La
Opinión
Tumba Febres-Cordero: Está en la
entrada del camposanto y marca el inicio del recorrido. Es la más vieja del
cementerio y pertenece a la familia Febres-Cordero, de renombre en la época de
1920.
Tumba
Enrique Raffo: El monumento está erigido en honor al hombre que trajo el primer
carro a Cúcuta en 1912 e instauró las bases del servicio público de transporte
en la ciudad.
Tumba Jorge
Gaitán Durán: El poeta y escritor, de familia política liberal de la ciudad,
falleció a los 46 años de edad y es centro de una de las leyendas que vive en
el Cementerio Central.
Tumba de
Elías M. Soto: El músico y compositor, autor de la famosa Brisas del Pamplonita
hace parte del recorrido turístico del camposanto. Su legado cultural
indiscutible le abrió un puesto en las memorias de Cúcuta.
Tumba
Antonio Yañez: No fue político ni escritor ni de familia adinerada. Antonio
Yañez creó una historia alrededor de su trágica muerte en 1978 que le aseguró
un puesto en la cultura popular que ha clavado allí numerosas placas por
“favores recibidos” lo han elevado casi a la categoría de mártir.
Tumba de
Fabio Isaza: Otro personaje de la cultura popular. Muerto a tiros por la
Policía, por sus hechos delictivos, el sitio de descanso eterno de quien fue
llamado el mico también sobresale en el cementerio, especialmente por todos los
agradecimientos que llenan su tumba.
Panteón
Sociedad de mutuo auxilio y jubilados del ferrocarril: De interés histórico, en
este panteón reposan los cuerpos de quienes sentaron los rieles del ferrocarril
que funcionó hasta 1970 en la capital nortesantandereana, antes de que llegaran
los planes de pavimentación a la ciudad.
La tumba
gótica: Perteneciente a la familia Pacheco, resalta el nombre de Hilda, una
deportista célebre entre los años 30 y 40. Su arquitectura gótica, que evoca
una aguja, es de las más representativas del camposanto, pues define el afán de
acercarse a Dios, imagen propia del arte gótico.
En el Cementerio Central de Cúcuta, 8 de sus tumbas lo proyectarán como un
atractivo turístico para la región.
Cada uno de estos sepulcros —también considerados monumentos— pertenece a
reconocidos y célebres personajes que escribieron la historia de la ciudad y
que hoy descansan en la eternidad del camposanto.
Esta es una iniciativa denominada Turismo oscuro, que busca exponer el
atractivo de aquellos lugares que tienen potencial de reconstrucción de memoria
histórica y cuyo primer recorrido se cumplió precisamente en este cementerio,
que data de 1885.
La idea salió de las aulas de la
Fundación de Estudios Superiores de Comfanorte (Fesc) y tiene el aval de la
Alcaldía de Cúcuta a través de la Secretaría Municipal de Turismo.
“El interés de la gente radica, primero, en el morbo por conocer las
narraciones que se tejen alrededor de la figura de un cementerio”, explicó
Liana Ovalles, docente e investigadora de la Fesc.
“Por otra parte, se busca generar una propuesta de patrimonio, a partir de
los sitios que tiene la ciudad”, agregó.
Todo lo que enmarca el Turismo
oscuro incluye otros puntos de la ciudad, que han sido catalogados como
paranormales, lugares de tragedia, de desastres o sitios de cárcel donde
abundan las leyendas.
Si la propuesta tiene el éxito esperado, en 2018 se estarán programando los
recorridos para que los visitantes puedan conocer más a fondo y desde esta
perspectiva, una parte más de Cúcuta que intenta revivir desde sus entrañas y
que se mantiene viva, gracias a las narraciones de la cultura popular.
Otros sitios de interés
En el marco de esta propuesta se han contemplado otros sitios que
generarían el interés de los visitantes a la ciudad. Algunos son las ruinas de
Gramalote, centros penitenciarios y casas relacionadas con hechos paranormales.
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