martes, 12 de abril de 2016

918.- PEPSI COLA ENTRA AL MERCADO CUCUTEÑO



Gerardo Raynaud




Vamos a empezar con los antecedentes que precedieron a la aceptación de una nueva bebida en la ciudad, reconocida mundialmente y que por razones comerciales no había podido llegar a los consumidores locales. Esta gaseosa, pudiéramos decir, ingresó tardíamente al mercado local y su franquicia fue obtenida por la Embotelladora Kist en 1960, la cual posteriormente, fue adquirida por la empresa antioqueña Postobón.

Veamos pues, algunos preliminares de la ya centenaria bebida para irnos ambientando en el tema. El nombre de Pepsi Cola proviene de la unión de dos términos, el primero de “pepsina” que fue la primera enzima animal descubierta a finales del siglo 19 y el segundo, por uno de sus ingredientes, la “nuez de cola”, todo porque el objetivo de su inventor, el químico farmacéutico Caleb Bradham, era desarrollar una bebida refrescante, que además ayudara a la digestión y fuera estimulante.

Esta historia tiene su origen en una pequeña población del estado norteamericano de Carolina del Norte y se ha fijado el día 28 de agosto de 1898, como la fecha oficial del lanzamiento de la bebida.

Durante los primeros años, la fabricación del refresco fue completamente artesanal, pero debido a su creciente popularidad, tres años después se registra la marca y se funda la empresa.

Al principio las cosas se fueron dando paulatinamente hasta comienzos de la Primera Guerra Mundial, cuando las materias primas comenzaron a escasear, especialmente el azúcar, situación que afectó notablemente a su creador, quien optó por venderla y sus nuevos propietarios la trasladaron a Vermont en el estado de Virginia.

A pesar de todos los esfuerzos, tampoco pudieron los nuevos dueños, sacar la empresa adelante y se declararon en bancarrota.

Estando en ese trance, apareció un comprador que se hizo cargo de la fracasada empresa, por una razón muy particular; Charles Guth, quien la adquirió, era propietario de una cadena de fuentes de soda en la costa oeste de los Estados Unidos y la Coca Cola le negó un descuento sobre su producto y éste, en un acto de desquite, reformuló la receta de la Pepsi para que se pareciera más a la Coca Cola y comenzó a ofrecerla con éxito en sus locales hasta  cuando se produjo la Gran Depresión del año 1929.

Durante esos aciagos días, la competencia entre las dos bebidas ‘colas’ se fue acentuando, razón por la cual Guth, decidió ofrecer el doble de cantidad de líquido por el mismo precio. En ese momento, la presentación de la gaseosa era en botellas de 6 onzas (180 c.c. aprox.) y para despegarse de su otro competidor comenzó a ofrecer botellas de 12 onzas a los mismos, cinco centavitos de dólar.

La acogida de los consumidores fue excelente, catapultando la compañía al segundo puesto en ventas, detrás de Coca Cola y a partir de entonces, comenzó su posicionamiento a nivel internacional, como la conocemos hoy.

A Cúcuta, esta gaseosa ingresó oficialmente el primero de diciembre de 1960 de la mano, como ya se dijo, de la popular Embotelladora KIST, que tenía instalada su planta en la esquina de la avenida séptima con diagonal Santander, frente a la estación Cúcuta del ferrocarril, hoy Terminal de Transportes de la ciudad.

La escogencia de esta embotelladora, para hacerse cargo de las operaciones, era por demás consecuente con la realidad regional, toda vez que el análisis que le habían hecho a la empresa, los expertos norteamericanos, lo consideraban un augurio de buen suceso porque su organización era ‘satisfactoria’ y por sus extensas y ya viejas conexiones con toda la región.

Para el momento del lanzamiento, el eslogan de la marca era “el refresco de la amistad” y los directivos de la Compañía Internacional, que tenía la franquicia para América Latina, se desplazaron hasta la ciudad para oficializar el lanzamiento.

Previa a la entrada de la nueva marca, los productos KIST tenían una gran acogida entre los consumidores locales, lo cual auguraba una buena recepción y una demanda que se esperaba fuera exitosa; la escogencia de fecha y la campaña de expectativa que se desarrolló, facilitaba buena parte de la labor, unidas a un programa de introducción nunca antes visto, por lo menos en esta región del país. La promoción publicitaria fue adelantada con inteligencia y los resultados estuvieron dentro de lo esperado.

El primer acto, al que se había invitado a los principales personajes de la ciudad, de los distintos sectores económicos y las respectivas autoridades, civiles, militares y eclesiásticas, en el Hotel Tonchalá, fue un “party” a la usanza de los gringos y ofrecido por ellos, donde se pudo apreciar objetivamente el eficiente sistema de trabajo que los productores del “refresco de la amistad” habían implantado en todas sus plantas de producción y reparto.

Se exhibió una película en la que se presentaba la penetración de la marca en todo el mundo, no sólo en América y Europa, sino también, en Asia y África, territorios en los que llevaban varios años ofreciendo su bebida con relativo buen éxito.

Para el día viernes 2 de diciembre, iniciaron los programas de carácter público en los que hubo un simpático desfile ‘semicarnavalesco’, desde las once de la mañana, al cual se vinculó un numeroso grupo de lindas chicas que presidían la parada en el ‘carro carnaval’ de Pepsi Cola’, único existente en el país con tales características, seguido de la flotilla de camiones repartidores y sus correspondiente murgas.

Durante todo el desfile, que recorrió las principales calles de la ciudad, se libró una auténtica ‘batalla de flores’ y se repartieron las degustaciones del nuevo producto.

Ese mismo viernes 2 de diciembre, el producto comenzó a expenderse en todos los puntos de venta, particularmente en las tiendas de barrio, donde tendrían sus mejores clientes; igualmente, comenzaron los despachos a los pueblos cercanos que poco a poco fueron familiarizándose con la marca.

Los avisos publicitarios publicados los días subsiguientes daban fe de la formidable aceptación y expresaban sus agradecimientos por la ‘cálida y maravillosa acogida’ y por la recepción brindada al “refresco de la amistad,  que ha hecho que nos sintamos en nuestra casa.”




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

No hay comentarios:

Publicar un comentario