La Opinión
Ramiro Suárez Corzo.
El poder del ex-alcalde Ramiro Suárez Corzo ha logrado
trascender la escena local y su influencia electoral no solo le ha servido para
ayudar a poner fichas en los cargos de elección popular en Cúcuta y
Norte de Santander, sino a nivel nacional.
¿Recuerdan al ex-congresista
Ciro Ramírez? ¿Se acuerdan de la ex-senadora Doris Vega? ¿Qué relación tuvieron
estas personas con Cúcuta?
Los nombres de estos dos ex-dirigentes políticos, uno
boyacense y la otra santandereana, tal vez nunca hubieran tenido eco en tierras
nortesantandereanas, si no fuera porque estuvieron ligados con un barón
electoral que hoy está preso en la cárcel La Picota, de Bogotá, y que aun así,
continúa manejando los hilos del poder en la capital de Norte de Santander:
Ramiro Suárez Corzo.
Aunque a simple vista a ninguno de los dos tendrían
por qué conocerlos en esta región, pues su caudal electoral estaba concentrado
en sus departamentos de origen, fue Suárez el encargado de darles el protagonismo por el que se les recuerda
aquí, al endosarles un considerable número de votos que, de una u otra forma,
terminó empujando su triunfo en las urnas.
En el caso de Ramírez, para las elecciones de 2006, el
senador pasó de ser un completo desconocido al tercero más votado en Norte de
Santander, con 7.160 apoyos, quedando por encima de muchos locales con una
trayectoria de años en la política. En su momento se dijo que el artífice de
esta hazaña fue nada más y nada menos que Ramiro Suárez Corzo, quien movió
parte de su estructura en favor de los intereses del político boyacense.
Con Doris Vega la
relación fue mucho más visible y una especie de toma y dame, pues luego de que
la ayudara a elegir en 2014 como senadora por Opción Ciudadana y la convirtiera en
la segunda mayor pescadora de votos en el departamento en esos comicios, se
llevó 4.598 en total, ella después le dio el aval de su desaparecido partido al
actual alcalde César Rojas, también de hechura ramirista. Todo esto lo logró a
pesar de estar en un sitio de reclusión, pagando una condena de 27 años por el
homicidio del ex-asesor Alfredo Enrique Flórez, a manos de los paramilitares.
Lo anterior demuestra que la influencia del ex-mandatario
no solo le ha dado para moverse como pez en el agua en Cúcuta, sino que su
poder electoral logró trascender de la órbita local, generando un acaparamiento
del poder que ha llegado al punto de anular cualquier posibilidad de pluralismo
en la escena política, como quedó demostrado en las pasadas elecciones locales
y se está volviendo a ver en las actuales.
En 2015, pese a su condición de presidiario, Suárez logró demostrar que sigue vigente y
volcó todo su poderío electoral en favor de su ahijado político César Rojas,
acabando en cuestión de semanas con el favoritismo que tenía su principal
contendor, Jorge Acevedo.
Pero como bien dicen que la política es dinámica, hoy,
de rivales, Suárez y Acevedo pasaron a ser aliados y con el varias veces
aspirante como su principal alfil, el encarcelado ex-mandatario
quiere hacerse nuevamente con la Alcaldía de Cúcuta, para lo cual ya puso
de su lado a casi todos los sectores políticos de mayor peso en la ciudad. A
Acevedo lo respaldan Cambio Radical, el Partido de la U, AICO y algunos conservadores
camuflados.
¿Autoritarismo
político?
Para el analista político y director del observatorio
Demos, de la Universidad del Rosario, Yann Basset, lo de Suárez Corzo deja ver
que en la ciudad y en la región se podría estar frente a un caso de “autoritarismo
sub-nacional”, en el cual un personaje logra manipular la escena política local
para anular cualquier posibilidad de pluralismo.
Eso pasa, añadió el experto, cuando un personaje o un grupo acumulan tanto poder que cierran todos los
espacios a cualquier oposición, cooptándola, amenazándola o impidiendo su
expresión.
Una lectura similar sobre el caso del ex-alcalde hace
la directora de la Misión de Observación Electoral, Alejandra Barrios, quien
dijo que pareciera que él siempre tiene candidatos para todo, como en botica,
en una práctica que “trastoca la libertad del voto y la posibilidad de que los
ciudadanos elijan con suficientes herramientas de juicio”.
“Guardadas las proporciones, a Ramiro Suárez se le rinde una pleitesía muy parecida a la que se le
ofrece en otros lugares del país (al extinto capo del narcotráfico)
Pablo Escobar”, consideró.
La crítica de Barrios surge después de analizar una
fotografía que circuló hace unas semanas y que dejó en evidencia no solo el
“encantamiento” que sigue produciendo el ex-alcalde, sino que confirmó
que definitivamente seguirá teniendo injerencia en los asuntos políticos de la
ciudad, ahora con su apoyo al aspirante de Todos por Cúcuta.
La imagen es la de la
famosa torta en la que fue puesto el retrato de Suárez, para celebrarle el
cumpleaños. La ruta para este ponqué no fueron ni La Picota ni la
casa del condenado, sino la vivienda de un seguidor de la causa ramirista en el
barrio Loma de Bolívar.
