Rubén
Agudelo/Anderson Salinas/La Opinión
El espectáculo de los fuegos
pirotécnicos comenzó. Múltiples colores y luces acompañaron la magnífica
ceremonia. La alegría en el rostro de niños, jóvenes y adultos enmarca la noche
esperada por el arquitecto cucuteño Jesús Eduardo Romero.
La sociedad cucuteña merece algo como lo sucedido aquella noche de abril de
2017 en el barrio Antonia Santos, de la Ciudadela Juan Atalaya. Todo era júbilo
para los habitantes del sector y el éxtasis de sentimiento saciaba los
sinsabores que la historia dejó a su paso en el devenir de los años. Esos
que han trascendido sin cambios.
A pesar de que las calles de la casa de duendes son adornadas por la
inseguridad, la zozobra, una tasa de desempleo superior a la de todas las
ciudades del país y un crecimiento exagerado de la población que ha llevado a
la frontera más activa de Latinoamérica a ser solo un bonito recuerdo en los
libros de historia, Cúcuta se vestía de gala, con zapatos de material y con la
esperanza renovada.
Como si se tratara de las mejores historias de los agentes especiales
estadounidenses, el turismo se convierte en la llave maestra para desactivar el
pin que bloquea la chapa. La inauguración del Centro Turístico y de Peregrinación
Jesús Nazareno fue la indicada. Un mirador trasformado en monumento que
simboliza la religiosidad y la pasión por el catolicismo.
La llegada es compleja. El lugar se sitúa en la periferia, lo que hace
larga la travesía larga para los visitantes ajenos al barrio. Con la ansiedad
de desnudar la ciudad con una perspectiva de 180 grados, la cumbre,
poderosa, contempla hasta el último rincón de los suburbios. Comienza el
recorrido que dirige a la cima, la misma que fue llamada en su pasado Tres Cruces,
una caldera social que hoy renueva la leyenda.
Cientos de visitantes se aglomeran en la parte baja de la montaña y otros,
cansados, detienen paso y dan marcha atrás. Es un momento único en el sector.
La activación económica que genera hace que se puedan reunir vendedores de
agua, heladeros, madres cabeza de hogar con pasteles caseros y
dulces de guayaba, escapularios de madera con crucifijos de arcilla, chuzos,
limonada en bolsas plásticas y una variedad de alimentos que satisfacen el
paladar de los peregrinos.
El discurso de los líderes retumba con cada palabra. Es un logro para la
comunidad. La paz, por fin, comienza a llegar. El ascenso comenzó con algunas
particularidades. Un letrero ‘Bienvenido SR alcalde, gracias por esta obra’ y
decenas de hombres y mujeres con chalecos amarillos que direccionan una
inauguración que se adoptó con nombre y apellido. Una apertura que representó
el lavado de pies y que pronostica uno que otro sacrilegio público.
Policía, Ejército y uno que otro encubierto custodian a las personalidades
en la inauguración, también prestan seguridad por unos instantes al recorrido.
Los curiosos, observantes de la magnitud de los anillos de protección, reflejan
asombro. Es lo más cercano que han estado bajo los privilegios del Estado. La
ley se ha olvidado de estos sectores marginados y señalados por décadas.
El rotulo ‘Bienvenidos al Cerro Jesús Nazareno’ marca el inicio del
trayecto al que se debe llegar con buen estado físico (si no desea pasar un mal
momento). Escalones que parecen no acabar se combinan con los parales de madera
que embellecen la arquitectura. Una botella de agua se convierte en el mejor
acompañante para el ascenso prodigioso al encuentro con el más alto.
En el camino varias cruces de madera fina, pulida y lacada, indican el
inicio del Vía crucis, las 14 estaciones donde condenan, crucifican y sepultan
a Jesús. Las indicaciones para hacer más corto el recorrido, son llevar
la cabeza abajo y caminar en zigzag. Unas cuantas paradas para tomar aire y
retomar la escalada. Veinte minutos eternos, pero no es imposible.
En la cumbre una cantidad de gente expectante, policías a caballo, mimos,
luces, cámaras y unos cuantos ayudantes que acicalan el escenario para un
instante marcado en la memoria de los presentes. Las palabras de la
presentadora no paraban en elogios al gabinete que maneja los hilos de la
ciudad.
Innumerables frases de agradecimientos por la obra, a empresas privadas,
habitantes del sector, comunidad eclesiástica, juntas de acción comunal,
líderes y otras personalidades. La inversión millonaria embelleció en poco
tiempo la cara del sector, a diferencia del resto de elefantes blancos que
quedan en la ciudad.
Al seguir el programa, las palabras del alcalde César Rojas cargadas de
optimismo y esperanza para los habitantes del sector, con el epígrafe de ¡Si se
puede progresar! Así, se da inicio a una nueva etapa para sellar la brecha
social, que caracteriza a los barrios más recónditos, aquellos que encuentran
en lo más simple el motivo para sonreír.
Los medios de la región y los comunicadores de la nueva era transmiten en
vivo este momento único. Se exhibe al país lo nuevo que hay para mostrar en la
cuna artística del pintor Salvador Moreno, un destino indicado para el
encuentro especial. Un cubrimiento que retumba por las redes sociales y que se
escuchó hasta lo más profundo del ciberespacio.
Para culminar el símbolo que representará el vínculo fraternal, 900 plantas
de Urapo entregadas por Corponor. Un lazo que debe fortalecerse con la
protección y la perduración. Un sentimiento que reivindica cada instante en la
memoria de una juventud invadida por la global deforestación.
