La Opinión
Virgilio Barco
saludando a Eustorgio Colmenares Baptista, fundadores del periódico La Opinión.
El relato reconstruye los 76 años de existencia y los
50 de vida pública del expresidente.
Virgilio Barco Vargas, uno de los presidentes
colombianos menos conocidos de los últimos tiempos, cuenta con una biografía de
largo aliento. Una investigación de varios años hecha por Leopoldo Villar
Borda, que incluyó decenas de entrevistas y la consulta de diversos archivos en
Cúcuta, Bogotá, Boston, Londres, Washington y otras ciudades, se añadió al
conocimiento directo del autor para completar el retrato de su vida, que se
confunde con la historia del país en buena parte del siglo XX.
La biografía de Barco
está entre las novedades de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo),
que se inauguró en abril de 2018. Los lectores descubrirán en ella
facetas ignoradas y sorprendentes del mandatario que gobernó durante el período
en el que el Estado colombiano enfrentó el mayor desafío criminal de su
historia y, al mismo tiempo, se efectuaron los primeros acuerdos de paz con
movimientos insurgentes en el siglo XX y se sentaron las bases de la
Constitución que rige al país desde 1991.
Aunque la presidencia fue el lapso más importante en
la vida de Barco, la narración no se limita a ella ni a la carrera política que
la precedió. También habla de sus ancestros, los generales Virgilio Barco
Martínez y Justo Leonidas Durán, que participaron en los bandos opuestos en la
Guerra de los Mil Días y después se convirtieron en parientes cuando el hijo
del primero se casó con una sobrina del segundo. Estos últimos fueron los
padres de Barco.
La narración describe
el ambiente en el que nació y creció Barco, en un hogar favorecido por la riqueza
petrolera gracias al hallazgo que su abuelo paterno hizo en el Catatumbo, que condujo a la
creación de la Concesión Barco y le permitió conocer desde niño los lujos que
proporciona el dinero cuando viajó a Europa con toda su familia antes de cumplir
los seis años.
También muestra cómo, en lugar de sentirse atraído por
los negocios, desde joven se apasionó por las ideas liberales y siguió la ruta
del general Durán en lugar de la conservadora que favorecían el general Barco y
Jorge Enrique Barco, su padre, un destacado dirigente conservador en Norte de
Santander.
Para defender esas ideas, en 1960 fundó La Opinión con Eustorgio Colmenares
Baptista, Eduardo Silva, Alirio Sánchez y León Colmenares, como antes había
apoyado a ‘Jornada’, el periódico de Jorge Eliécer Gaitán, y a ‘La Calle’, el
órgano del Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) dirigido por Alfonso López
Michelsen.
El relato sigue la trayectoria estudiantil de Barco,
su temprana afición por la paleontología y su grado de bachiller en Cúcuta, así
como sus estudios de ingeniería en la Universidad Nacional y después en el
Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), tras los cuales regresó a Cúcuta
en 1943 y en vez de ejercer la ingeniería se dedicó a la política.
La correspondencia
cruzada con sus padres durante sus cuatro años de estudio en Boston, conservada
en su totalidad, ofreció al autor un acervo excepcional de información sobre lo
que pasaba en Colombia en momentos en que se gestaba la Violencia con
mayúsculas, y sobre las ideas y sentimientos que dominaban
entonces al futuro presidente.
La correspondencia con su novia Carolina Isakson
cuando él se iniciaba en la política y ella estudiaba en Stanford (California),
también conservada en su integridad, refuerza la narración del drama nacional
de ese tiempo y de la forma en la que este lo afectó. Al relato de estas
vivencias se añade la descripción de las circunstancias en las que se produjo
su encuentro con Carolina, descendiente de inmigrantes europeos pobres
arribados a Estados Unidos, uno de los cuales llegó a Cúcuta con la compañía
petrolera que administraba la Concesión Barco.
