Silvano Pabón Villamizar
Este puente sobre el río Pamplonita fue construido entre 1836 y 1837, bajo
la Presidencia del General Francisco de Paula Santander, para comunicar a San
José de Cúcuta con la Villa del Rosario, justo en el paso del Pinar del Río.
En 1859 se le hizo la primera reconstrucción por los ingenieros italianos
Martelli y Cherubini, pero muy pronto fue semidestruido por una creciente del
río ocurrida en 1861.
En 1864 el puente estaba a cargo de la empresa “Puente de Cúcuta”, bajo la
gerencia de Don Aurelio Ferrero, quien contrató la segunda reconstrucción con
Don Jaime Fossi y Francisco de Paula Andrade, ambos de origen extranjero.
Pero la historia se repitió, una vez entregada la obra, venían las crecientes
del río y la estructura se averiaba, tal como ocurriera en 1865; y aunque lo
mantuvieron funcionando, una crecida del caudal a manera de avalancha, ocurrida
en 1869, lo destruyó por completo.
El puente se iniciaba cerca de la puerta principal de la Casa Grande,
hacienda propiedad de la Familia Unda Ferrero (actualmente la casa del niño) y
al otro lado se encontraban los cañaverales pertenecientes a la Hacienda “La
Rinconada”, propiedad de la Familia Canal Sorzano.
Cerca de la puerta existía una compuerta de donde salía un delgado arroyo
que daba origen a la llamada Toma Pública que abastecía de agua para doméstico
de los habitantes de San José de Cúcuta.
Bajaba por la actual Avenida Primera a dar a la “Vuelta de La Laja” y de
allí al lugar donde queda hoy la Bomba Texaco, a partir de allí entraba en un
canal cubierto que se encontró en el antiguo hospital San Juan de Dios durante
la restauración para ubicar allí la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero.
En 1870, luego de la fuerte avalancha de 1869, la Gobernación del
Departamento Nacional de Santander, Despacho de Hacienda – Bucaramanga,
concedió un privilegio para la reconstrucción del puente Cúcuta al Señor
Vicente Frontero, residente en esta ciudad, y “poseedor de los derechos
adquiridos por la persona, ha tomado a su cargo la construcción y
reconstrucción del puente denominado de Cúcuta sobre el río Pamplonita, en el
paso que queda entre San José y El Rosario (Código de Fomento, 1870), esta
concesión se firmó por medio de apoderado legalmente constituido como consta en
el Archivo de la Notaría Segunda, instrumento número 318, del libro de
Protocolos de 1870, según las leyes vigentes en el Departamento para
reconstruir el mencionado puente “Cúcuta”, sobre el río Pamplonita y en la
ciudad de San José; el mismo que fue en parte demolido por la avenida de aquel
río, ocurrida el 24 de octubre de 1869” (AHNC, 1870).
El Señor Frontero ofreció “comenzar la obra tan pronto como lo permita el
descenso de las aguas, y se comprometió a entregarlo al uso público, a más
tardar, en el término de dos años” (AHNC, 1870).
Como era de rigor a la solicitud le adjuntaron los documentos: una
certificación expedida por el Prefecto de la Provincia de Cúcuta y una
información de nudo hecho practicado ante el funcionario, con las cuales
comprueba el peticionario la necesidad de la reconstrucción del “Puente
Cúcuta”.
Para aquella época las obras civiles podían ser usufructuadas por personas
particulares, quienes aseguraban su mantenimiento por medio del cobro de peaje,
durante unos 25 años, otorgado por el gobierno correspondiente.
Se trataba de una suerte de concesión con particulares para la realización
de obras civiles como caminos y puentes, para lo cual se instauraba el recaudo
o cobro de peajes y pontanzgos.
En uno de los artículos de aquella resolución de privilegio, manifiesta el
Señor Gobernador que declaraba al Señor Frontero “en posesión legal del
privilegio que se le había otorgado por el término de 25 años, autorizándolo
para cobrar los derechos de tránsito por dicho puente:
Por cada persona de a pie, dos y medio centavos (un cuartillo); por cada
carga sobre lomo animal o por cada persona a caballo, 5 centavos; por cada
cabeza de ganado vacuno, caballar, lanar, dos y medio centavos; y por cada
persona con maleta cuyo peso exceda de 25 kilos, 5 centavos”.
Con el Terremoto de Cúcuta de 1875 el puente fue reedificado por el
ingeniero Francisco de Paula Andrade y costeado por Don Vicente Frontero, quien
aún tenía el privilegio de peaje por el mismo.
El puente siguió siendo destruido por las avalanchas de río Pamplonita.
Hubo una de tal magnitud el 24 de octubre de 1886 que lo dañó por completo, en
virtud de lo cual el Gobernador del Departamento de Santander volvió a conceder
a Don Vicente Frontero autorización suficiente para reconstruir el antiguo
“Puente Cúcuta”.
En 16 de octubre de 1888 el Gobierno Departamental promulgó una resolución
por medio de la cual se cambió el antiguo nombre de “Puente Cúcuta” por el de
“Puente San Rafael”, como recuerdo perdurable de la fecha de su destrucción a
causa de una gran avalancha del río Pamplonita, acaecida el en la fecha
mencionada.
El nombre de San Rafael caló de inmediato en la población, incluso se
inició la localización de algunas viviendas en el sector.
Sin embargo, poco después el puente fue vendido a un señor de apellido
Amirantti, quien lo traspasó por venta a don José Rafael Unda, terrateniente
del lugar.
En sus dos extremos había un centinela, quien se comunicaba por un timbre
para anunciar a los peatones y transportadores de mercancías que necesitaban el
servicio de paso y traslado de bienes por el puente.
El usuario del puente estaba obligado a contribuir con un peaje o pontazgo,
el cual era recaudado por un funcionario dispuesto para ello.
Este puente de San Rafael, que aún era de madera, fue comprado en 1933 por
el Gobierno Nacional a los herederos de don José Rafael Unda por quince mil
pesos ($15.000), según lo referencia Don Antonio García Herreros (1975), y
sirvió hasta inicios de la década de 1940.
Como consecuencia de nuevas arremetidas del río, debió ser reconstruido,
pero esta vez en concreto por el ingeniero Rafael Betancourt, adaptándolo al
servicio de transito de toda clase de vehículos.
Como dato curioso, el Presidente Eduardo Santos lo rebautizó con el nombre
de “Puente Benito Hernández Bustos”, mientras que el Consejo Municipal de
Cúcuta lo había denominado “Puente Eduardo Santos”, pero para la comunidad
regional sigue llamándose puente de San Rafael.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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