domingo, 8 de diciembre de 2019

1603.- CARLOS RODRIGUEZ DUARTE, UN EXPRESIONISTA ABSTRACTO



Oscar Peña Granados (Imágenes)

Carlos Rodríguez Duarte

Conozco a Carlos desde hace tan solo sesenta años, cuando compartíamos las aulas del Gimnasio Domingo Savio y algunos coscorrones de las hermanas Cortés Gamboa. La calidad de los dibujos nos sorprendía, especialmente a mí que era incapaz de dibujar bien hasta un protozoo.

Después nos volvimos a encontrar en el Colegio Calasanz y reanudamos nuestra amistad.

Para esa época, los regaños corrían por cuenta de su Nona, quien no estaba de acuerdo con que embadurnara las paredes de su cuarto con dibujos con tizas de colores. Yo le llevaba las carátulas de mis discos de rock, especialmente las del conjunto africano Osibiza, muy locas y de gran colorido con las cuales él, cual Miguel Ángel en la Sixtina decoraba su habitación.

Carlos encontró en la arquitectura el terreno adecuado para expresar su afición por la pintura y las obras de valor estético.

La madurez personal y profesional le han dado el espacio necesario para retomar su pasión. Sus años en Europa y su paso por algunas academias le han dado consistencia.

En sus pinturas admiro el adecuado manejo del espacio y la profundidad, el uso de las sombras y la fuerza explosiva que emana del colorido de sus cuadros.

Cuando le pregunté ¿por qué su afición por la pintura?, expresó:

Como decía el maestro Alejandro Obregón, “Dibujar es escribir, pintar, es decir. En la pintura habita el silencio, sí. Pero es un silencio lleno de escándalo. Un escándalo lleno de colores que vibran y hacen entre sí un ruido tan alto que ningún oído puede percibir sus decibeles”.

Y vaya escándalo el que forman los colores en sus obras. Quiero decirle, en lenguaje coloquial, que pinta muy bonito y que le deseo muchos éxitos en su vida artística.

Algunos de sus Cuadros


Señor de la noche.

 Garcero

Reflejos

 Llano adentro


Caño Cristales




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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