La Opinión
El proyecto de Jhoan
Manuel Contreras es mostrar su talento, cambiar la imagen del colombiano en el
extranjero y demostrar que los cucuteños pueden soñar en grande, y construir
desde el arte y la cultura.
La perfección de los dibujos de Jhoan Manuel Contreras
desde hace 10 años, fue la carta de
presentación y casi la visa que le permitió a este cucuteño tener acceso al
mundo.
Contreras vendió las pocas cosas que tenía en su casa
en el barrio Sinaí, en Los Patios, y emigró a Europa, donde según él, están los
mejores retratistas hiperrealistas del mundo.
Antes de irse se despidió de los jóvenes a los que
enseñaba, en la avenida Quinta con calle 11, y de su familia, que poco creía en
que con sus trazos devoraría el mundo.
Luego, compró
un tiquete solo de ida, pues su sueño es ser el mejor retratista colombiano en
tercera dimensión del planeta.
Conocido como el Da Vinci cucuteño, Contreras era el
joven que todos los días se sentaba en un pequeño banquillo en medio del
desorden de los transeúntes y los vendedores ambulantes., y a quien ni siquiera lo desconcentraban las
brigadas de recuperación del espacio público de la Alcaldía.
Decidió a ir a Roma, porque allí aprenderá al lado de
los mejores. Su meta es estar a la altura del estadounidense Rob Hefferan o de
los italianos Roberto Bernardi y Jason Degraaf.
En Europa solo hay un puñado de retratistas que hacen
hiperrealismo; en el planeta, se cuentan con los dedos de la mano, dijo, y como en las calles cucuteñas difícilmente
podría cumplir ese anhelo, el 30 de abril de 2018 vendió lo poco que tenía y se
fue para el viejo continente.
Diez horas de vuelo. La primera impresión que tuvo
Jhoan al llegar a Madrid, fue ver el orden de las calles.
“Aquí no hay ningún tipo de vendedor ambulante, venta
de chicles o minutos. No hay perifoneo,
carretas, eso no existe en toda Madrid”, comentó.
Uno de los detalles que más recuerda con verdadera
emoción es la entrada, porque se dice que es difícil para ciertos extranjeros,
y algunos colombianos son devueltos.
“Entré a la entrevista con migración y me preguntaron
por cuántos días venía a Madrid; yo respondí: yo voy a estar 6 días… El de la migra me miró y le dijo al compañero
que estaba al lado, en tono desconfiado, sarcástico, que yo ‘solo iba 6 días’”.
—Agente de Migración: Y a qué viene
—Contreras: Voy a mirar el Museo del Prado.
—M: ¿Y qué hay allí?
—C: La mayor colección de pinturas españolas del planeta.
—M: ¿Y viene solamente por eso?
—C: Soy dibujante, me dedico a eso.
Alguien de migración le dio una hoja y un lapicero a
Jhoan, y mientras este pintaba un ojo, le dijeron:
—M: Vale, te creemos, vete…
No le exigieron reservación de hotel ni otros
requisitos.
Luego de tomar el metro —sin que nadie lo empujase y
sin que intentaran colarse— llegó al Museo del Prado.
“Es lo más
espectacular que he visto en mi vida, todos deberían ir a conocerlo”, comentó.
Mientras en Cúcuta, por uno de sus dibujos le pagaban
50 o máximo 100 mil pesos, en Europa su llegada ha sido bien recibida por la
gente que conoce su arte y paga hasta 200 euros por un retrato.
“El primer día me
siento en una calle muy transitada; veo que pasan los policías y no me dicen
nada mientras pinto; gracias a Dios ven que lo que hago es arte”, afirmó.
“Tristemente, lo mismo no pasa en Colombia”.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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