y los dueños alzaron vuelo. La primera opción de compra fue para
Jesús Infante. La suerte estaba de su lado y se la dejaron en cómodas
cuotas mensuales.
La radio cucuteña, como en muchas partes del país, se daba silvestre. Los
requisitos para ingresar a una emisora eran mínimos y la competencia era
escasa.
Álvaro Barreto y Roque Mora, baluartes del trabajo delante del micrófono,
tuvieron a bien llamar a Jesús Infante para que comentara un partido. Solo
debía poner en práctica los conocimientos adquiridos como jugador, dirigente y
directivo. Aceptó la invitación.
Al domingo siguiente estaba encaramado en las torres de energía eléctrica
del estadio General Santander listo para iniciar la trasmisión.
Compartió cabina con César Augusto Garizábal Fuentes, Campo Núñez, Gabriel
Muñoz López, a los que conoció en los recorridos como miembro de la Acord y en
los seminarios a los que asistió para ganar en cultura deportiva y para
acrecentar el aprendizaje.
Carlos Ramírez París también jugó papel destacado en la vida de este
hombre. En uno de esos días imposibles de olvidar, el propietario de radio
Guaimaral le ofreció el espacio en la emisora para que montara un programa por
los minutos que quisiera. Escogió el horario de 5:30 a 6:00 de la tarde. Así
nació Noticias y Deportes y hace 50 años está al aire.
En calidad de periodista asumió las riendas de Cicrodeportes, la
organización local que aglutinaba a comentaristas y narradores, y trabajó en
compañía de Carlos Ramírez, Eustorgio Colmenares y Arnulfo Alarcón para mejorar
la ciudad.
Después, el Círculo pasó a ser la Asociación Colombiana de Cronistas
Deportivos (Acord) y estuvo en la presidencia en varios periodos.
De esa gestión también quedaron recuerdos gratos. El mayor, quizás, es la
organización de los Juegos Nacionales de la Acord. Fue una buena oportunidad
para mostrar a Cúcuta.
En el 2013, Acord – Norte de Santander reconoció la trayectoria de Jesús
Infante y le entregó el galardón a la vida y obra periodística.
El gobernador Gustavo Lozano le ofreció la Alcaldía de Herrán. Luego,
estuvo al frente de Villa del Rosario, en un momento difícil para el
municipio histórico.
Jesús Infante corrió con suerte de ser elegido entre los mejores alcaldes
de Colombia, en 1968, honor que le valió para ser escogido como miembro de la
delegación que por Norte de Santander estaría al lado de su santidad Pablo VI,
en Bogotá.
El trabajo como dirigente no se apagó. Al contrario, con la dedicación a la
estación de servicio Texaco 1 se despertó el interés por defender al gremio
aglutinado, en Cúcuta, en Fendipetróleos. Desde esa nueva tribuna mostró los
deseos de colaborar y sacar adelante el grupo. En cinco oportunidades estuvo en
la presidencia de la Federación.
La vida de Jesús Infante trascurrió entre micrófonos, surtidores de
gasolina, comunidades a las que ayudó, partidos de fútbol que disfrutó con la
mayor energía y los amigos que consiguió como recompensa al servicio prestado.
“Tengo mucho que agradecerle a la prensa, a la radio, a mucha gente. Uno se
contagia del deseo de servir. Respeto a los jóvenes, pero creo que les falta un
poco más de compromiso, de voluntad y de empeño. Esto no es fácil, hay que hacer
sacrificios”. Así se despidió de este mundo. Paz en su tumba.
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