miércoles, 2 de diciembre de 2020

1791.- ALFONSO LARA HERNANDEZ


Antonio García-Herreros (Sabatinas No. 12, 1978)

Doctor Alfonso Lara Hernández

Alfonso Lara es uno de los hombres más importantes del departamento. El tiene audiencia donde se halle y siempre ha sobresalido donde se encuentre, desde cuando jugaba como “back” del Juventud y del Cúcuta Deportivo y era figura estelar como Sixto Jaramillo, Pacho Neira, Anacleto Ramírez, Valeriano Jaimes, Jorge Jiménez Gandica, Dimas Apolinar, Daniel Antolínez, que recuerde al instante.

Alfonso Lara nació en 1912, diagonal a la iglesia San Antonio, en la esquina quedaba la tienda de las Caminos. De su padre don Pedro Felipe Lara, heredó una fortuna y su espíritu empresarial. Hoy tiene establecido en Bogotá un frigorífico en el cual se benefician más reses diariamente, que las que se sacrifican en Cúcuta.

Don Pedro era venezolano y fue fundador de la primera fábrica de hilados y tejidos de Colombia, de los mejores teatros de la ciudad, de las mejores haciendas del municipio y principal accionista de las empresas más prósperas de la república.

Es oportuno reconocer la colaboración de los venezolanos en el progreso de Cúcuta. Fue venezolano don José Crespo quien presentó al Cabildo el primer plano topográfico de la ciudad y don Francisco de Paula Andrade quien trazó de nuevo a Cúcuta después del terremoto. Don Juan E. Villamil, el notario que salvó de los escombros, los más importantes documentos y protocolizó la tragedia. El señor Guzmán quien construyó el primer teatro, don José María Polanco quien estableció la primera planta telefónica, don Domingo Díaz quien era el principal accionista del ferrocarril, que evoca un siglo de la vida de la ciudad, etc. … ¿Y cuál familia antigua cucuteña no tiene, ascendientes o familiares muy cercanos venezolanos?

Alfonso Lara se bachilleró en el Instituto La Salle de Bogotá y se graduó en la facultad de derecho de la Universidad Nacional. Recién graduado fue nombrado por el Ministro de Educación, doctor Darío Echandía, secretario de instrucción pública de este departamento, pues en aquel tiempo el ministro nombraba los secretarios departamentales de educación.

Viajó después a Europa y en la facultad de derecho de París se especializó en derecho civil con Ripert, en derecho comercial con René Demogue, economía con Gactan Pirou y pudo oír a los hermanos Mazeau, Capitant, Josserant y demás luminarias del derecho francés.

Regresó a Cúcuta con aquella fiebre gálica, para solaz de los cucuteños que nos regocijábamos pronunciando con exageración fonética el francés. Decían que Alfonso a su bufete, al que los venezolanos le dicen “escritorio”, lo mencionaba “le bivgrró” (bureau), a la Turra Petra “la Tigrrá Petgrrá”, al Negro Cuca “le Negrré Kiuca”, a Puerto Colombia, a donde arribó cuando regresó a su patria, le decía le Port de la Colombí.

En 1942 fue nombrado secretario general del Ministerio de Economía y encargado del ministerio por un tiempo. La Asamblea de este departamento lo eligió senador, como entonces se elegían, cuando solo contaban con 30 años. Fue designado vicepresidente del Senado de la República. Por aquellos tiempos los abogados de 30 años, sus contemporáneos, apenas estaban comenzando sus carreras como secretarios de juzgados.

En 1948 cuando la violencia conservadora (la liberal fue en 1932) viajó a Venezuela hasta 1957, cuando regresó a Colombia a la caída de Rojas Pinillas. Fue electo dos veces representante a la Cámara.

Cuando era senador, Alfonso no pedía permiso para entrar al despacho del ministro y se sentaba sobre el ángulo del escritorio, desde donde ofrecía cigarrillo al ministro y lo trataba de “tú a tú”. En 1965 fue gobernador del departamento de Norte de Santander.

Estructurado para la lucha, como cuando era “back” del Cúcuta Deportivo, es de los hombres que acometen primero, antes que lo ataquen. Como gobernador dio muestras de un gran carácter, como aquel día que destituyó al alcalde de Cúcuta, cinco minutos después de haberse posesionado. Es de los hombres que asumen responsabilidades y cuando es preciso tomar una determinación, no la tramitan.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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