Cicerón Flórez
El 17 de septiembre de 1957 llegué a Cúcuta. Hace 60 años. Venía
invitado por mis amigos Andrés Crovo Amón, poeta chileno y María Elena Jiménez,
antioqueña, quienes habían fundado el semanario Mural y tenían el proyecto de
hacerlo diario.
Yo estaba en Bogotá, en plan de estudios y ejercía de corresponsal del
periódico. Había terminado la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla en
Colombia y se iniciaba la etapa liberal-conservadora del Frente Nacional, mientras
que en Venezuela el poder lo manejaban los militares, con el general Marcos
Pérez Jiménez en la Presidencia, como ocurría en varios países de América
Latina.
Cuando llegué a Cúcuta ya estaba casado con Ángela Góngora y habían nacido
mis primeras dos hijas.
En Bogotá conocí a los nortesantandereanos, Jorge Gaitán Durán, José Rozo
Contreras, Gonzalo Canal Ramírez, César Darío Gómez, Oriol Rangel, Humberto
Flórez Faillace, Daniel Gáfaro, las cantantes Hermanitas Pérez, entre
otros.
Dejaba en la capital del país una activa participación en el conocimiento y
debate de los asuntos nacionales e internacionales.
Recibía enseñanzas de esa corriente de pensamiento que animaban
intelectuales, artistas, escritores, militantes políticos, periodistas y
estudiantes, como Gerardo Molina, Estanislao Zuleta, Gustavo Vasco, Manuel
Zapata Olivella, Diego Montaña Cuéllar, Marco Ospina, José Font Castro, Luis
Villar Borda, Cecilia Porras, León de Greiff, Luis Carlos Pérez, Camilo Torres
Restrepo, Héctor Rojas Herazo, Matilde Espinosa, Jaime Ibáñez, Diego Luis
Córdoba, Marta Traba, Juan Lozano y Lozano, Jacinto Jaramillo,
Maruja Vieira, Bernardo Romero Lozano, Jaime Mejía Duque, Federico Klarson,
Esteban Cabezas, Nydia Tobón, Carlos Arturo Truque, Francisco Posada Díaz,
Aníbal Pineda, Iáder Giraldo, Carlos Granada, Crispín Villazón, con
quienes compartí ideas, proyectos, lecturas, experiencias y, en general,
aproximaciones en diversos asuntos de recíproco interés.
He vivido en Cúcuta estos 60 años con toda intensidad. He visto crecer la
ciudad y también estancarse. Tengo la felicidad que dejan amigos entrañables.
Soy testigo de aciertos y de desvíos calculados.
Conozco la mezquindad y la avaricia de algunos, así como el buen talante de
otros. He reunido un abundante acopio de hechos que retratan a quienes han
tenido el manejo de esta urbe. La pobreza y la corrupción son temas
lacerantes.
La Opinión ha sido relevante como espacio y medio en estos 60 años de vida
en Cúcuta.
A esta casa me vinculé desde su fundación en 1958 y por las circunstancias
que se dieron me quedé.
Aquí estoy y desde aquí he gozado y padecido esta Cúcuta de tanta
abundancia en contrastes.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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