Trayectoria pública y
política
A la historia de la niñez, la juventud y la edad
adulta de Barco sigue la de su trayectoria pública desde su primera incursión
en la política, cuando se afilió a la corriente más progresista del Partido
Liberal que encabezaba Gaitán, conoció de primera mano los inútiles intentos
por impedir la caída del Partido Liberal del poder en 1946 y fue elegido en las
listas gaitanistas como concejal de Cúcuta en 1947.
Barco fue uno de los
principales damnificados del 9 de abril de 1948, porque perdió su inversión en
‘Jornada’ y, además, fue testigo y víctima de la violencia que arreció después
del asesinato de Gaitán.
Elegido a la Cámara de Representantes en 1949,
presenció el tiroteo del 9 de septiembre de ese año en el recinto de la
corporación, en el que cayó el representante liberal Gustavo Jiménez.
Tras el cierre del
Congreso sufrió la persecución oficial hasta el punto de tener que huir de
Cúcuta, saltando una noche la tapia de su casa, y luego adelantar su matrimonio, que
estaba programado para 1952, para exiliarse en 1950 con su esposa en los
Estados Unidos.
Tras una nueva permanencia de cuatro años en Boston
regresó al país al terminar la hegemonía conservadora y cuando el general
Gustavo Rojas Pinilla pretendió mantenerse en el poder participó en la
formación del movimiento bipartidista que precipitó la caída de la dictadura en
1957.
La gestión de Barco
como ministro de Obras Públicas y de Agricultura y como alcalde de Bogotá
durante los gobiernos del Frente Nacional es descrita en detalle y contiene
episodios inéditos sobre las dificultades que surgieron en el sistema bipartidista
para adelantar proyectos como la reforma agraria de 1961, que ayudó a redactar.
En el caso de la Alcaldía el relato incluye
testimonios sobre la forma en la que se planificó y ejecutó la transformación
de la ciudad, la mayor ocurrida hasta entonces. Así ocurre con la reseña de sus
demás actuaciones en el país y el exterior antes de su elección a la
presidencia y con la narración de las dos campañas que adelantó para
alcanzarla, conocidas por dentro por el autor.
Esta incluye hechos
poco conocidos como el encuentro frustrado con López Michelsen en busca de un
acuerdo para la elección presidencial de 1982 y la forma en que se hizo la unión
liberal en 1986, que muestran su manera de actuar en política.
En la Presidencia
El trabajo también presenta aspectos reveladores de la
forma en que Barco vivió los cuatro años de su presidencia y tomó sus
principales decisiones, como el impulso de la reforma de la Constitución contra
la resistencia de los expresidentes liberales, la modificación del Concordato
que la iglesia católica frustró al entorpecer la negociación, el inicio de la
apertura comercial y la entrega de millones de hectáreas a los indígenas del
Amazonas, en medio de las conmociones generadas por la guerra de las drogas.
La restauración del
gobierno de partido, la política de paz y la apertura del sistema político a
nuevas corrientes de opinión son ilustradas con las voces de los actores y con
la exposición de las actitudes de Barco ante el terrorismo, los asesinatos de
los candidatos presidenciales y la matanza de la Unión Patriótica, principales
motivos de frustración para él en el ejercicio de la presidencia.
Del mismo modo se describen episodios críticos de su
gobierno en el campo internacional, como la crisis con Venezuela por el
incidente de la corbeta Caldas y las confrontaciones con Estados Unidos en la
OEA, primero por el hostigamiento al país que desataron las autoridades
estadounidenses por la liberación del narcotraficante Jorge Luis Ochoa en 1987,
y después por la invasión a Panamá el 20 de diciembre de 1989.
También se reseñan sus
empeños sin ejecutar, la emergencia médica en Corea, los atentados contra la
familia presidencial y el secuestro de los hijos y la hermana del secretario
general de la Presidencia, Germán Montoya, con todas sus implicaciones.
En la parte final se describe el deterioro de su salud
con los primeros síntomas del mal de Alzheimer, la última misión en Londres, el
regreso y los años de retiro en su apartamento de la calle 86 de Bogotá, hasta
la aparición del cáncer y la muerte el 20 de mayo de 1997.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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