La
Opinión
La subida está sin su Indio Motilón
Monumento ´A la Raza Motilona´
A las 3:00 de la madrugada del día 17 de julio de 2019, dejó de apuntar con
su flecha a La Ínsula el Indio Motilón. Enclavado en su pedestal, pasó de
blanco a moreno, y ha visto crecer a Cúcuta durante los últimos 50 años.
“Señor pare en el Indio, por favor”, le dijo el miércoles en la mañana Rosa
Leal al chofer de una de las rutas que atraviesa la glorieta del terminal.
“Doña ya no está el Indio, ahora dónde la dejo”, expuso brevemente el
conductor. Sorprendida Rosa le respondió: “donde sea, voy a ver a dónde se lo
llevaron”.
El símbolo de la raza motilona: recia,
fuerte y valiente de Norte de Santander, se aferró a la subida de la ciudadela
Juan Atalaya tan resistente como la misma casta indígena que lo
caracteriza.
Por más de 12 horas de trabajo, aproximadamente, 40 empleados calificados,
ingenieros, administrativos de la unión Temporal El Indio Gant, al mando del
ingeniero residente Alexander Parra, laboraron hasta lograr el traslado del
monumento de bronce, marmolina y cemento de unos 800 kilos; así como del
pedestal de concreto de más de dos toneladas.
Ya el indio no está en lo alto de su
pedestal. Aguarda en la antigua redoma del campamento de la obra a la espera de
ocupar su nuevo lugar en la nueva intersección vial.
Gregorio Quintero, de 45 años, habitante de Atalaya, y trabajador del
sector, dice con nostalgia: “nosotros
nacimos con el indio, nos criaron con el indio y crecimos viéndolo en donde
estaba”.
Desde el 7 de agosto de 1968 estaba el monumento del Indio Motilón en el
mismo sitio, justo donde en unos meses pasará uno de los tres puentes del
proyecto que ejecuta en la zona la Alcaldía de Cúcuta.
El monumento del indio fue ubicado
en la redoma del terminal, pero según explicó
el secretario General estará situado
en el ala derecha de las vías proyectadas.
El secretario general, Hugo Márquez
explicó que el traslado del indio obedece a un diseño paisajístico.
Se tiene previsto ubicarlo, una vez esté concluida la obra, en el sentido
Diagonal Santander-Atalaya, es decir, en la ala derecha de la vía que está
proyectada, porque en el ala izquierda estará la locomotora.
Detalló que las razones por las cuales debe moverse el monumento obedece a
que justo donde estaba colocado van cuatro pilotes, el dado, la pila y luego el
puente.
Para Jair Estupiñan de 35 años, habitante de Sevilla, el indio era más que
un punto de referencia. “El indio
dibuja de dónde venimos, quiénes son nuestros aborígenes y nuestro pasado. Lo
importante acá es que no se lo vayan a llevar a ningún otro lado de la ciudad”,
dijo.
Su flecha ahora apunta hacia el comercial Bolívar, aguardando el nuevo
espacio que ocupará en la popular zona conocida por su apelativo: la subida del
indio.
El monumento
Según el Secretario General, Hugo Márquez, el indio está sujeto a medidas
de seguridad. El gestor de esta pieza fue Rafael García Herreros, quien desde
mediados de 1962 comenzó a divulgar la idea que fue comprada por el concejo el
13 de febrero de 1965, mediante el Decreto número 6.
Con el nombre “A la Raza Motilona”
el artista antioqueño Hugo Martínez ejecutó la obra de más de cuatro metros de
altura, que fue declarada Bien de Interés Cultural Departamental, según Decreto
1044 del 2 de enero de 2004.
Cuando el monumento fue colocado en ese sitio originalmente era de piel
blanca, pero cuando se celebraron los 50 años de la fundación de la terminal de
transporte de Cúcuta, la Secretaría de Cultura municipal decidió hacerle un
proceso de restauración y oscurecerle la piel, con el aval de la ex-alcaldesa
María Eugenia Riascos. La decisión se dio para hacerlo parecer más a su raza.
Aureliano González, residente de
Sevilla, cuenta que estuvo acompañando al indio en su traslado hasta pasada la
medianoche. “El indio es un emblema de la ciudad, es un símbolo, pero él mismo está
dando paso al desarrollo de la ciudad y a la modernidad que se merece Cúcuta”,
enfatizó mientras miraba el sitio donde estuvo por 50 años.
¿Qué pasará
con el 'indio motilón' de 50 años?
La escultura mide cuatro metros.
Lo primero que se debe decir sobre el llamado 'indio motilón' es que este no es el nombre oficial de la estatua
que se encontraba en la glorieta de la terminal de transporte de Cúcuta,
pese a que la mayoría lo referenciaba así.
Se trata, en realidad, del
'Monumento a la raza motilona', cuyo gestor fue el padre Rafael García
Herreros, quien desde mediados de 1962 dio a conocer la idea, que empezó
a concretarse el 13 de febrero de 1965 cuando el Concejo aprobó el acuerdo N° 6
por el que se dispuso su creación.
El artista encargado de esta obra
fue el antioqueño Hugo Martínez, quien en la época fue considerado el primer
escultor geométrico abstracto de Colombia y quien esculpió, también, el Cristo que se encuentra
en la iglesia de Sevilla, de acuerdo con las investigaciones hechas por La Opinión para una serie de
coleccionables.
Al principio no gustó
Pese a que ahora el monumento es uno de los más emblemáticos de la ciudad,
en esa época no gustó, porque se consideraba que su cabeza era demasiado
pequeña para el cuerpo.
Tal vez esa es la razón de que no se tengan registros de una
"pomposa" inauguración el 7 de agosto de 1968, día en que fue armado
en el único lugar donde permaneció desde esa fecha. No se llevó la estructura completa, sino por partes que fueron unidas allí.
En 50 años
A punto de cumplir 51 años el monumento fue movido este 16 de julio de
2019, pues en la zona se construye la intersección vial Glorieta del Terminal
de Transporte.
Y quedan para contar, por ejemplo, los diferentes colores por los que ha
pasado el 'indio', que de un tono muy claro terminó en uno mucho más oscuro que
el original y pasó, en una época, hasta por un color verde.
También hay historias de la
tradición oral que hablan de diversidad de placas de un buen número de
gobernantes, así como el hecho de que un aspirante a un cargo público lo
'empapeló' para hacer campaña.
Sin dejar de lado el "cuento o chiste" de que para ubicar a los
venezolanos que visitaban la ciudad el fin de semana en busca de sitos
nocturnos les decían que esa zona la podían encontrar en la dirección "a
dónde apunta la flecha del indio", es decir, en el sector La Ínsula.
Así movieron a 'el indio'
Por lo menos 12 horas y unas 40 personas, entre administrativos, ingenieros
y obreros, se necesitaron para mover la estatua de 800 kilos de bronce,
marmolina y cemento, así como el pedestal de dos toneladas.
Por ahora, la obra permanece en el espacio donde se encuentran los
campamentos de los trabajadores, mientras se toma una decisión definitiva sobre
su nueva ubicación.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario