La Opinión
En 2004 se registró una de las masacres más sangrientas de las Farc en el
corregimiento La Gabarra de Tibú, en la que se estima que perdieron la vida 34
‘raspachines’.
El Catatumbo, en Norte de Santander,
históricamente ha sido foco de la guerra en Colombia y el conflicto armado ha estado
enquistado en la vida de las comunidades que han tenido que convivir con las
disputas de los grupos armados por el territorio.
La llegada de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (Farc), tiene sus orígenes en la VII Conferencia
del grupo guerrillero, cumplido en mayo de 1982.
En la Conferencia se acordó la ejecución de un plan estratégico para la
toma del poder y para ello se debía ampliar la capacidad militar y darse el
posicionamiento en zonas estratégicas como el Catatumbo.
El Frente 33 de las Farc fue el que incursionó en la zona y, para 1994,
estaba posicionado en el departamento bajo el mando de Rodrigo Londoño
‘Timochenko’, hoy jefe máximo de las Farc.
La llegada al departamento según reseña el informe ‘Las Farc en el
Catatumbo’, publicado por la Fundación Ideas para la Paz, buscaba convertir a
Norte de Santander en el epicentro para el dominio de la cordillera Oriental y
tener tránsito de Ecuador a Venezuela por medio de una cadena de frentes.
“Las Farc buscaban utilizar al Catatumbo como retaguardia, aprovechando la
topografía y la condición fronteriza para fortalecer el narcotráfico”, reseña
el informe.
Otra característica de la zona que fue aprovechada por las Farc en sus
primeros años en el Catatumbo, fueron las pequeñas economías campesinas que
para la época reclamaban el abandono estatal a raíz de la explotación petrolera
no traducida en bienestar para las poblaciones.
En ese contexto, el discurso ideológico de las Farc encontraron un nicho
para construir bases sociales que convivieran con el narcotráfico, el tráfico
de armas y el contrabando; elementos necesarios para la financiación de la
revolución.
De acuerdo con la Corporación
Observatorio para la Paz, entre 1982 y 1998 las Farc mantuvieron una ‘cultura
campamental’ que facilitó el dominio sobre el territorio y la población.
“En 1996, la producción de cocaína registró un auge y el corregimiento La
Gabarra de Tibú se convirtió en centro de cultivo y producción.
Desde allí se extendieron a municipios como El Tarra y Sardinata, donde
también se registraron secuestros, extorsiones a ganaderos, comerciantes y
empresas petroleras”, reseñó el reporte de Ideas para la Paz.
Control territorial
Un segundo momento en la historia de las Farc se registró entre 1999-2006,
caracterizado por el control territorial y la intensificación del conflicto
armado -especialmente con la llegada de los paramilitares.
“La conformación del Bloque Catatumbo hizo que se produjera un cambio
importante en las dinámicas de la confrontación armada. El fortalecimiento de
estas estructuras paramilitares hizo que crecieran las disputas con las Farc
por el control de zonas como La Gabarra”, reseña Ideas para la Paz.
De ahí en adelante se registró el avance de los paramilitares a los
municipios con presencia de las Farc y los cultivos de coca también se
expandieron en localidades como Sardinata, El Carmen y Teorama entre 2000-2003;
y más adelante a Convención, San Calixto y Hacarí, municipios controlados por
las Farc con la Columna Móvil Arturo Ruiz.
Los enfrentamientos entre ambos
bandos mermaron con la desmovilización de los paramilitares, en 2004.
A partir de ese año, las Farc lograron reorganizarse en municipios
disputados como Tibú. Pese al fin de las Autodefensas Unidas de Colombia como
grupo, los disidentes conformaron bandas criminales que también entraron en
confrontación con las Farc.
Reorganización
Este periodo se caracterizó por la actividad que desarrolló el Frente 33,
consolidando el flujo de cocaína a Venezuela.
De acuerdo con el informe de Ideas para la Paz, se establecieron redes de
apoyo con miembros de las fuerzas de seguridad del vecino país para el
transporte de armas, municiones, suministros, comida y medicinas.
Para 2007 se estima que las Farc contaban, en el Catatumbo, con 600
hombres, cifra que en 2011 se redujo a 300.
En cuanto a cultivos de coca de acuerdo con el Sistema de Monitoreo de
Cultivos Ilícitos, las Farc tenían, en 2012, cerca de 4.500 hectáreas.
Los combates contra las Farc disminuyeron entre 2009-2012, debido a que los
insurgentes empezaron a evitar las confrontaciones directas por la incapacidad
de sostenerlos. Ello obligó a las Fuerzas Militares a perfeccionar las labores
de inteligencia.
En 2012, tras varios meses de acercamiento con el Gobierno del presidente
Juan Manuel Santos, se iniciaron los diálogos de paz cumplidos en Cuba, que
concluyeron el 26 de septiembre de 2016, con los acuerdos firmados en
Cartagena.
Recopildo
por: Gastón Bermúdez V.
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