sábado, 16 de marzo de 2019

1462.- SENTADOS EN MESA CUCUTEÑA CON EL CHE GUEVARA



Terremotero

El Che y su amigo Alberto Granado entran a Colombia a través del río Amazonas en la balsa Mambo-Tango en junio de 1952 por Leticia, en su viaje de aventura, visitando Argentina-Chile-Perú-Colombia-Venezuela, llegan a Cúcuta el 12 y salen el 14 de julio hacia Caracas.

Acápite-

Asombroso Relato. Revelación con detalles inéditos. Visita sorpresa por tres días. Mítico personaje universal, estuvo aquí. El Che Guevara. Lugar Av. tercera con Calle octava esquina. Testigos días viernes, sábado y domingo. Fecha 12, 13, y 14 de julio 1952.

Aclaratoria-

Por aquella época el personaje tenía 24 años, chico común y corriente, futuro médico de profesión. Ciudadano argentino. Pasó por Cúcuta, conversó sobre medicina, fútbol y baloncesto. Visitó el Sanatorio Amelia y Asilo Andressen. El dato más curioso, reveló a mi padre, ser hincha del club argentino News Olds Boys de Rosario. Sorprendido quedó el CHE, su amado club del alma, tenía los mismos colores del Cúcuta Deportivo y mismos colores del equipo de baloncesto Norte de Santander. O sea, el rojo y negro. Ernesto, había nacido en Rosario, hermosa ciudad. El relato, pudo aglutinar curiosidades nunca reveladas.

La Previa-Anotaciones

Tomé apuntes en agosto 2018. El anciano relató en barrio Lleras Restrepo. La misma casa hace 60 años. Los domingos preparó desayuno para ambos. Allí estábamos, haciendo equipo. Una memoria prodigiosa con 90 abriles, de un lado el maestro y del otro, acucioso alumno apasionado por apuntar. Jamás desayunamos en mesa, siempre en mecedoras frente a la TV, así podemos manotear o gesticular con brazos.

Estar solos, augura relatos para escribir. Yo escribo por hobby. Mucho sufro de ansias por sacar historias, él sabe mis afanes, sus horas más largas dentro de mundo de ayer, las mías cortas en mundo moderno. Pactamos, el contará durante 1 año las historias, yo escribo y permuto 10 años para su larga vida, él sentirá haber vivido 20, al final, mis letras le acompañan, y mi amor, nunca desaparece. Somos distintos, yo ansioso, él muy tranquilote. Le decían don Tranquilo y don Alfredote.

Aquel día expresó: mijo, cuáles afanes. Los archivos son suyos, serán su herencia. Sus hermanos no escriben, ellos viven sus profesiones y están apartados del tema histórico. Parece somos iguales en ademanes y tonos de voz. Físicamente muy distintos, salí a mi madre. No soy escritor, pero amo escribir. No soy historiador, pero amo la historia inmaterial de Cúcuta.

Creo, sin dudar, mi padre fue, será y estará, entre los mejores historiadores de nuestra ciudad. Nunca perteneció a la Academia, tampoco le interesó. Recuerdo cuando expresó, uno de entre los mejores, no fue académico, había sido peluquero y no era bachiller. Sí, es verdad, somos distintos, yo irreverente, imprudente y sin reservas. El, muy prudente, tranquilo y reservado. A veces me regaña, después recula. Hermosa etapa de mi vida, dignamente honrado por regalo de Dios, cuidar, acompañar, compartir y escuchar anécdotas del padre.

Inicio del apuntador ansioso-

Comenzar desenrollando la madeja. La visita del CHE debía ser algo imborrable. Le dije: ¿Oiga padre, usted como hace para saber si el día 12, 13 y 14 de julio de 1952, cayó viernes, sábado y domingo. Usted no tiene internet, ni celular y no le gusta hablar por teléfono. Usted aborrece toda forma de modernismo? En la mente dije, un Pedro Picapiedra 2018 ¿Entonces como hace papá?

Respondió: Mire mijo. Por años los 1949 y 1953, vino a Cúcuta varias veces el famoso argentino Sr. Fassman. Era vidente, mago, hipnotizador, mentalista, ilusionista, prestidigitador, adivino y médium. Había nacido en 1909, me llevaba 20 años. Se presentaba en el teatro Guzmán Berti. Sorprendía, siempre adivinaba día de nacimiento de cada cucuteño.