En aquella reunión estuvieron presentes Acevedo y
Martha María Reyes. Esta última era la carta del ex-mandatario para la actual
campaña, pero se retiró para irse a respaldar a su antiguo contrincante.
“Estas imágenes sugieren una alianza entre el
candidato y el ex-alcalde condenado que debería generar una condena social y
una reacción en las urnas”, consideró Yann Basset.
Frente al episodio de la cuestionada torta, esta fue
la respuesta que en su momento le dio Acevedo a La Opinión: “Con Ramiro Suárez no tengo acuerdos políticos porque
él está impedido para hacer política, y yo me acuerdo que el compromiso fue con
la doctora Martha María que tiene unos amigos que son y otros que no son del
ramirismo”.
Cierto o no, el
analista Basset cree que en Cúcuta este tipo de situaciones sí pueden
revertirse y recordó que en Colombia ya hay muchos ejemplos que demuestran que
es posible destronar clanes regionales. Dos de ellos son, el movimiento
para el voto en blanco mediante el cual se derrotó al candidato de los Suárez
Mira en Bello (Antioquia) y el caso de Marcelo Torres que logró arrebatarle la
Alcaldía de Magangué (Bolívar) a Enilce López, conocida como La Gata.
Alejandra Barrios, por su parte, consideró que en un
escenario como el de Cúcuta lo que debe haber es un trabajo de concienciación
de los partidos políticos, sobre todo en las regiones, “de lo que significan
este tipo de señores, y que nosotros no logramos avanzar hacia ejercicios de
política muchísimos más transparentes, si seguimos escogiendo figuras que están
directamente relacionadas con la criminalidad”.
Un poder cultivado
durante años
Ramiro Suárez Corzo, quien no es propiamente
nortesantandereano -nació en Encizo Santander y siendo un adolescente llegó a
Cúcuta-, empezó a cultivar su carrera política en la capital de Norte de
Santander hace ya más de tres décadas.
Los primeros asomos de lo que sería su influencia en
la política los dio durante la campaña de Mario Lamk Valencia para el Concejo y
Luis Vicente Serrano a la Asamblea. “Les
voy ayudar. Pongo el taxi, busquen micrófono y parlantes y hago perifoneo por
La Libertad”, les prometió en aquel entonces Suárez.
Después vino la campaña de Margarita Silva de Uribe a
la Alcaldía de Cúcuta, a quien ayudó a elegir como la primera mujer en ese
cargo por voto popular, y la elección de Fernando Franco como contralor
municipal.
En 1992 le ofrecieron
ser el segundo renglón de Eduardo Benítez a la Cámara de Representantes y fue
allí en donde empezó a ampliar su estructura, para lo cual buscó como aliados al ex-concejal
Julio Vélez Trillos y a Miguel Ángel Flórez, quien apenas empezaba su carrera
al lado del ex-senador Félix Salcedo Baldión.
Tal y como se lo contó el mismo Suárez a La Opinión en
2003, cuando resultó elegido alcalde de Cúcuta, él también ayudó a Flórez a
llegar a la Cámara de Representantes, a nombre del partido de la carita feliz,
así como al ex-dirigente liberal Basilio Villamizar. De la misma forma, impulsó
la candidatura de José Gélvez Albarracín a la Alcaldía de Cúcuta.
Posteriormente se
convirtió en el jefe de debate del ex-alcalde Manuel Guillermo Mora Jaramillo y a partir de ese
momento es que adquiere un protagonismo mayor y una amplia popularidad que lo
llevan a convertirse en el mandatario de los cucuteños para el periodo
2004-2007, en fórmula con el ex-gobernador Luis Miguel Morelli, a quien, dicho
sea de paso, también ayudó a llegar al palacio de la Cúpula Chata.
Los resultados entonces hablaron por sí solos. El
poder de Ramiro Suárez Corzo estaba claro: 127.800 votos le dieron la victoria.
A quienes ayudó electoralmente para esa época y
algunos que conocían de su trabajo como gamonal, así se lo describieron en su
momento a La Opinión, tras el contundente triunfo:
-“Será una sorpresa
porque sabe dónde ponen las garzas”, Eduardo Benítez.
-“Es un zorro. Ramiro tiene una memoria portentosa,
tiene metido en su mente el mapa político de la ciudad; ubica con precisión
cada capitán y sabe los votos que se manejan”, Alberto Ramírez Moros.
-“Ramiro es una
persona fundamentalmente habilidosa”, Basilio Villamizar.
Otros, desde entonces, también cuestionaban el talante
y la forma de hacer política del condenado ex-alcalde que, pese a no ser la más
sana, todo parece indicar que le sigue produciendo réditos.
“Ramiro no es preparado, pero hábil. Su único defecto
es el estilo de hacer política: él humilla para servir. No compartí su nombre y
no será un buen alcalde. Fenómeno fue Pauselino que sin plata, sin maquinaria
obtuvo una alta votación. A Ramiro le
sobraron las dos cosas”, le dijo a La Opinión en aquella época Miguel Ángel
Flórez.
No obstante, el ex-congresista parece haber cambiado
de percepción frente a Suárez, pues hoy es uno de los más fieles integrantes de
su estructura política.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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