Luis Fernando Carrillo (Imágenes)
-I
Cucuteño que se respete se caracteriza por
ser un gran comedor de dulces. La ciudad estaba y está llena de sitios donde se
elaboran y expenden. Las crónicas cuentan que es una tradición que nació en los
fogones de los hogares para ser parte del alimento diario.
En toda casa se elaboraba semanalmente la
clase de dulce que se iba a consumir. En vasijas se guardaba celosamente los
sabores predilectos. Dulce de leche, de coco, durazno, higo, toronjas.
Al finalizar el almuerzo o la comida se
repartían en platicos para rematar la faena. También se acostumbraba a la hora
de acostarse para dormir en santa paz.
Siempre había para todos los días y para
todas las horas. A las visitas se les recibía con su plato de dulce y un buen
vaso de agua.
Arrastrados
Desafortunadamente ésta costumbre ha ido
desapareciendo. La vida laboral en la que trabajan hombres y mujeres se llevó
por delante esta práctica que decía mucho de un hogar bien alimentado.
Muy de vez en cuando, si queda un tiempito,
se elabora para desaparecer rápidamente de la nevera. Todos se sienten
invitados a consumirlo y si hay niños con mayor razón. La cucharita va y viene.
-II
Se dice y hay constancia que muchos que
viajaban a Bogotá a estudiar le llevaban al profesor su cajita bien organizada
de arrastrados, cortados, cocadas, que le hacían bajar la guardia al profesor para un examen fácil.
Quedaban tan agradecidos y tan agradados
con el manjar que encargaban para las próximas vacaciones un obsequio similar.
Superviven y se ven por las calles de
Cúcuta algunos osados que a más de ser buenos estudiantes se curaban en salud y
acudían a esta estrategia, que más que un soborno era una manera de crear buen
ambiente en el profesor sin atreverse a pensar en algo distinto.
Así era Cúcuta y toda ésta gente buena que
todo pretendía hacerlo girar con buenas maneras.
-III
Omero Guasimales en su libro primero de la
historia de Cúcuta cuenta que doña Juana Rangel de Cuéllar quien vivía en el
Carmen de Tonchalá, además de obsequiar los terrenos de lo que sería la muy
noble, generosa, y leal Villa de San José de Cúcuta, como la llamó Carlos V en
el escudo, enseñó a las mujeres de esa región a fabricar los Tonchaleros, hechos
a base de leche de cabra para delicia de los que lo comían.
Los arrastrados eran fabricados por la
familia Olivares, Calle 3a entre avenidas 7a y 8a. A esta familia pertenece la
cantante Maria Elena Olivares. Los cortados originales se producen en
Patillales más allá del Salado.
Cortados
Punto de referencia de lo que es un buen dulce.
La Cita un local de propiedad de doña Rita situado en la calle 9a con avenida
6a, para más señas frente al Bar Florida, tertuliadero de amenos recuerdos. Doña
Rita expendía dulces de toda clase. Se recuerda que el agua se recogía de un aguamanil
previa entrega del vaso por la dueña.
Como se dijo la ciudad fue creciendo. Los
menesteres diarios de los hogares ya no daban lugar para la fabricación cacera.
Se estableció una producción casi industrial como también en muchos sitios se
come dulce de platico y en barritas.
Por la avenida 3a frente a la puerta principal
del estadio General Santander se encuentran todavía recuerdos de aquellos lugares y en general por toda la
ciudad se ofrece un manjar que hace parte de la vida de los pueblos y que los cucuteños
recuerdan como parte de una vida amable que se fue diluyendo entre tanta
ramplonería, vulgaridad, poblada por gentes que vinieron no a engrandecerla sino
a derrumbarla.
En todo caso ahí está la ciudad con sus
Tonchaleros, con sus arrastrados, con sus cortados y algunos locales que
invitan a vivir el pasado en el presente.
Hay que luchar para que San José de Cúcuta
sea una ciudad dulce. Como las cocadas y toronjas que hacia los setenta vendía
la familia Rueda frente a Comfanorte. Como los dulces de platico que vendía el
señor Corona en la calle 11 con avenida 9a y 10a, cerca del hotel Rosedal de
propiedad de doña María, la mamá de los Cardozo.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
que me dice del dulce de icaco y de las desaparecidas grocellas, el famoso circo, el dulce de huevo, zapote mamey con su aroma
ResponderEliminarAhh y el "Cabello de ángel", las combinaciones de dulces de guayaba con natilla de maizena o de mora con la misma natilla...y las deliciosas toronjas en cascos glaseados, secos y a su vez jugosos, una técnica ancestral de la tecnología de los alimentos de humedad intermedia, los cuales ni se fermentan, ni se mohosean, debido a ese equilibrio entre humedad vs sólidos de la fruta y el azúcar.
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