viernes, 19 de febrero de 2016

892.- CLAUDIA MARIA PRADA



Portal Colegio Claudia Mª Prada


ANGEL VERDE
Reseña: En su base una losa contiene la siguiente inscripción: “Homenaje perdurable Club de Jardinería San José de Cúcuta y amigos personales a CLAUDIA MARÍA PRADA DE LEAL. + 5 de febrero de 1999. Por la paz de Colombia una flor hecha ángel. Cúcuta 5 de febrero de 2000. ‘Ángel Verde’. Escultor: Ángel M. Ortiz.”

Nació el 26 de enero de 1964 en Bogotá, capital de la República de Colombia, siendo la menor de una familia formada en valores cristianos, conformada por sus padres, Mario José Prada García, de Cúcuta y Beatriz Ayala de Prada, de Piedecuesta (Santander), y sus tres hermanos, Mario, Betty y Patricia.

Desde niña se distinguió por su dinamismo, vocación de servicio y liderazgo que le permitieron proyectarse en las labores sociales de pastoral y de protección a la naturaleza.  Se destacó por su aplicación escolar sobre todo en las matemáticas y el arte, terminando sus estudios primarios y el bachillerato en el colegio Santo Angel de la Guarda de la ciudad de Cúcuta.

En su juventud fue sometida a una delicada operación de la columna, que la obligó a permanecer por más de un año enyesada desde el cuello hasta la cintura, sin que esta circunstancia le impidiera celebrar con alegría sus quince años y que aprobara con excelencia su año escolar, demostrando su temple, coraje y espíritu de superación.

Sus estudios superiores los adelantó en la Universidad Francisco de Paula, obteniendo en 1988 su título de Ingeniero Civil con excelentes calificaciones.

En 1987 contrajo matrimonio con el ingeniero cucuteño Ramón Leal Leal, con quien formó un hermoso hogar, que Dios les premio con su único hijo Julián Ramón Leal Prada, nacido el 8 de julio de 1991.

Como profesional inició en 1989 en las Empresas Municipales de Cúcuta, donde se desempeño, desde Jefe de la sección de Medidores hasta Jefe del Departamento de la Planta de Tratamiento de El Pórtico en 1994.

Se destacó profesionalmente por su temple y responsabilidad, permitiéndole proyectar su vocación de servicio social en trabajos de acueducto y saneamiento básico en los sectores populares de la ciudad, como la ciudadela de La Libertad, el corregimiento de El Pórtico y la ciudadela de Juan Atalaya, dentro de lo que se destacan los barrios de Niña Ceci, Nidia, Carlos Ramírez París, Belisario, en donde es recordada con cariño y aprecio por líderes y comunidad.

En 1995 se vincula activamente al sector privado, por medio de la Sociedad Nortesantandereana de Ingenieros, donde es designada como presidenta para el periodo 1996-1998, destacándose como la primera mujer en ocupar este cargo honorifico en el Departamento, liderando y apoyando la realización de proyectos de infraestructura para la región.

Como reconocimiento a su liderazgo en el sector privado es elegida como presidenta del Comité Intergremial, asociación honorífica que representa a los sectores gremiales del departamento, logrando la consolidación del trabajo integrado entre el mismo sector privado y entes gubernamentales.

De forma paralela al ejercicio profesional, colaboró con diferentes obras sociales como las emprendidas por su Parroquia de San Rafael, el Hogar Santa Rosa de Lima, los Hogares Juveniles Campesinos, la Comunidad del Ñero y el Hogar de las Madres Soltera de las Hermanas de la Nueva Vida.

Como integrante del Club de Jardinería San José de Cúcuta, pudo combinar su destreza artística con el amor por la naturaleza.  Desde el Club de Jardinería y como tesorera honorifica de los Hogares Juveniles Campesinos desarrolló una importante labor social en la protección del medio ambiente, apoyando a su esposo, que se desempeñaba como Director General de CORPONOR, máxima autoridad ambiental del Departamento.

Claudia María se destacó como dirigente gremial, como profesional y como estudiante sin sacrificar sus responsabilidades en el hogar, en el entorno familiar y social, en donde con la ayuda de Dios, fue excelente hija, esposa, madre, hermana y amiga.

El 5 de febrero de 1999, muere en el corregimiento de Villa Sucre, municipio de Arboledas, Norte de Santander, en medio del fuego cruzado entre el ejercito nacional y la guerrilla, que la había secuestrado dos  (2) días antes en el barrio Buenos Aires de la ciudad de Cúcuta, cuando en ejercicio de su actividad profesional, supervisaba la construcción de una escuela.

Por lo inesperado de su muerte, por lo injusto de su secuestro y por el ejemplo de tenacidad y solidaridad en su vida, Claudia María es recordada como un símbolo de la mujer colombiana que vivió a plenitud su fugaz, pero feliz existencia.

El Club de Jardinería San José de Cúcuta y los amigos personales le erigieron el monumento al Angel Verde, del maestro Ángel Ortiz, en el cruce de la avenida Libertadores con la oreja de acceso al puente Elías M. Soto.

Y su familia erigió un pedestal en su memoria en el corregimiento de Villa Sucre en el sitio donde falleció.

En honor a su vida, la antigua Escuela Gremios Unidos del barrio Niña Ceci, fue designada por la Alcaldía de Cúcuta y la Gobernación del Departamento, como “COLEGIO CLAUDIA MARIA PRADA”.

En todos estos reconocimientos a su vida se plasmó una frase que expresa el sentimiento de la vida y sacrificio de una víctima más de la absurda violencia que vive nuestra patria.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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