Gerardo Raynaud
La
Avenida Cero en construcción a finales de la década de los 50. Al fondo se
observa el Hotel Tonchalá mencionado como futuro hotel de la Gran Colombia, que
se puso en funcionamiento en octubre de 1956 pero inaugurado oficialmente por
el Gral. Rojas Pinilla en febrero de 1957.
Así eran denominadas las propuestas de obras públicas que el Honorable Concejo de la ciudad sometía a la atención de sus integrantes. Y no es para menos, pues en aquellos tiempos, al parecer, los ediles procuraban interesarse por el desarrollo de su ciudad y menos por su política.
En el año del título, el concejal Luis H. Leira, sometió a consideración de
sus colegas un proyecto de Acuerdo que permitía el impulso de obras de
imperiosa necesidad para la superación de los obstáculos que hasta ese momento
habían retrasado su proceso de modernización.
La ciudadanía en general, venía reclamando esas obras y nuestro buen
concejal se dio a la tarea de concretar un proyecto en este sentido. Espero que
mis lectores puedan ubicarse en los terrenos que debieron ser intervenidos,
algunos de los cuales se hicieron realidad, otros no lo fueron y unos más,
cumplieron su ciclo completo, fueron ejecutados y disfrutados para luego
desaparecer dando paso a nuevas obras en pro del desarrollo de la nueva ciudad.
Veamos qué tanto se hizo y qué tanto quedan hoy de esas realizaciones.
En la exposición de motivos quedó plasmado lo siguiente:
“El parque de Rosetal será ampliado hacia la avenida cero (Amparo de niños)
y hacia la calle novena y se denominará en adelante Plaza o Parque de los
Mártires. Allí se levantará la estatua del mártir del liberalismo, Jorge
Eliecer Gaitán. Habrá también un obelisco para recordar a los liberales que
cayeron sacrificados el 9 de abril en el Parque Santander. Y así mismo, un
monumento en honor del cacique Guaimaral, que vivió en esos predios. Para la
Plaza de los Mártires, se autoriza al Personero para la compra o expropiación
de los ranchitos situados en la avenida cero con calle diez, esto es, situados
frente al Amparo de Niños, futuro Hotel de la Gran Colombia”.
Esta descripción, así como la que sigue, nos da una idea de cómo era esa
zona de la ciudad a mediados del siglo pasado y de cómo ha evolucionado hasta
hoy. Seguimos con el proyecto.
“En el solar de la antigua Estación Rosetal, situada a un lado del
Reformatorio, frente al Club de Cazadores, se construirá el Jardín Amelia, ya
que dichos terrenos fueron cedidos por la Nación al Municipio con tal fin”.
En este sentido cabe anotar que el sitio en mención persiste aún hoy, el
cual fue remodelado recientemente con algunas adiciones como, la sede de la
Secretaria de Cultura Municipal y dos locales cedidos en arriendo para
actividades comerciales, pero de ‘Jardín’, nada.
La obra siguiente fue llamada ‘El Parque de la Bienvenida’, para el cual se
escogieron los terrenos de media manzana aproximadamente, situados sobre la
muralla y a un lado del puente Hernández Bustos, terrenos que no tenían ningún
uso y que se constituirá en una obra de embellecimiento a la entrada
sur de la ciudad, de ahí su nombre para recibir a los viajeros que vienen
del interior del país. La avenida de Los Libertadores será sin duda, la mejor
obra de la ciudad; en esto tendría razón el concejal Leira y hubiera podido
verla cuando fue inaugurada a finales del siglo pasado.
En aquel entonces, el Concejo solamente proponía la destinación de la zona
de reserva y aunque se pensó que podría construirse financiándola con un
impuesto de valorización, éste nunca se tramitó.
El proyecto de Acuerdo también incluía la construcción de un parque que
recordara la fecha del terremoto, ahora que se acercaba la conmemoración número
75. Se insinuó construirlo frente al Santuario del Perpetuo Socorro, sugerencia
respaldada por los vecinos del sector con especificaciones contenidas en una
solicitud en la que proponían hacerlo en un pequeño lote de 40 por 40 metros,
que sería arborizado con almendros, árboles que eran los que se habían sembrado
en las épocas del sismo.
En el mismo Acuerdo se introducía la construcción de la calle 20, de la
avenida 9 a la 14; la prolongación de la avenida 9, desde la calle 0 hasta
encontrarse con la carretera que va al Zulia, así como la construcción de la
avenida 19 entre calles 8 y 13; su financiación, argumentaba el proyecto, no
ofrecía mayores dificultades puesto que “será un aumento de la renta del
centavo municipal, ya que los buses podrán transitar por dichas vías.” Además,
el parque del barrio Cuberos Niño se verá beneficiado con esta obra, cumpliéndose
una vieja aspiración de sus habitantes.
Igualmente, se adicionaba la construcción de un teatro contiguo a la
escuela de El Páramo, destinado a las actividades culturales de los
estudiantes, el cual servirá también para prestar sus servicios a los jóvenes y
niños de los barrios circunvecinos.
La medalla del Civismo Juana Rangel de Cuéllar, también fue instituida en
ese Acuerdo y en él se dispone el 17 de junio, fecha cívica para los cucuteños,
como el día de entrega de la condecoración, que a propósito de su última
adjudicación, en el 2015, se realizó a finales del año, posiblemente en algún
nuevo Acuerdo se cambiaría la fecha.
También se proponía la construcción de un Obelisco en el Parque Eduardo
Santos para agradecerle al primer mandatario por las obras realizadas con
motivo del centenario de la muerte del General Santander, como fueron, el
Edificio Santander y el Parque Nacional, construidos donde antes quedaba la
Plazuela del Libertador, la pavimentación de la carretera a la frontera, que a
partir de entonces se llamó Avenida de la Gran Colombia, la reconstrucción del
puente Benito Hernández Bustos y la construcción del acueducto, entre otras
obras financiadas con recursos del gobierno central.
Finalmente, se solicitaba que el parque construido frente al edificio
Santander, que se llamó Parque Nacional, se le diera el nombre de Parque del
Centenario, como justo homenaje al héroe local y que el Parque del Libertador
fuera construido en el lote cedido por el Departamento, donde anteriormente funcionaron
los cuarteles del batallón Santander y que la Nación estaba obligada, según Ley
66 de 1925, a obsequiar a la ciudad, una estatua del prócer. En el presupuesto
del año siguiente, se incluirían las partidas necesarias para el fiel
cumplimiento del Acuerdo. Para una mayor ilustración sobre este último tema,
los invito a leer la crónica “Parque del Libertador Simón Bolívar”.
Juzguen ustedes y comparen, mis lectores, las obras que hoy disfrutamos con
las propuestas en el proyecto de Acuerdo en mención.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario