Walther Camilo Cámaro Carvajal
FRANCISCO MÖLLER
COTE fue el pariente más cercano que conocimos en nuestra niñez: fue todo
corazón y cariño para quienes se acercaban a él. Fue generoso hasta la saciedad
y regaló parte de su herencia con la idea de organizar el terruño al que
acababa de llegar a tomar posesión de una parte de su herencia. Sus hijos, y
nietos saben de la ternura del padre y nono cariñoso que fue y de su capacidad
para dar amor paterno. Entonces lo que se pueda agregar es redundancia…
Don Francisco Möller Cote
Se recuerda que por el año de 1928 se celebraban oficios religiosos en
la casa que hoy es de propiedad del señor Roque Julio Sánchez en el caserío de
La Donjuana en el municipio de Bochalema. La casa tenía un antejardín amplio y
hacia el fondo de ese patio anterior se entraba a la sala por un corredor
exterior.
Esta casa pertenecía a don Escolástico Galvis y por sucesión, posteriormente,
a don Anatolio Álvarez. Uno de los sacerdotes que asistió a esta casa a
celebrar misa y otros ritos católicos fue el padre Joaquín Luna Serrano, quien
años después fundara en Bogotá las famosas Granjas Infantiles del Padre Luna. El
padre Luna era buen amigo de Pacho Möller y por eso asistía a La Donjuana.
Es conveniente recordar, que tomando como referencia el camino real
(carretera actual que comienza cuando se deja la vía Cúcuta-Pamplona vía La
Donjuana y Durania) hacia el oriente los terrenos pertenecían a Escolástico
Galvis y luego a Anatolio Álvarez; y de la carretera hacia el occidente eran de
don Francisco Möller Cote.
Durante el tiempo en que Pacho estuvo estudiando en el seminario, le
administró la hijuela su tía doña Hermencia Cote. Ella inició la formación del
caserío vendiendo algunos lotes en los que se construyeron las primeras casas (Julio
y Crisanto Pinzón, Luis Pita, Natalia Morales, Baldonmero Guerrero y lo que
posteriormente se llamó Villálvarez).
Por esas calendas, don Pacho, como era llamado cariñosamente el señor
Francisco Möller Cote, aprovechó su entrañable amistad con el padre Luna
Serrano para hacer una invitación a monseñor Rafael Afanador y Cadena, obispo
de la Diócesis de Pamplona, a conocer lo que existía de La Donjuana y para
proponerle estudiar la posibilidad de crear una parroquia, ya que se reunían
las calidades para el efecto y se estaba a mucha distancia de las parroquia
vecinas.
El obispo estudió la petición y es así como por Decreto Diocesano #143
de octubre 26 de 1930 se creó la nueva
parroquia que tuvo como patrona a Santa Teresita y como titular a Cristo Rey.
Dentro de los límites establecidos por la Diócesis para la parroquia de
La Donjuana se tomó la desembocadura de la quebrada Tascarena en el río
Pamplonita en línea recta hasta el cerro El Compás, con lo cual quedó por fuera
de ella una gran parte de la hacienda de La Garita, más concretamente el sector
de la hacienda Mutis Daza.
Don Pacho y su hijo Guillermo
pescando en el río Pamplonita
Ante esto, los vecinos de la citada hacienda, compuestos en su totalidad
por empleados, administradores, trabajadores, obreros, conuqueros (que así se
llamaba a los amedieros o amediasqueros) se presentaron en la primera visita
que hizo el obispo a la nueva parroquia, en cabalgata de más de cien jinetes
que causó muy grata sorpresa e impresión en el pastor, para pedir que fueran
anexados a la parroquia recién creada ya que para ellos era más fácil venir a
La Donjuana que ir a Villa del Rosario.
Monseñor Rafael Afanador y Cadena atendió la petición y por medio del Decreto
Diocesano #168 de agosto 10 de 1931 reformó
los límites de la parroquia de La Donjuana anexando toda la hacienda de La
Garita, como lo habían solicitado los vecinos de dicha empresa agropecuaria.
Valga recordar que ya por esos años participaba en la
administración de la hacienda Mutis Daza
el señor Walther Camilo Cámaro Mutis, mi padre, cuya influencia sobre la gente
de La Garita (por ser hijo del dueño, don Camilo Mutis Daza, y su parentesco
con Pacho Möller, pues éste había casado con su tía Ana Anunciata) hicieron
posible que se tramitara la solicitud de vinculación a la parroquia La
Donjuana.
La Garita era una empresa agropecuaria integrada por tres grandes
haciendas a saber: Guaramito con trapiche y cañadulzales capaces de producir
3.000 cargas de panela al año; Hato Alicia, que estaba dedicada a la cría,
levante y engorde de ganado: unas 2500 cabezas; La Mutis Daza con capacidad
para procesar de 2.000 a 3.000 cargas de café al año. Tenía, además, la reserva
forestal e hídrica, muy bien cuidada, del cerro de La Vieja. Igualmente contaba
con una muy cómoda casa como sede de la gran hacienda que es en donde hoy
funciona el Amparo de Niños.
