Carlos
Eduardo Orduz
Enrique el carbonero
Todas las ciudades o poblaciones menores han
tenido y tienen sus personajes típicos y ellos hacen parte de la historia y de
la cotidianidad de los seres humanos que gozan, sufren, ríen, se compadecen o
se ufanan de ellos por sus peculiaridades y que los hacen perpetuarse en la
memoria de sus congéneres.
A nivel nacional es bueno recordar que en los
predios de la Universidad Nacional conocimos al famoso Goyeneche, eterno
candidato de los estudiantes a la presidencia de la República con su programa
bandera de pavimentar el río Magdalena.
La famosa figura del arriero Valdez, el
símbolo del café colombiano, como promoción a nivel internacional de la calidad
de la suave y aromática bebida que se consideró la mejor del mundo.
En la más bonita casa quinta de la vuelta del
molino residió Ismael (el loco) Conde, matinalmente se dirigía al centro por la
avenida 3ª recogiendo cuanto papel encontraba para llenarse los bolsillos de su
saco.
Truman, asiduo asistente a la cancha de fútbol
de las vicentinas para lanzar al viento su repertorio de vulgaridades, se
rebelaba contra las monjas cuando no le daban almuerzo tempranamente.
Escorpión, la de los madrazos, recorría la
ciudad con sus palabrotas y amenazante con piedra en la mano, era el terror de
los choferes.
Culebro, el consorte de escorpión, igual de
vulgar en el vocabulario, la gente procuraba no contradecirle y así librarse de
los improperios.
Makeko, mostraba signos de retardo
mental profundo, seguía a los buses corriendo detrás de ellos agitando sus
brazos.
El enano Tirso, era el consentido de las
damiselas que atendían los bares del Palenque (zona roja de la época), su
profesión era la de embolador.
Carevieja I, Gonzalo conocido por ser el
embolador oficial de la alcaldía de Cúcuta, dicen que logró la jubilación
después de 30 años de servicio como mensajero.
Carevieja II, el barrendero de la calle 9 y la
avenida 4ª, todos los días se ubicaba frente al despacho del alcalde y su
perorata con madrazos a bordo, duraba 5 minutos durante los cuales los
asistentes permanentes del parque Santander, gozaban y reían.
Abogado de las ánimas, el único oficiante de
novenarios titulado, su vestimenta y las lágrimas que derramaba lo hacían
imprescindible en las casas de familia que deseaban rendir 9 noches de
recordación por los desaparecidos (Jacinto Hernández).
Gardel, su venta de maní y haba frita lo hizo
famoso en los escenarios deportivos y en las entradas de los cines.
Comunista, su oficio la venta de emparedados
que combinaba con sus discursos en la avenida 5ª con calle 11 todos los días,
era versado sobre la lucha del proletariado por conseguir mejoras salariales y
condiciones de vida dignas.
Tomás, cariñosamente le decían el negro, sus
enormes pies necesitaban calzado Nº 46 que mandaba hacer, ya que en el comercio
no los encontraba, su enorme estatura lo hacía sobresalir en el parque de Los
Naranjos de la gobernación.
La loca María, su obsesión era vestir siempre
de rojo, sus predios la avenida 2ª y la calle 11, donde las almas caritativas le
obsequiaban alimentos. Conocí de fuente confiable que era dueña de una casa de
habitación en el barrio Santander y otra en el Magdalena.
La turra Petra, marcó una etapa en Cúcuta con
su restaurante ´Aquí me quedo´, en la ruta del camellón del cementerio. Sus
viandas eran muy solicitadas.
Enrique el carbonero, con su burro y sus
bultos andaba gritando por la ciudad su carbón y su leña, con un trotecito tun
tun.
La coja Delia, la novia de los estudiantes que
hacían cola y pagaban cincuenta centavos por los placeres sexuales que les
prodigaba en la calle 14 con avenida 8ª.
Nancy, personaje desde hace 32 años, mujer
delgada, genio sin igual, recorre las calles de La Quinta Bosch que es el
entorno natural para llevar a cuestas su cuasilocura, solamente da quejas a los
transeúntes sobre como los muchachos la molestan, y ella misma se responde los
cuestionamientos diciendo: No les haga caso a esos chicos!
Cada mañana se dedica a prestarle ayuda a los
agentes de policía del CAI, regando las matas del jardín. Existen familias que
con corazón generoso diariamente le asisten con alimentos y puede subsistir.
Elisa, mucha de la gente de Cúcuta goza con el
sufrimiento ajeno, y para tal fin le daban atuendos para que se vistiera a la
moda y la remitían a la gobernación para que reclamara el carro que le había
enviado su novio Carlos Andrés Pérez, el presidente de Venezuela.
Allí ya la conocían, la atendían, pero para
tomarle del pelo, la remitían al consulado venezolano (calle 15 con avenida 5ª)
con carta en mano, donde constaba un donativo presidencial.
Los pendientes, sombrero, collares y su cara
pintada a la moda, la hacían resaltar, pero sus piernas todas curvas y con
zapatillas, hacían que se mofaran y rieran de ella.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
Conocí a varios de estos personajes en especial a ENRIQUE EL CARBONERO pues en mi casa se cocinaba con carbón y a este personaje se lo compraban, que bueno recordar estos hermosos tiempos.....
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