La
Opinión
Llegó a Cúcuta siendo uno de los
cuatro colombianos que integra el gran equipo artístico del Circo Farouche,
dentro de la celebración del Año Colombia-Francia 2017, para presentar el
espectáculo 18 ½, un show basado en la película 8 ½, del director italiano
Federico Fellini.
A 18 metros de altura, en un ejercicio de cuatro saltos mortales en el aire
y con el tiempo milimétricamente contado para finalizar un acto, aparece la
firme figura de un hombre que con sus movimientos mantiene todo el contexto de
un espectáculo que se mueve al ritmo de las luces, la música y el teatro.
Pero, pronto, el rostro de admiración de quienes observan esta puesta en
escena cambia a una expresión de miedo y preocupación: el artista salió un
segundo antes del columpio que lo sostenía, perdió el sentido de orientación en
el transcurso de la acrobacia; no podía ver la dirección en la que estaba su
cabeza y solo podía balancear los pies en forma de arco para recuperar el control.
Dio un giro y finalmente cayó en la malla de protección. Salió ileso.
Las maniobras le salvaron la vida, pero también le recordaron a Leonardo
Mayorga Sánchez, el protagonista de esta historia, que el arte circense no solo
se mueve en la técnica y los libretos, sino en la capacidad de crear emociones
y sentimientos.
“Hay personas que son técnicos de
circo, que solo lo ven un espectáculo y nada más. Para mí es una forma de vida,
una visión en la que todo el tiempo estás en creación y en la que transformas
tu vida cotidiana en un proyecto artístico”.
En sus primeros años de aprendizaje, en Cali (Valle del Cauca), en el
teatro La Máscara, comprendió que en el circo contemporáneo estaba su futuro
porque allí podía mezclar todas las artes: música, teatro, danza y acrobacia en
un solo acto. Así convenció a sus padres de su talento y terminó involucrado en
diferentes escuelas de formación en Inglaterra, Francia, Canadá y hasta en el
Circo del Sol.
Hoy con más de 20 años de experiencia e incontables presentaciones en
la mayor parte de Europa, África, Latinoamérica y América del Norte, reconoce
que para trabajar en el arte circense se requiere no solo talento, sino
un don de gente para establecer relaciones de confianza y trabajo en equipo.
“El público ve en el escenario solo un 35% del trabajo de quienes conforman
el equipo técnico y artístico. Si en escena hay 25 personas, tengan la plena
seguridad que detrás hay 30 o más, que hacen posible todo lo que ustedes como
espectadores disfrutan”.
En el circo, explica, la confianza en el equipo es el principal ingrediente
de trabajo porque “es tu seguridad y tu vida la que está en juego en medio del
espectáculo; así que si discutes con alguien cinco minutos antes de empezar,
debes saber que esa persona va a ser lo suficientemente profesional y que no te
dejará caer. El circo está rodeado de peligros; eso permite que las relaciones
humanas se desarrollen a profundidad, si se pierde la confianza pues todo el
trabajo se desvanece”.
Sin embargo, antes de iniciar el show, cada artista revisa hasta cuatro
veces que los equipos necesarios para las intervenciones sean lo
suficientemente seguros para resistir el peso de quienes actúan.
Trabajar alrededor del mundo también le ha dado ventajas como manejar tres
idiomas: inglés, francés e italiano. El español es su idioma nativo.
Y si de sacrificios se trata, reconoce que el mayor es estar lejos de su
hija, de 12 años, pero también tiene claro que puede ofrecerle un mejor futuro
en Europa cuando termine sus estudios en Colombia.
Las técnicas que utiliza
En el mundo del circo existen diferentes técnicas en las que se combinan
las acrobacias, pero Leonardo Mayorga hasta ahora domina ocho que se combinan
con otras representaciones de baile y teatro.
Ahora, durante su gira con el Circo Farouche que se presentó en el coliseo
Toto Hernández, está presentando una técnica en la que trabaja dentro de un aro
que se mueve en el mismo sentido de una moneda al caer; solo que él coadentro.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.