La Opinión
Los periódicos Comentarios y El Trabajo,
registraron el hecho resaltando al club como un equipo
con el que la ciudad se sentía identificada.
Sobre las 3:36
de la tarde de un caluroso domingo 26 de febrero de 1950, 10 mil cucuteños
presenciaron por primera vez en la historia de la capital de Norte de Santander, un encuentro de fútbol
profesional en su tierra.
La algarabía,
el pudor y el respeto hicieron presencia en las pequeñas gradas de una cancha
ubicada en el barrio Lleras Restrepo, en la que se encontraron ciudadanos de
todas las clases sociales habidas y por haber.
En esa cancha,
la cual adoptó el nombre de General
Santander, como homenaje al hombre de las leyes, once deportistas
vestidos con una camisa con una mitad roja y otra negra, saltaron a enfrentar a
un equipo aurinegro proveniente de la costa norte de Colombia.
Cúcuta
Deportivo chocaría con el Sporting de Barranquilla, una escuadra que según
reseñaron los periódicos Comentarios y El Trabajo, era un equipo mañoso, fieles
amantes del juego sucio.
Los rojinegros,
dirigidos por el ecuatoriano Eloy
Ronquillo, formaron con Juan José Tulic en el arco; Luis ‘Gallito’ Contreras
y Julio Terra en la defensa; Luz, Alcides Mañay y Pedro ‘Cajurra’ Díaz, en el
mediocampo; Carlos Zunino, Abraham González, Luis Alberto Miloc, Ramón
Villaverde y De Luca en la delantera.
Por su parte,
los barranquilleros tuvieron en el arco a Cardozo, en la defensa a Chonti
Enríquez y Mariaga; en el mediocampo a Peñate, Ortiz y al ‘perro’ Gámez; en la
delantera a Angulo, Romero Lezcano, Noseda y Belfor Bolívar.
El encuentro fue arbitrado por Blas Velásquez
Los primeros
minutos, según reseñó El Trabajo en su crónica del partido, los costeños
“sintieron el peso de los nuestros e iniciaron una serie de faltas, en procura
de eliminarlos”.
Esta
apreciación la reafirma Comentarios, quien escribió que los jugadores de
Sporting “entraron dominados por la esquizofrenia de la leña, único método que
juzgaron conveniente para tener probabilidades de triunfo sobre una nómina de
cracks como la que orgullosamente exhibe el club de la divisa roja y negra”.
Tan solo a los
16 minutos de iniciado el encuentro, el
uruguayo Miloc, rompía las redes del General Santander por primera
vez en un partido profesional, luego de impactar con la cabeza un balón
centrado desde un costado que no pudo atajar Cardozo, según afirmó Comentarios,
a diferencia de El Trabajo quien dijo fue un autogol del arquero rival.
La euforia
inundaba los corazones de los aficionados quienes lanzaban arengas a favor del
club motilón, que identificaba a todo un departamento.
Antes del final
de la primera parte, los costeños igualarían las acciones en una indecisión de
la defensa rojinegra que no pudo atajar Tulic.
Para el segundo
tiempo, Ronquillo decidió darle paso a Barbieri y Orlando por Terra y Miloc,
quienes estaban casi lesionados de tantos golpes del rival.
El también
uruguayo Zunino, fue el autor de la segunda alegría rojinegra en la tarde de
aquel domingo de febrero.
El tanto fue logrado tras un fuerte remate del charrúa
quien justo antes había “combinado brillantemente” eclipsando a los
hinchas que acudieron al duelo histórico.
Luego del tanto
que sentenciaba un marcador de 2-1, el rojinegro tuvo un penal a favor que
terminó estrellado en el transversal
derecho.
Ambos
periódicos reseñaron que al final del duelo, todo el estadio abucheó a los
rivales por su forma de ensuciar al deporte más sagrado del mundo.
“A los
dirigentes del Cúcuta Deportivo,
muchas felicitaciones por la presentación del equipo en tan buenas condiciones y
por el éxito de la taquilla” escribió El Trabajo. Una frase que contrasta con la
actual situación que viene el equipo motilón en cabeza José Augusto Cadena,
quien llamó a la ciudad como una “porquería de plaza”.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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