sábado, 25 de mayo de 2019

1498.- HISTORIA DEL COLEGIO CALASANZ



Juan Pabón Hernández (Imágenes)


Hacia 1950 los doctores José Antonio Rubio y Miguel García-Herreros, preocupados por la escasez de planteles educativos, se propusieron buscar una comunidad religiosa que se vinculara a la ciudad.

Después de algunas tentativas frustradas con los jesuitas (San Bartolomé), franciscanos (Virrey Solís) y dominicos (Santo Tomás de Aquino), indagando, se encontraron con el hecho de que las hermanas del Dr. García-Herreros vivían cerca al colegio Calasanz de Bogotá, en Chapinero, y asistían piadosamente a la misa del colegio. Ellas fueron el contacto inicial.

José Antonio Rubio

Se iba aclarando el panorama: los dos emprendedores ciudadanos conversaron del asunto con el padre Daniel Jordán, quien respaldó totalmente el proyecto.

Pronto comenzaron los acercamientos con las directivas del colegio. El padre Eliseo visitó a Cúcuta y aprobó la ciudad y, luego, el padre Isla, a quien se ofreció una elegante cena en el Club del Comercio, cuando ese centro social se ubicaba en la Avenida 4 con Calle 11, donde luego funcionó, por varios años, el Banco Central Hipotecario.

En esa ocasión, el discurso de orden fue pronunciado por el Dr. Luis Alejandro Bustos. Se procedió a designar una junta promotora, constituida por Miguel García-Herreros, José Antonio Rubio, Luis Alejandro Bustos, Gustavo Buenahora y Ernesto Vargas Lara, bajo la dirección espiritual del presbítero Daniel Jordán.

Miguel García-Herreros

El padre Eliseo solicitó una sede provisional y un terreno para edificar en el futuro. La junta consiguió el local de la Calle 13 con Avenida 6, donde funcionaba la Cervecería Santander.

El 14 de noviembre de 1953 llegaron a Bogotá los padres Miguel López y Mario Fernández, quienes dos días después se trasladaron a Cúcuta y se hospedaron, temporalmente, en la casa cural de San José.

El 24 de diciembre llegaron a Cartagena, en barco de vapor, los padres José, Andrés y el hermano Antolín: después vinieron Otilio, Rafael y Serafín. El padre Miguel murió en la ciudad, siendo reemplazado por el padre Gonzalo Díaz.


El éxito fue relativo al comienzo. Entonces, el Dr. Rubio ideó un avisó de prensa que fue publicado en el periódico Sagitario, de don Montegranario Sánchez, en el cual se ofrecía descuentos, así: por el segundo hijo 75%, por el tercero 50%; para las familias que pasaran de tres hijos en el colegio, los demás estudiarían becados.

Padre Daniel Jordán

Se abrió el colegio con primaria y cada año se fue incorporando un nuevo año lectivo. El uniforme era habano, distinto del de los demás colegios de la ciudad, que era de color azul marino.

Así, el 8 de febrero de 1954 empezó la historia del Colegio Calasanz de Cúcuta, sabiamente regentado por sacerdotes escolapios de notable y grata recordación.

Grupo de alumnos del Colegio Calasanz que hicieron la Primera Comunión a finales de los 50. Entre otros pudimos identificar a Víctor Hugo Rosales, Leonidas Márquez, Escalante, Ramiro Villamizar, German Pérez, Antonio Páez, Jaime Román, Carlos Eslava, Villa, Ramón Vargas, Gerardo Raynaud, Durán, Francisco Tristancho, Enrique Asela (qepd), Rey, Sanabria, Lucho Bonells, Monsalve, Hernán Ramírez Moro, Francisco Pérez, Luis Solano, Gustavo Vila, Pedro Ramírez, Canal, Tito Romero, Alvaro Blanco (qepd), Guillermo Eslava, Josué Jaramillo (qepd), y Alberto Ramírez Moros.

Llegó el día de colocar la primera piedra en la nueva sede, en el lugar donde hoy está el colegio, en terreno comprado a los señores Asiz Abrajim, Ernesto Vargas Lara y José Saieh. Hubo elocuentes discursos y homenajes.

En la actualidad, el colegio ha ingresado al acervo de las instituciones educativas más importantes del país y es orgullo y patrimonio de la región.

Epílogo: Un día, hace unos 20 años, mi hijo Camilo José me encargó escribir una canción para San José de Calasanz…

CANCIÓN A SAN
JOSÉ DE CALASANZ

Como aquél carpintero José
aún prodigáis con manos tiernas
la sombra protectora de la paz.

La huella de San José, padre de Jesús,
se renueva en vuestra mirada plácida
cuando atisba en la niñez
la esencia de la bondad.

Los niños de Calasanz
prolongan la esperanza y el sueño
de un ser generoso y profundo
que ennobleció la educación.
Para depositar en las almas
de los jóvenes
la fe, los fundamentos
y una maravillosa espiritualidad.

¡José, José, José!
Ahora os llaman los vientos
para que socorráis en la borrasca
las ilusiones infantiles,
para que nutráis de vida
la semilla del conocimiento
y os alarguéis con los años
de los niños para siempre.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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