Como decía al principio, entre los años de 1926 y 1930 vinieron a La
Donjuana a hacer oficios religiosos los sacerdotes Héctor Guevara y Joaquín
Luna Serrano, quien fue con don Pacho, el artífice de la creación de la parroquia.
En efecto, en una de las reuniones sociales que se dio luego de la celebración
de la misa y con la presencia de muchos feligreses alebrestados por las
palabras del padre Luna Serrano, éstos entusiasmaron a don Pacho para que
regalara un pedazo de su tierra para construir una capilla.
Templo Parroquial de Cristo Rey, La Donjuana
Esto hizo don Pacho y ofreció que, tan pronto cortara la caña que estaba
casi lista para moler, regalaría el terreno en el que hoy está la iglesia, la
casa cural, los resteros y el gran solar o patio. Tan pronto se hizo el corte
de la caña y su molida, se procedió a construir un tambo en madera rolliza y
paja para que a partir de 1929 se empezara a celebrar la misa en dicho lugar.
Por el mismo decreto de creación de la parroquia de La Donjuana se nombró
como párroco al padre Evaristo Peinado, quien llegó al caserío y fue acogido en
la casa de don Pacho y atendido con esmero y mucho cariño por la
distinguidísima matrona doña Rosita Contreras de Pinzón, viuda ya de don Julio
Pinzón y madre de otro gran personaje muy vinculado a la creación de la parroquia,
como lo fue don Crisanto Pinzón Contreras.
El padre Peinado se dio a la tarea de cambiar el tambo existente y
construir una modestísima pero hermosa iglesia de madera de muy buena calidad,
cañabrava, teja de barro y pisos en cemento. Igualmente construyó una amplia y
hermosa casa para que sirviera para vivienda del cura párroco y de los ilustres
visitantes que nos hicieran el honor o
el sacrificio de venir a La Donjuana.
No se recuerda la fecha de inauguración de la Iglesia que construyó el padre
Peinado, pero sí es cierto que la dedicación y capacidad de trabajo del citado
sacerdote, es ejemplar, ya que le tocó una época especialmente difícil teniendo
en cuenta que éste era un fortín de la iglesia protestante que tenía aquí un
pastor gringo y una gran cantidad de seguidores. Es, también, bueno recordar
que ante esas dificultades contaba con el apoyo permanente de don Francisco Möller,
de doña Rosita de Pinzón y su familia, de don Josué Canal y su gente de La
Selva y de la gente de La Garita.
Una vez que el padre Peinado llegó a La Donjuana expuso la necesidad de
un cementerio para lo cual también don Pacho regaló parte del terreno del
actual camposanto que años después incrementó don Lisímaco Laguado.
Aprovechando el entusiasmo del recién nombrado párroco y de la
feligresía, se organizó un bazar para recoger fondos al cual asistió como era
su costumbre el distinguido caballero don Josué Canal González, dueño de la hacienda
de La Selva, por compra que le hiciera al general Ramón González Valencia, su
pariente, y al calor de unos tragos insinuó a don Pacho que regalara un predio
para que se le diera forma de pueblo a La Donjuana.
Don Pacho
con su esposa Ana Cámaro Rivera y sus hijos Guillermo, Nelly y Lydia
Don Pacho que era progresista, filántropo, generoso y muy desprendido,
respondió que con mucho gusto lo hacía siempre y cuando otro u otros se sumaran
a la idea. Don Josué ofreció que él regalaba una parte si éste se la vendía, lo
cual se dio como un hecho, que se rubricó por escritura para protocolizar la
venta de un pedazo de lo que hoy es el parque y que antes fue la cancha de
fútbol.
Así pues don Josué Canal compró la mitad de lo que es el parque, que en
ese momento era un cañadulzal; Don Pacho se reservó lo que hoy es la calle que
va desde la policía hasta la esquina de don Crisanto Pinzón, limitada por el
andén. Nunca se supo con qué objeto hizo esta reserva de dominio, si nunca hizo
valer su propiedad.
Hay que resaltar que las calles de La Donjuana también fueron cedidas
por el gran benefactor de La Donjuana.
Posteriormente Francisco Möller Cote vendió sus propiedades y fue un
reconocido miembro del Partido Conservador en la región, ocupando puestos
importantes en el gobierno departamental, como por ejemplo fue gerente de la
Telefonía de Norte de Santander y fue titular de la Secretaría de Hacienda Departamental
en el gobierno de Oscar Vergel Pacheco. Además fue notario en
la ciudad de Pamplona.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
Muy interesante leer sobre don Pacho que era primo hermano de mi mamá MercedesPinilla Cote.
ResponderEliminarInteresante leer cobre la historia de mi familia y del corregimiento la Don Juana . Camaro 😍
ResponderEliminarSabe usted cuántos hijos tuvo deon Pacho?
ResponderEliminar3 Hijos. Nelly, Guillermo Y Lydia
EliminarExcelente personaje que fué mi Gran Abuelo (El Nono) y mi Gran Abuela Doña Ana. Tambien quiero hacer un homenaje a esa Gran Mujer Nelly Moller de Bautista , que excelente Mujer la mejor. MI MADRE
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