jueves, 18 de julio de 2019

1531.- QUIEN ES EL DOCTOR ALVARO RIASCOS...



Patrocinio Ararat Díaz
(Prologo a su libro: “Recuento de los hechos de mi vida”)

El doctor Alvaro Riascos con Patrocinio Ararat Díaz

Tamaño honor e inmenso privilegio los que me confiere mi apreciado amigo Álvaro Riascos Fernández De Castro al solicitarme que escriba el preludio de su exquisito libro “Recuento de los hechos de mi vida”, en el cual él narra los más importantes servicios cívicos que le ha prestado a la ciudad de Cúcuta.

Pero, también, una gran responsabilidad, pues en estos últimos años, Álvaro ha sido verdaderamente prolífico en su producción literaria, al punto de contar ya cerca de diez libros escritos, y, para cada uno de los cuales, ha invitado a eximios personajes de nuestra sociedad a desarrollar sus notas introductorias. Así que tengo un nivel de exigencia bastante alto para tratar de mantener la línea de mis predecesores.

Cuando pienso en mi difícil tarea, me anima sobremanera el hecho de tener que escribir sobre una persona culta, íntegra, inteligente, de una gran dimensión humana y de una imagen y carisma particulares. Además, alienta más mi pasión, cuando sé que debo circunscribirme al tema planteado en su libro, en el que él en cada una de sus páginas revela sus condiciones del liderazgo natural que le han adornado desde su aparición en estas latitudes de la patria.

Considero que fue una bendición para la región, haber tenido la dicha de recibir en sus extrañas a Álvaro Riascos Fernández de Castro, pues sin proponérselo se constituyó en uno de sus personajes más importantes en el siglo XX. Recuerda él que recién graduado, la Divina Providencia le entregó la oportunidad para mostrarse en un campo petrolero del Catatumbo y después de dos años de verdaderos trabajos intensivos, decidió firmar su liberación y aposentarse en estas tierras de Juana Rangel de Cuellar.

Por sus especiales condiciones personales, acá fue acogido maravillosamente y, desde el principio, estuvo bien rodeado por toda la sociedad cucuteña, que muy fácilmente le entregó las llaves de la ciudad y le trató como al mejor de sus hijos.

En Cúcuta, quedó prendado y enamorado de una linda dama cucuteña y acá, decidió echar sus raíces familiares. Con todas las energías positivas y “las pilas puestas”, Álvaro inició en la ciudad que lo adoptó, una serie de acciones y actividades que le hicieron todo un personaje regional en el campo empresarial.

La cantidad de amistades que le distinguieron y el mundo de oportunidades que se le presentaron en virtud de sus ponderados conocimientos y sus valiosas experiencias, lo llevaron a formar parte de una elite de la ciudad, al punto de que fueron muchas las opciones de servicios que le requirieron. Era el hombre del momento. Al que todo el mundo quería tener en la Junta Directiva de su empresa, para subir el valor promedio de sus iniciativas y sus gestiones. Y ese momento y ese tiempo, por fortuna, fueron bastante extensos y para él y para todos, muy brillantes.

En el libro que según él es el “relato sincero de su paso por el mundo”, Álvaro muestra en toda su extensión y magnitud, esas acciones que lo presentaron como un verdadero impulsor turístico de la industria hotelera y como un activo y valioso participante en las distintas organizaciones gremiales, comunitarias y de servicios ciudadanos y públicos, en las cuales se movió con propiedad por ser una persona de suma sapiencia y de firmes principios éticos y morales.

Teniendo siempre en su cabeza la intención de servir y el inmenso compromiso de aplicarse con mucho celo a la administración pública y privada, el mundo regional le permitió mostrarse en grandes e inmensas ejecutorias, entre las que merecen destacarse: en la Sociedad de Arquitectos del Norte de Santander (en la que le cupo el honor de ser su mentor y creador); en la Federación Nacional de Comerciantes, Seccional Cúcuta (en la que mostró intensamente que nuestra región debería colocar especial empeño en el comercio como la actividad sobresaliente de nuestro intercambio fronterizo); en el Movimiento de Unidad Nortesantandereana MUAN (en la que lideró con mucha capacidad las acciones ciudadanas que permitieron llamar la atención a las altas esferas del país); en la Junta Directiva del Hospital Erasmo Meoz (en la cual orientó las obras del nuevo centro de salud que permitió incrementar sus servicios en la región); en la Junta Directiva de la Sociedad de Mejoras Públicas (en la que hizo un especial trabajo por el ornato y progreso de la ciudad); en la Junta Directiva del Skal Club Cúcuta (en la que impuso sus orientaciones para desarrollar la industria turística y los planes de excursiones); en la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Cúcuta (en donde estuvo por un largo tiempo, ayudando a impulsar acciones para el desarrollo de la ciudad); en la Junta Directiva Regional y Nacional de COTELCO (en la que procuró verter sus experiencias en el campo hotelero mostrando particularmente que hay más allá de la rentabilidad propia del negocio); y en la Junta Directiva de CORPOCERO (en la que rodeado de otros líderes locales, sacó adelante el desarrollo del proyecto integral de la Avenida Cero).

Especial lección merecen los apartes del libro, en donde Álvaro narra su designación y posterior gestión como Alcalde de la ciudad de Cúcuta. Creo que su digna postura dista cantidades de las que tienen y han tenido los posteriores burgomaestres. Esa total independencia que mostró durante el tiempo de ser la primera figura local, le catapulta inmensamente en la historia del panorama regional. Concretamente, por sus convicciones, Álvaro no permitió el manoseo al que seguramente estaban acostumbrados los caciques regionales y por el contrario, prefirió apartarse del cargo antes de aceptar esas estratagemas viciosas y politiqueras que han llevado al país a las situaciones más delicadas y corruptas de los últimos tiempos.

Conspicua es una palabra que significa “persona que goza de gran prestigio”. Álvaro la usó varias veces en su libro para referirse a las gentes que le rodearon y le acompañaron en buena parte de su vida. Esas personas mostraban mucha asertividad y proyección con la ciudad y coincidían en muchos aspectos con él. Yo agregaría ahora, que más conspicuo es Álvaro, por esas condiciones naturales que Dios le dio y que siempre le han hecho muy grande en su vida familiar y profesional y en sus relaciones con la sociedad.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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