Gerardo Raynaud (La
Opinión)
Era la época en que las aerolíneas debían participar en la construcción de
los aeropuertos para tener la oportunidad de ofrecer el servicio a esos
destinos.
Por esta razón, cuando el aeropuerto de Los Patios tuvo que cerrarse por
razones de seguridad en 1948, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cúcuta le
propuso a la empresa Líneas Aéreas Nacionales S.A. conocida por la sigla LANSA,
participar en la construcción de un nuevo aeropuerto para la ciudad de Cúcuta,
con lo cual contribuiría a incrementar su cobertura, que para entonces abarcaba
buena parte del territorio nacional, en franca competencia con su rival recién
reorganizado, Avianca.
La Sociedad de Mejoras Públicas que entonces presidía el doctor Rodrigo
Peñaranda Yáñez, había convencido a varios de los más connotados ciudadanos de
organizar una junta promotora que se llamó ‘Comisión pro Aeródromo de San
Luis’, entre quienes se contaban Víctor Pérez Peñaranda, don León Drolet, Luis
Alberto Villalobos y una gran parte del empresariado con el interés manifiesto
de materializar esta ambiciosa idea.
El 2 de junio de 1948, LANSA, conocedora del proyecto que se estaba
gestando en la ciudad, envió el siguiente telegrama a los promotores:
“la Compañía Lansa, altamente
interesada en vincularse a la progresista ciudad de Cúcuta, ha determinado
suscribir la cuota que le corresponde para la construcción del aeródromo
proyectado por esa honorable sociedad. En tal virtud me es grato comunicar a
ustedes que en los primeros días del mes entrante se trasladará a esa una
comisión con amplias autorizaciones para efectuar las gestiones que sean
del caso y suscribir los actos y documentos que se requieran y las condiciones
en que se pacten. Consideramos motivo de orgullo para la compañía, su
vinculación a esa obra del progreso nacional que interesa notablemente a Cúcuta
y a las empresas de aviación del país. Servidor y amigo, Luis Hernando Padilla
Saravia”.
La respuesta al gerente general de la aerolínea solo tardó dos días y se
hizo en los términos que se leen a continuación:
“…la Sociedad de Mejoras Públicas,
los suscritos y la ciudadanía en general, han recibido con enorme entusiasmo la
noticia de la vinculación de la compañía Lansa a nuestra empresa del aeródromo
de Cúcuta. El esfuerzo hecho por esta sociedad para la redención de este
puerto y para propiciar el intercambio libre, tendrá resonancia no solo
en toda la región, sino en el país en general, el futuro comercial y grandioso
de Cúcuta necesita un movimiento sin trabas. Estamos satisfechos de poder
ofrecer a las empresas de aviación un campo amigo, de magníficas condiciones
geográficas y comerciales. Esperamos la comisión de Lansa, para verificar
negociaciones de mutuo provecho. Cúcuta será para Lansa un nuevo surco y Lansa
será para Cúcuta una nueva arteria vivificadora. Le regamos avisar salida.
Atentamente, Rodrigo Peñaranda Yáñez, Víctor Pérez Peñaranda y Comisión
pro-aeropuerto de San Luis, sociedad anónima”.
A estas alturas puede verse que la ‘Comisión’ había avanzado lo suficiente
para proponer la constitución de una ‘sociedad anónima’, con la que
efectivamente se continuó el proceso.
Llegada la comisión de Lansa, investida con plenos poderes de negociación,
se reunieron inicialmente en la sede de la Sociedad de Mejoras Públicas, donde
se trataron detenidamente los distintos puntos de la cuestión, en medio de la
mayor amplitud. Vinieron desde Barranquilla, con la misión de convertir en
realidad el proyecto de construcción de un nuevo aeropuerto, los señores
Braulio Donado, Lucio Duzán y Alfonso Villalobos.
La visita de los señores de Lansa fue recibida con gran simpatía y el hecho
de su apreciable cooperación, ha causado la más grata impresión en todos los
círculos de la ciudad. Posteriormente se efectuó una reunión con otros miembros
de la sociedad económica de la ciudad, como la Cámara de Comercio y Fenalco,
también fueron invitados personajes interesados en la suscripción de las
acciones de la nueva empresa.
Después de las reuniones preliminares se acordó constituir la sociedad
“Aeródromo de Cúcuta S.A.” con un capital de $200.000 de los cuales, LANSA
suscribió $50.000, el municipio de Cúcuta $50.000 y $100.000 entre comerciantes
y público en general. Las acciones tenían cada una, un valor nominal de $10 y
todas las personas que quisieran adquirirlas podían hacerlo sin ninguna
restricción, característica de una oferta pública de acciones abierta.
A las pocas horas de la puesta en oferta, fueron adquiridas por los inversionistas
particulares acciones por la suma de sesenta mil pesos. En los días siguientes
se vendieron la totalidad de las acciones remanentes, con lo cual, los
administradores aseguraron que las obras civiles quedarían completamente
financiadas.
Terminada la fase de colocación y recaudo, la Asamblea Constitutiva nombró
la Junta Directiva que orientaría las actividades preliminares, así como los
administradores y ejecutivos al mando de las operaciones de arranque del
proyecto.
En la Notaría primera del circuito de Cúcuta, se firmó la escritura
correspondiente; fue designado como primer gerente, el ingeniero Víctor Pérez
Peñaranda y en la Junta Directiva, como miembros principales, los doctores
Hernando Padilla Saravia, gerente general de LANSA, el Personero Municipal de
Cúcuta, Luis Abbo Fontana, representante de la firma Tito Abbo, Efraín Vásquez
y León Drolet. En los puestos de la suplencia, José Faccini como gerente
suplente y los señores Francisco Díaz, J.P. Lizarazo y Miguel Saikali como
representante de Fenalco.
El proyecto tuvo tal receptividad que la demanda sobrepasó la cantidad de
acciones en $25.000, razón por la cual, la Junta Directiva, autorizó el aumento
del capital de la sociedad para que los interesados pudieran invertir en el
proyecto.
La construcción duró dos años y fue dirigida por el ingeniero Víctor Pérez,
quien además, era el dueño de los terrenos.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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