Jhon
Jairo B. (Las 2 0rillas)
La otrora Perla del Norte es hoy por hoy (noviembre 2017), un triste
reflejo de la ciudad que alguna vez fue, la frontera más activa de América es
hoy una ciudad en decadencia, copada por la criminalidad, el desempleo y la
informalidad.
La enorme migración de venezolanos ha puesto a la ciudad en jaque, se les
puede ver por todos lados vendiendo cualquier cosa que logran traer: mayonesa,
atún, galletas, maltin (la pony malta veneca), enlatados etc. en fin
rebuscándose la vida.
Paralelamente los índices asociados a la criminalidad están por las nubes,
en el corregimiento de La Parada al lado del puente internacional Simón
Bolívar, los homicidios y la inseguridad están por las nubes.
En Cúcuta, el panorama no es mejor, la ciudad está empezando a ver como los
cinturones de miseria crecen día tras día, en el centro de la ciudad los
vendedores ambulantes son parte del paisaje, muchos son colombianos que se ven
abocados a esta labor gracias al enorme desempleo que hay en la ciudad y otros
tantos son venezolanos que venden cualquier cosa con tal de obtener unos pocos
pesos que para ellos al cambio son miles de bolívares.
Otra cara de este fenómeno son los cientos de desempleados colombianos que
han sido desplazados por venezolanos que trabajan por una fracción del salario
colombiano, todo esto se ve agravado por el aumento en los atracos y robos,
lastimosamente muchos de los delincuentes son venezolanos.
Este deplorable cuadro se ha condimentado por la baja evidente en la
actividad económica, dado que el mercado natural de la ciudad, Venezuela, está
en una grave crisis económica, no es raro ver al pasar por las calles de la
ciudad, como día tras día los letreros de “Se arrienda” o “Se vende” se multiplican.
A los únicos que les van bien deben ser a los que imprimen estos letreros y a
las inmobiliarias, también se puede ver como en los sitios que siempre estaban
llenos con los camiones y gandolas que traían productos para Venezuela, ahora
están en un estado de abandono total, ese movimiento ya no está… solo queda el
triste recuerdo de que alguna vez hubo trabajo para los que cargaban y
descargaban esos camiones a golpe de hombro y de ahí sacaban el pan de cada día
para su familia.
Al recorrer esta ciudad, que es mi ciudad de origen, después de muchos años
de estar en Bogotá, solo puedo decir que es realmente desolador y a la vez veo
que hay una paradoja creciente en la ciudad y es que a la vez que los índices
de pobreza, desempleo e informalidad están por las nubes, a otros les va muy
bien y no son más que aquellos que se dedican a las economías subterráneas:
narcotráfico, contrabando de gasolina y productos venezolanos. Es de no creer
que en Cúcuta haya un concesionario de Maserati, no sé si sea oficial, pero que
sepa, este carro no es precisamente el carro del pueblo, de los baratos como el
confiable Renault 4, acá en Cúcuta.
También en algunas zonas de la ciudad se pueden ver de esos bonitos
conjuntos residenciales que nada tienen de envidiar a Chapinero Alto o Chico en
Bogotá y no quiero decir que tener dinero sea malo, lo malo es que es un
secreto a voces, que a la vez que la ciudad se encuentra en una crisis
económica pavorosa, existe una élite económica y política que nada tiene que
ver con lo que le pasa a sus coterráneos.
Y esto es solo una pequeña parte de los problemas de la ciudad, no puedo
olvidar y dejar a un lado la terrible corrupción que azota a esta ciudad. Una
ciudad que a duras penas funciona, cuenta con una clase política que roban como
si fueran épocas de vacas gordas, hace un tiempo pude constatar que el PAE,
programa de alimentación escolar, en Cúcuta es víctima constante del expolio,
¡De un salón de 42 niños de bajos recursos, tan solo 7 recibieron refrigerio!
¿Cuántas raciones supuestamente entregaran en la ciudad cada día? Espero que la
Fiscalía y la Procuraduría pronto muestren la magnitud de la corrupción en esta
ciudad.
A decir verdad, los cucuteños esperan del Gobierno Nacional soluciones para
que la ciudad salga de esta crisis económica tan berraca, que la Policía Nacional
y el Ejército Nacional hagan respetar la frontera y empiecen a perseguir a los
delincuentes venidos del vecino país y a los que son del nuestro.
De parte de las autoridades que investiguen, persigan y capturen a los
ladrones de cuello blanco y que por fin se acabe la hegemonía de un ex-alcalde,
que aún en la cárcel, es el dueño y señor de la ciudad.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario