Justo
Pastor Castellanos
Vía
Abrego-Sardinata.
Vías de Santander
´así pintan´.
Norte de Santander está gravemente afectado por el
síndrome del cangrejo: ´Da un paso adelante y dos para atrás´.
Nuestros audaces antepasados se inventaron el
ferrocarril, montaron industria textilera y plantaron la del café, con las que
forjaron el Departamento más próspero de Colombia.
Nacimos famosos en Villa del Rosario, pero la gloria
nos quedó grande y a la vuelta de unos pocos años, perdimos la iniciativa y
caímos en un profundo hueco, que no produce sino zánganos, de donde parece que
no vamos a salir jamás.
Cuando cerraron el ferrocarril, con el que llegábamos
al lago de Maracaibo y de ahí a los mares conctándonos con el mundo,
automáticamente quedamos convertidos en unos gusano; en unos cangrejos que
salen a buscar carroñas y regresaban a su roto.
Habíamos perdido el horizonte, la región empezó a
languidecer y con el atraso comenzamos a llenarnos de envidia los unos con los
otros, mientras los demás Departamentos crecían y se desarrollaban.
Antioquia se fortaleció con los talleres de textiles que se llevó de
Cúcuta, y Caldas y Risaralda se hicieron poderosos con la pujante industria del café que nos
arrebataron.
Y mientras nosotros aprendíamos a contrabandear y a
pedirle limosna al gobierno central, que nunca no las dio, ellos construían
amplias carreteras de doble calzada, factorías industriales y represas
gigantescas como la de Guatapé para producir energía y volverse poderosos.
Así mismo se tomaban las riendas del poder nacional
con los Ministerios y las embajadas, que nos siguen negando por ser tan
mediocres y serviles.
Todo se fue muriendo. Después vetaron a Cúcuta como
puerto de embarque del café para favorecer a Caldas y nuestro sector cafetero
sucumbió.
Pero el derrumbe fue más hondo. Cuando intentamos
instalar un ingenio azucarero, los vallecaucanos boicotearon nuestro empeño, y
con la insidiosa acusación de los costeños, que nuestro ganado era portador de
fiebre aftosa, nos arruinaron otra de nuestras fuertes actividades.
Nuestros viejos paladines habían perecido y la clase
emergente había nacido castrada y doblegada.
Hace ya cien años estamos clamando por una carretera
para ir hasta Arauca, que llaman pomposamente carretera de la soberanía y nos
han mamado gallo; hace otra centuria venimos soñando con una buena vía para ir
a Ocaña y todavía estamos atascando y con los crespos hechos.
Pero también y como una triste ironía, a la esperanza
de volver realidad la represa del Cínera, le pusieron una lápida con el nombre
de Acueducto Metropolitano, para hundirla.
Siempre se repite lo mismo: Tenemos que regresar al
roto como los cangrejos, para no despertar sospechas y para evitar que no nos
tilden de venecos y nos nieguen la patria, porque los oligarcas de la sabana de
Bogotá, encabezados por Juan Manuel Santos, que son los que mandan, nos odian a
muerte.
Tan profunda será la inquina que nos tienen, que se
pusieron de acuerdo secretamente con Nicolás Maduro para cerrarnos la frontera.
Vaya a usted a Sardinata, asómese por Lourdes, viaje
hasta Arboledas, dese una vuelta por el municipio del Carmen y sufrirá
quinientos trancones y un millón de baches en las carreteras.
Y por favor, si se ´arrecha´ no vaya a invocar a la
mamá de ´Wilmer Carreteras´ porque es una falta de respeto con la digna señora,
mejor pregúntele a los haraganes de la Corte Suprema, que pasó con los
expedientes que tienen en curso el escurridizo representante a la cámara, por
Las platas para las carreteras que se extraviaron estando en sus manos.
Después dese una vuelta por la zona cafetera, por
Bucaramanga y por Medellín para que aprecie viaductos espectaculares como los
de Europa que dan gusto e invitan a pasear y disfrutar del paisaje.
Y por Dios no los compare con sus miserias, porque le
da coraje y la rabia le puede ocasionar un infarto.
Lo indicado para cuando vuelva a aterrizar, es que se
vista de luto y le pregunte a sus gobernantes donde enterraron la casta, el
orgullo y el valor, para que vaya acongojado a su panteón a llorar y a dolerse
de su muerte.
Y asómbrese con estas verdades; en el pasado de que hablamos no existía
siquiera una universidad en la región. Hoy hay una docena y diez mil
científicos con títulos académicos, pero escasea la materia gris y la
imaginación.
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