1184.- ´EL MICO´ FABIO ISAZA

Pablo Emilio Ramírez Calderón

Fue un bandido, venido del interior del país, tal vez del eje cafetero, al departamento, en los primeros años de la década de  1960, y se dedicó a atracar, asaltar fincas y robar, especialmente en San Cayetano y valles de El Zulia, hasta cuando fue abatido por la policía, en las calles de Cúcuta, o en alguna casa, donde logró penetrar para camuflarse.

Fue enterrado en la parte alta del cementerio central, donde hoy reposa en un nicho, que más parece un trono, a donde van a diario, en romería, hombres, mujeres y parejas de casados, a pedirle algún favor, que no han podido obtener, por medios normales; suele uno encontrar, parejas o mujeres y hombres solos, haciéndole alguna petición.

En gratitud, por los favores recibidos, los beneficiados, le colocan en la tumba plaquetas, con las gracias, por el favor recibido, de la cuales, se encuentran más de tres centenares, regadas, o pegadas por todos los lados de la tumba, en el suelo, por delante, por detrás, en un espectáculo, del que no hacen gala, tanto santo, tanto sabio, ni tanto personaje meritorio, de la ciudad, ni del medio cercano.

Es un fenómeno sorprendente por lo exótico, que vale la pena lo estudien, los psicólogos, los psiquiatras y los sociólogos, porque no hay una explicación lógica, que diga cuál es la razón para tanto fanatismo o motivo, por el cual la gente llega a la conclusión similar, a la afirmación que algo tiene el agua  cuando la bendicen.

Realmente sorprende este fervor popular, por un personaje que no fue un ejemplo para el pueblo cucuteño, sino un depredador, perseguido por la justicia por sus actos criminosos y en cuyas garras, fue afortunadamente abatido para siempre.

Se piensa, que esa infraestructura, de la cual hace ostentación, este funesto personaje de la picaresca, no es solo actividad de su recuerdo popular, sino con la colaboración de algunos silenciosos parientes, que estimulan, este inexplicable movimiento de masas.

Mientras el mico Fabio Isaza, pasó a la historia por sus fechorías y actos criminales, su memoria la mantienen rediviva como un  Robin Hood, hacedor de bienes materiales a sus conciudadanos vivos.

Recopilado por: Gastón Bermúdez V.