Les decía: Usted nació un día miércoles, usted un lunes, vayan corriendo y ratifiquen con su abuela, madre o pariente. Era certero e infalible. Recuerdo al final de cada función, vendía una cartilla donde se podía sacar fórmulas, descubrir día exacto de nacimiento. Podíamos adivinar desde el siglo XVIII hasta XX. Todavía guardo las fórmulas. Respondí, Uyyyy Uyyyy, Uyyyy padre, ahora tengo otra crónica fabulosa en mente, EL FAMOSO ILUSIONISTA SEÑOR FASSMAN EN TEATRO GUZMAN BERTI y otra, sobre FAMOSA FIEBRE DE MUCHACHOS CORSAJISTAS POR CREERSE SHERLOCK HOLMES.

Un extraño olor a quemado, dejó el cuento a medio terminar. La olla con lentejas se quemó. Tocó ingeniarse arroz con huevo. Sin embargo, era delicioso viajar atrás, siendo lo que somos, parece fuimos, realmente nunca dejamos de ser. Supe podía traer vivencias, ilusiones y otros momentos, al fin y al cabo, provienen de mismas calles que camino. No importa cuanta felicidad viví, solo pienso en alegrías sentidas al relatar sus vidas.

Relato

Julio 1952-

¨Increíble instante, desprevenida ecuación y momento circunstancial. Tres horas compartí junto a Ernesto Che Guevara. Ahora convertido en personaje mítico universal. Esa noche, no era nadie, un simple joven. La mesa ubicada en avenida 3ª y calle 8. Acudí a famosa tómbola, buscaban fondos para el equipo Cúcuta Deportivo. Duró 3 días, viernes, sábado y domingo. Sentados estuvimos, ´Mocho´ Barreto, futbolista argentino Juan Barbieri, futbolista uruguayo Alberto Villaverde y Ernesto Che Guevara, siendo un joven común y corriente. Todos ya nos han dejado.

Aquel sábado estuve dirigiendo en San Cristóbal, al equipo juvenil Táchira de baloncesto. Fui contratado como entrenador. Ya retornaba, venía al volante de vieja camioneta Chevrolet de la panadería. Llegué a Cúcuta siendo las 8 pm. El copiloto, Jorgito Luna, miembro de familia conservadora. Grandes amigos de mis abuelos. Propietarios de Pasta La Española. Numerosa familia, compañeros de infancia. Los Luna.

Cúcuta fue distinta de otros pueblos, municipios y ciudades de Colombia. El deporte del baloncesto, había logrado crear hermandad inquebrantable entre las familias conservadoras y liberales. Sentires inspirados por amalgama entre baloncesto, corsajistas, lasallistas y terremoteros.

Existían otras familias tan cucuteñas como el pastel de garbanzo. Provenían por descendencia extranjera y también del interior de Colombia. Estaban formados desde raíces árabes, sirias, libanesas, palestinas, israelitas, italianas, alemanas, francesas, americanas y canadienses. Repito en mayúsculas, TODOS MÁS CUCUTEÑOS QUE EL PASTEL DE GARBANZO.

Desde allí surgieron, insignes baloncestistas, apreciados corsajistas y lasallistas. Entonces se formaría un ADN girador como entorno desde el baloncesto. Casi fue, cédula de identidad, patentada desde deporte insignia. Cualquier persona sin importar si o no, era practicante del baloncesto, fue identificada dependiendo arraigo de pariente, compadre, amigo, familiar, allegado, conocido, socio, ahijado, primo, tío o hermano de algún jugador. Parecía una cofradía invadiendo toda la ciudad.

Dicen leyendas callejeras, hubo tiempos en Cúcuta donde relacionarse o presentar alguien a otro, disparaba sin desparpajos la misma pregunta ¿Dígame, usted jugó baloncesto o algún pariente suyo jugó? La respuesta implicaba poder ingresar al empleo, al club social, al estamento local. Era patente para referencia de hombre sano y honesto. Para certificar provenía de familia digna. Se abrían puertas a lo hermoso jamás creado.

Podíamos entrar por amplias puertas de bella ciudad. Existía respeto, valor por la familia, amistad. Nadie podía engañarnos con cuentos de camino falso, sabíamos quiénes éramos y de dónde veníamos.

La traición desapareció. Las únicas batallas eran deportivas, el rectángulo saldaba con capacidades las rivalidades. Luego nos dábamos la mano y todos éramos amigos.

Sigo…

Entonces me duché, afeité y salí raudo para gran tómbola. Su lema, TODOS UNIDOS POR CUCUTA DEPORTVO. Eran las 9 pm y crucé la puerta. Allí vi, al ´Trompocolo´ Ramirez París, maestro de ceremonias, encargado de agitar todo para conseguir donaciones. Necesitaban presupuestar vigencia del equipo.

Radio Guaimaral ejerció de motor comunicacional. También colaboraron al micrófono, Jesús María Sepulveda, Gilberto Maldonado Moreno y JH Maldonado, el representante de Radio Victoria. Era analogía al Teletón, aquel tiempo, plasmando por otros fines.

Juan Barbieri me llamó con brazo alzado. Saludé y me senté en la mesa. Le pregunté al chico desconocido en forma desparpajada ¿Eres hermano menor de Barbieri? Pensé sin querer, era familiar que lo estaba visitando. Eran muy parecidos o fue simple semejanza entre dos argentinos. Allí inicia aquella conversación inolvidable. Cúcuta sería testigo, ahora décadas después, se plasmará.

Yo tenía 23 años y Ernesto 24. Manifestó sentirse gratamente sorprendido por tanto amor hacia equipo de Cúcuta. Pudo ver tanto sufrir por recoger fondos y tanta pasión por divisa. La Panadería Fragancia había colaborado en logística con sándwiches.

La conversación fue tranquila, natural y desprevenida. Recuerdo como hoy, su gran sorpresa por colores rojinegro. Expresó sobre equipo de sus amores. El News Old Boys de Rosario. Increíblemente, ese famoso club argentino, tiene los mismos colores de uniforme y bandera deportiva. Esa inesperada casualidad, causó sorpresa al joven futuro médico.

Mi padre comentaría, cuando 1 año atrás, vio jugar al famoso baloncestista Hugo Del Vecchio en Luna Park de Buenos Aires. Acentuó con cabeza, ratificando, era gran ídolo del sur. Narró su día anterior. Visitó el Sanatorio Amelia y quedó abismado por idoneidad de nuestros galenos. Percibió métodos adelantados para atención de tuberculosis. Manifestó, venía de culminar pasantía en Leprocomio de Rosario. Se quejó del trato discriminatorio hacia enfermos de lepra. Luego, visitó el Asilo Andressen.

Se volvió más expresivo. Declamó bellezas de áreas que pudo apreciar. Nunca imaginó encontrar en pueblo tan pequeño, una obra tan bella. Expresamente alabó inmejorable labor de las monjas. Una vez más, la heroína visionaria de gestos altruistas, la doña Teresa Briceño de Andressen, nos dejaría enaltecidos desde su obra¨.

Algo no olvida mi padre. El chico Ernesto confesó, su amado club de fútbol, los medios de comunicación le decían LA LEPRA. Otros locutores de radio, les denominaban LOS LEPROSOS. Curiosamente al otro club de misma ciudad, la radio denominó LOS CANALLAS. Los apelativos de equipos del fútbol argentino, tienen crudas denominaciones. Especialmente en ciudad terruño del CHE.

En la travesía, iniciando en motocicleta pero después en lo que conseguía para transportarse, desde el lejano sur, había llegado con otro amigo. El, no estuvo aquella noche. Ese otro joven se hospedaba en apartamento de Juan José Tulic. Ubicado en zona céntrica. Ernesto se hospedó en apartamento compartido entre Juan Barbieri y Alberto Villaverde. La habitación quedaba en segundo piso justo a lado de famosa tienda Rosa Blanca. Calle 10 con avenida 9ª.

Dicen leyendas, en planta baja quedaba tiendita artesanal de señoritas de apellido Camino. Ellas vendían alimento para canarios. El CHE estuvo fascinado con diminuto establecimiento. Parecía tener magia.

Los caminos de Cúcuta nunca estuvieron cerrados a las historias, a veces las truncaron. Fuimos tierra de vivencias, cuentos y leyendas. Provenimos de inigualables recuerdos de unión de nuestros abuelos. Significantes instantes románticos desde cuando se flecharon.

Nuestros son caminos reclamando volver. Devolver memoria inmaterial genuina. Somos porque fuimos. Vivimos porque hubo pasado. Reconocemos porque hubo historias. Amamos algo, porque hubo amor desde tiempos donde no estábamos en planes.

Somos tierra de privilegios. Ciudad imborrable de nuestros corazones. Calles mágicas nos miran, hermosos arboles nos protegen, increíbles sensaciones nos resguardan. No podemos buscar felicidad sin escarbar los valores del ayer. Cimientos fundados en formas sencillas, gentes humildes, sentimientos sólidos e identidades sin fisuras. Fuimos especiales, ahora sembremos desde sentires intactos.

Mirar atrás es descubrir las maravillas de la ciudad más bella. Le llaman Cúcuta, tierra de inmensos manantiales circundados de recuerdos. Tierra de terremoteros vigentes en formas honestas. Nadie nos quitará lo vivido y menos nuestra memoria histórica.

Gracias Cúcuta… Gracias Padre!




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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