Isabel Cristina Rangel Gamboa
Melquiades
Rangel Quiñones
Nació el 8 de enero de 1923 en Villa del Rosario, en Los
Patios, entonces corregimiento, sus padres fueron Felipe Rangel y Sofía Quiñones,
abuela paterna Ninfa Rangel y abuelos maternos Exequiel Quiñones y Aquilina
Maldonado, sus hermanos fueron Nicolasa, Óscar, Carmen Sofía, Victoria, Alejo, Reyes y Jorge.
Fue bautizado el 8 de mayo de 1924 en la Parroquia Nuestra
Señora del Rosario, por el Pbro. Marco A. Mora M., sus padrinos Ismael Lara y
Anaís Díaz. En la finca de sus padres, “Montebello”, donde se construyó la
actual urbanización Montebello, pasó su infancia.
En enero de 1944 el béisbol seguía “subiendo”: En la
cancha de Carora se jugaban torneos muy animados con madrinas, barras, murgas y
bazares. Los equipos Alfa, Carora, Buenos Aires, Salón Blanco y Tachirense
tenían sus fanáticos y los mejores jugadores eran Melquiades Rangel, Ignacio
Vargas, Víctor Maravia, Koop, ‘Boy’ Rojas y Pablo Granados, liderados por Tomás
Arrieta, se enfrentaban con las “novenas” fronterizas, como Los Grandes del
Norte.
En sus conversaciones recordaba a Tomás Arrieta, Carlos
‘Petaca’ Rodríguez, Pedro ‘Chita’ Miranda. Jugaba también en el equipo de la
Guardia Nacional en San Cristóbal, tenían una adaptación de la canción: “tengo un
sombrero de guama, una bandera, tenemos peloteros de fama nacional”.
Jugaba en la posición de campo corto que requiere gran
agilidad y reflejos, irradiaba mucha energía alentando constantemente al
equipo. En casa escuchaba los juegos en el radio trasoceánico, sabía muy bien
combinaciones de las jugadas.
El
almacén Los Tres Grandes
En la década del cuarenta la plaza de mercado de Cúcuta
era, si no la mejor, una de las mejores que había en el país, su construcción y
dotación abarcaba la manzana comprendida entre las calles once y doce entre
avenidas sexta y séptima. Estaba ubicada en el corazón de Cúcuta y era el sitio
de reunión de la comunidad.
Se abría al público cuando empezaba el día y se cerraba a
las cuatro de la tarde. Las gentes que tenían allí sus puestos de venta eran las
más conocidas de la localidad. Fue un lugar símbolo de la época, construida por
mandato del concejo de Cúcuta y dada al servicio en 1904.
El 21 de mayo de 1949 un incendio la destruyó totalmente,
dejando cientos de damnificados a quien nadie ayudó. Comerciantes destacados
fueron afectados como Marino Vargas, Ernesto Corzo, Luis A. Medina, Víctor
Manuel González y Melquiades Rangel.
Melquiades Rangel, Belisario Rodríguez y Antonio
Castrillón conformaron la Sociedad “Rodríguez Rangel & Cía. Ltda.” Le
compraron a la Sra. Ana Teresa Arapé Vda. de Gamboa, posteriormente su suegra,
el local “La Canastilla” ubicado en la Calle 12 entre Avenidas 5° y 6° #s 5–57,
5–59, 5-61; el cual llamaron Almacén “Los Tres Grandes”.
Los venezolanos venían a Cúcuta entre finales de los
cuarenta y principios de los ochenta con dos claros objetivos: de compras y a
“parrandear”; por ejemplo, el presidente Rafael Caldera, a quien atendió
personalmente el 24 de septiembre de 1962.
Melquíades
atendiendo al doctor Rafael Caldera en 1962
Los Almacenes de más prestigio una vez cerrado el Rívoli
de don Tito Abbo, quien se mudó a Maracaibo y que posteriormente sería el
Almacén Ley, eran Los Tres Grandes en la calle 12 y el Lecs sobre la avenida
Quinta al igual que La Corona.
Desde muy pequeño conoció y valoró el trabajo del
comercio como fuente de ingresos y dominó las artes de la seducción en la
venta, el lenguaje florido, el detalle oportuno, que lo convirtieron en un
vendedor imbatible que consolidaba el gana-gana en la negociación con el
cliente.
Compartió ese conocimiento con todas las personas y ahora
gran parte de sus “hijos, sus negritos, sus arrastradores de la Calle 12”
quienes conocieron y entendieron su lenguaje particular forman la generación de
relevo en el comercio cucuteño: en cada uno de sus corazones sembró amor, alegría,
fue su maestro y su amigo.
El 30 de Noviembre de 1950 en la iglesia de San Antonio
de esta ciudad contrajo matrimonio con la señorita Ana Cristina Gamboa Arapé
hija de José Agustín Gamboa Rueda y Ana Teresa Arapé, la ceremonia la celebró
el Pbro. Manuel Alvares.
Su vida fue el amor al trabajo calificado como un excelente
vendedor, amaba su trabajo despertaba en él naturalmente esa alegría, que
emanaba espontáneamente de su corazón disfrutando el arte de vivir
intensamente, dejando una cultura comercial, se auto-llamaba el “Alcalde de la
Calle 12” y representó una raza de comerciantes que gestaron el desarrollo de
la ciudad.
En
el día de su matrimonio con Ana Cristina
Utilizaba expresiones alegres en su actividad comercial como:
“dale camino”, “usted no la agarra”, “qué te pasa negrito”, “dale plan y pa’l cuartel”,
sus anécdotas, el lenguaje calé, el manejo de la clave “Hermanitos” quedarán en
nuestro recuerdo, en nuestro corazón y en la cultura comercial de Cúcuta.
El 4 de Agosto de 1984 el Club de Cazadores S.A. lo
exaltó como Socio Honorario.
A nosotros sus hijos Isabel Cristina, José Melquiades (Q.P.D.),
Felipe Agustín, Doris Teresa, Juan Carlo y Selma Soraya nos educó con su
ejemplo de vida.
Era un hombre de palabra, responsable, nos enseñó el amor
al trabajo; era comprensivo, alegre, con gran calor humano, sencillo; sus
principios éticos, morales, religiosos y sociales fueron pilares que nos
inculcó en el diario trajinar; su ejemplo ha quedado como patrimonio moral de
la familia y sus hijos tenemos el deber de enaltecer su nombre, porque cumplió
el principio universal del bien que Dios sembró en los corazones de los seres
humanos.
Una de sus grandes obras fue su valioso aporte a la
construcción de la iglesia de San Martin de Porres ubicada en la Avenida 9a. #
2-12, barrio Callejón. Su predilección por los tangos y las milongas la disfrutaba
los domingos en sus amenas manos de dominó, donde demostraba su mente despierta
y vivaz. Se destacó por su alusión de los difuntos, a quienes prodigó especial
devoción teniendo un altar en la casa.
Melquíades
Rangel Quiñones compartiendo con sus amigos Hernán Botero, Justo Calderón y Ciro Téllez
Fue un hombre muy bueno de palabra, íntegro y
transparente, de valores cristianos que consolidó en un matrimonio feliz con
Ana Cristina a quien amó, respeto y valoró, consolidando una bella relación de
50 años, los cuales cumplieron el 30 de Noviembre del 2000; sus hijos, nietos,
nueras, yernos y familiares se reunieron en una eucaristía para la renovación de
sus votos en la iglesia de San Antonio, donde se casaron y su celebración fue
en su residencia de la Avenida 1a. # 7-59 del Barrio Latino, la que construyó a
su gusto y disfrutó gran parte de su vida. Fue una fiesta de gran felicidad,
por tantos años de entrega, de apoyo mutuo, de compartir y de amarse.
El 3 de Agosto del 2001 a la edad de 78 años murió a las 11:20 a.m. de muerte natural, el
Señor lo llamó y ahora vive de cara al Dios que amó y a quien le prometió la
vida: el viento del amor ha henchido las velas de su barca que vemos alejarse en
la profundidad de Dios.
Su muerte marcó su nacimiento a la vida eterna; sólo nos
quedan los recuerdos de las hermosas fiestas en familia, de su fecha
cumpleañera, 8 de enero, de la vida y los dones que compartió entre nosotros, de
su ejemplo de padre respetuoso y cariñoso que nos dio seguridad y confianza.
Melquiades y Ana Cristina en la celebración de sus bodas de oro con sus
hijos, Juan Carlo, Isabel Cristina, Felipe Agustín, Doris Teresa y Selma
Soraya.
Gracias por su inmenso amor, por hacernos crecer bajo la
honestidad y la sencillez, enseñándonos que el hombre vale más por lo que es, y
siente, que por lo que tiene. Nos sentimos orgullosos y esperamos emular su
ejemplo, como sus nietos: Mauricio, Andrés, Felipe, Juan Melquiades, Juan
Carlo, Yaneth Cristina, Mario Antonio y Juan Agustín, que continuamos este
camino terrenal.
Padre me siento muy orgullosa de ser tu hija, estoy convencida
de tu descanso en la paz del Señor, porque toda tu vida te preparaste para este
momento. Danos la serenidad que necesitamos para soportar tu ausencia temporal.
Recopilado por:
Gastón Bermúdez V.
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