Al son de ‘Las brisas del Pamplonita’, en interpretación de la sinfónica
nortesantandereana Fundarte se inaugura el primer sitio turístico de máxima
envergadura para la ciudad. Uno que reconstruya cada grieta en la identidad y
represente el motivo de conocer y dar a conocer a cada pariente o visitante de
la Perla del Norte.
El espectáculo de los fuegos pirotécnicos comenzó. Múltiples colores y
luces acompañaron la magnífica ceremonia. La alegría en el rostro de niños,
jóvenes y adultos enmarca la noche esperada por el arquitecto cucuteño Jesús
Eduardo Romero, al que su amor por estos lares lo impulsó por esta obra. Una
semilla que floreció lejos de la tierra y echa raíces en la natal Cúcuta.
Esa noche quedará guardada como el comienzo de otro capítulo en la historia
de la ciudad, a la que la indiferencia espera vencer y terminar como aquel
practicante de seguridad que titubeo “¡Cuál tranquilidad… que prendan las
luces!, al menos si está seguro”.
Mientras tanto, solo unos
cuantos curiosos se atreven a divisar la panorámica de Atalaya.
Los turistas
no van al Cerro Jesús Nazareno
La vista desde el mirador es agradable, pero hay muy pocos que se atreven a
ir a lo más alto del cerro de las tres cruces.
Después de la Semana Santa de su inauguración, los visitantes mermaron. Han
pasado 2 meses y es raro ver que la gente suba durante la semana al Cerro Jesús
Nazareno, considerado el primer mirador turístico de Cúcuta y en el que se
invirtieron 2.179 millones de pesos.
En lo alto de la montaña se divisa la imponente escultura de Jesús
Nazareno. Ya en el mirador, en días de sol, el calor se combina con la brisa y
hacen agradable la estadía. Los 292
escalones están siempre listos. La vista de 360 grados de la zona está siempre
esperando para una foto para del recuerdo.
Sin embargo, según comentan
los vecinos de los barrios Antonia Santos y El Progreso, los visitantes no se
ven con frecuencia. “Fue una cosa de momento, muy bonito y todo, pero la
gente no se ve tanto”, argumentan.
Javier Galvis, vecino del barrio El Progreso, por donde también se puede
acceder al mirador, cuenta que la razón por la que la gente no se anima a subir
es porque aún existe la percepción de inseguridad.
“El alcalde se comprometió con nosotros a que los fines de semana iba a
tener policías para garantizar la seguridad de los visitantes. Además, nosotros
mismos nos hemos dado a la tarea de ayudar”.
Dice que ‘si despega’, el comercio
sería una nueva forma de generar ingresos. “Imagínese… si vinera gente todos
los días, montaría una tiendita”.
Tanto por las escaleras (barrio Antonia Santos), como por El Progreso
(acceso destapado), los visitantes, casi todos de Atalaya, solo van los viernes
en la tarde, sábados y domingos. Durante los otros días, solo los niños del
sector son quienes suben y bajan constantemente en medio de sus maratónicas
jornadas de recreación.
Según la secretaría de Infraestructura del municipio, se trabaja en lo que será la segunda fase del
proyecto, que permitirá un mirador integral, con más alternativas para los
visitantes.
Parqueaderos para carros, motos y bicicletas, plazoleta de comida así como
la ampliación de la zona de acceso vehicular y mejorar el alumbrado público,
hacen parte de lo que serán las obras complementarias del Cerro Jesús Nazareno
ubicado en Antonia Santos.
Sin embargo, aún no se tiene definida la inversión que se hará, Yonny
Pascual Contreras, secretario de Infraestructura de Cúcuta, dijo que todo está
en estudio para evaluarlo por la secretaría.
Culminada la segunda fase del proyecto
Una de las megaobras del alcalde, César Rojas, tomó forma tras completar la
segunda fase, en la que se invirtieron 900 millones de pesos. Los trabajos se
concluyeron, y se entregaron para la Semana Santa de 2018.
Parqueaderos para carros, motos y bicicletas; plazoleta de comidas, la
ampliación de la zona de acceso vehicular y el mejoramiento del alumbrado. Esas son las nuevas novedades que tiene el
mirador turístico del cerro Jesús Nazareno ubicado en lo más alto
del barrio Antonia Santos, en la comuna 8.
Con esta inversión y el mejoramiento del acceso, se espera que el turismo
despegue definitivamente. Igual piensan los vecinos de Antonia Santos y El
Progreso, los barrios que rodean al cerro. Antes de completar la obra, al lugar no subían más de 150 personas a la
semana; los fines de semana son los días más visitados.
En esta nueva fase, el lugar cuenta con dos miradores más y una zona
para niños habilitada con juegos tradicionales.
La terminación de los parqueaderos y la vía de acceso, son las
obras restantes en el lugar.
José Carrillo, vecino de la zona,
destacó el mejoramiento, pues el lugar ya no se ve como un cerro en el que hay
una escultura, si no que los visitantes tendrán otras alternativas.
Adicionalmente, tiene un punto de wifi gratuita que también ha hecho que el
lugar sea más visitado, al menos por los vecinos. Según reporte del año pasado,
el punto de wifi gratis más visitado fue el del cerro Nazareno. La oficina Tic del Municipio, dijo que las
personas han adoptado estos espacios como herramientas educativas y como
centros de ocio.
La comunidad espera que este sector
tome el impulso turístico que les han planteado, y así no solo mejorar su economía si no quitarse el
estigma de población peligrosa. Este mirador, en el barrio Antonia Santos, es
poco visitado, pese a que tiene 2 mil 600 metros cuadrados de urbanismo.
El cerro Jesús Nazareno tiene ya sus obras listas para recibir a los
visitantes, fueron abiertas el resto de las áreas que fueron edificadas
recientemente, en la segunda fase del proyecto.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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