Jeider Rúa Giraldo
Pedro María Montes Rojas pasa sus
días trabajando y esperando el día en que el General Santander vuelva a teñirse
de Rojo y Negro.
Esto es como cuando una madre despide a su hijo para que se vaya a otra
tierra. Por muy lejos que esté, la madre siempre sigue sintiendo ese calor, ese
cariño. Así me siento yo, y lo que
siente la hinchada, yo también lo siento”. Es lo primero que se le viene a la cabeza
a Pedro María Montes Rojas al remembrar que su equipo del alma hace un
semestre se encuentra lejos de casa.
Y es que son 43 años los que este
hombre lleva ‘casado’ con el Cúcuta Deportivo, como para no sentirse “herido en el alma y en el
corazón porque no tenemos jugando en el General Santander al equipo donde
aprendimos a querer el fútbol hace 93 años”.
Es un dolor que él mismo compara con el de un ave que está en cautiverio y
no puede extender sus alas para volar. En este caso, para abrir sus telas
teñidas de rojo y negro para invitar a toda una hinchada a alentar a los
motilones en el campo de juego.
Pedro María, que se convirtió en un
ícono de la cultura deportiva de la ciudad, no había un solo partido en el que
jugaran los rojinegro al que no asistiera, pero hoy, después de tanto, se ha limitado a su
trabajo y su familia, porque su corazón, que también parece estar teñido por
esos dos colores, está en Zipaquirá.
El nacimiento de un ícono
El ‘Hincha Fiel’, nacido en La Playa
de Belén (Norte de Santander), y que ahora tiene 56 años de edad, no se ganó ese título de gratis.
Desde los 12 años empezó a ir al estadio. Fue ahí, en el “Gran Lleras”, como él
mismo lo llama, donde conoció al amor de su vida, un amor que después de 43
años sigue latente como la primera vez.
Pedro María decidió convertirse en el hincha número uno del Cúcuta
Deportivo luego del fatídico 14 de junio de 1995 cuando el equipo perdió la
categoría por primera vez. Dejó la universidad para acompañar al equipo en su
peregrinar, y “En el 95 me puse por primera vez el traje del indio y lo hice
para levantarle el ánimo a las personas, a la hinchada”, recordó Pedro, que al
día de hoy completa 22 años vistiéndose como el ‘Indio Motilón Barí’.
Se iban a completar 10 años de oscuridad para la tribu motilona cuando en
el 2005 la historia cambió y el doblemente glorioso salió campeón de la B.
El ‘Hincha Fiel’ recuerda que siempre estuvo ahí, en los momentos duros, en
los que “nadie se acordaba del equipo, y yo estuve ahí, porque yo soy un hincha
fiel, así el equipo estuviera en un mal momento yo siempre estuve en las gradas
alentando, y Dios me premió por eso”, contó Pedro María.
Y así fue, aparte de recorrer toda Colombia, ser el hincha incondicional
del Cúcuta le llevó a peregrinar con el equipo por toda Latinoamérica. Desde
Argentina hasta México y pasando por Brasil, son los destinos que recuerda con
más emoción.
Pero dentro de todos esos viajes, el que más lo marcó y lo terminó de
enamorar del fútbol, fue el que hizo en el 2007 a Argentina, donde el
acrecentado rojinegro se tomó la Bombonera para enfrentar al Boca Juniors en el
partido de vuelta por semifinal de la Copa Libertadores –que finalmente terminó
remontando el cuadro xeneize-. Ese fue el regalo de Dios: permitirle ver a su
esquipo como “uno de los grandes del continente”.
La vida sin el equipo
El
‘Hincha Fiel’ lleva 43 años de ‘matromonio’ con el Cúcuta Deportivo
Luego de entregar tanto por su equipo, se podría creer que luego de la
partida del Cúcuta Deportivo a Zipaquirá, el ‘Hincha Fiel’ se haya dado por
vencido, pues no se le ha visto en el estadio Héctor El Zipa González portando
su emblemático atuendo.
Pero las razones van más allá y aunque sigue al equipo con la misma pasión,
su vida ahora ha tomado un rumbo que no le permite estar con la disponibilidad
al 100% para acompañar a los motilones.
Pedro María pasa sus días trabajando para la oficina de comunicaciones de
Comfanorte, donde se ha convertido en la pieza ‘multitarea’ de la empresa. Por
su personalidad, que no le permite “quedarse quieto”, hace de recreacionista,
de mensajero, de organizador, hace publicidad, trabajos de logística en eventos
de su empresa, y demás tareas.
Son trabajos que le demandan gran cantidad de tiempo y finalmente eso es
algo que aunque lo hace feliz, le afecta porque “quisiera estar con el equipo.
Ya pasó un semestre y no pude verlo, eso para mí es duro. Sigo poniéndome el
disfraz porque soy un emblema del deporte. Yo apoyo todas las disciplinas
deportivas y en donde pueda estar con mi personaje voy a estar.
Todo ha cambiado tanto, pero el sentimiento nunca cambia, y acá está este
símbolo que lo llevaré hasta la tumba”, agregó Montes.
Sin poder alentar al equipo en persona, Pedro María tiene clara su misión,
y esa es con Cúcuta. Él es feliz enseñándole a la gente sobre su ciudad,
recordando la historia, y tiene una batalla todos los días por “cuidar la
identidad de Cúcuta. Yo lucho por fortalecer la cultura en las personas de mi
ciudad y por crear un sentido de pertenencia”, explicó.
Y es por esa misma razón que siempre lleva en su vestimenta el rojo y el
negro. Para él, eso es una invitación a no comprar pasiones ajenas, “porque uno
no puede comprar pasiones de otra parte, hay que aprender a valorar lo nuestro,
y ahora más que el equipo está en Zipaquirá”.
A la espera de un regreso
“Nosotros
tenemos que darle un espacio al hincha. Necesitamos tener una pertenencia, y el
hincha debe estar alentando a su equipo donde pertenece, no en otra ciudad”
El ‘Hincha Fiel’, por ahora está seguro de que para que el club regrese al
General Santander será “un proceso largo”, pero le pide a Dios que para el 2018
pueda estar en su ciudad.
Sin embargo, hace “un llamado a los que pueden dirigir, a los dueños del
equipo, y a Dios que les dé el don de la sabiduría para que lleguen a un
acuerdo y el Cúcuta pueda regresar”, porque para él, que el doblemente glorioso
esté en Zipaquirá o en cualquier otra parte que no sea el General Santander, es
como si se tuviera “un ave en cautiverio”.
Pedro María seguirá apoyando desde acá, con su familia y sus hermanos. Pero
si de algo está seguro, es de que si el equipo vuelve a la ciudad, “el estadio
se volverá a vestir de rojo y negro”.
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