Luis Eduardo Lobo Carvajalino (Imágenes)
Guillermo Quintero
Calderón, abogado y político conservador, militar y hacendado, de origen
ocañero, fue Presidente de la República. Nació un 3 de febrero de 1832, hace
188 años, en una modesta población a orillas del rio Magdalena, llamada Puerto
Nacional, un caserío, en aquel entonces, de 25 a 30 chozas, inhóspito e
insalubre que, “es un lugar feo, el puerto más caliente del Magdalena, lugar
por donde los pueblos de Ocaña exportan sus productos de café, tabaco, palo de
tinte y algunos otros productos de consumo y los huevos se ampollan en siete
días y los niños no se crían por causa del temperamento”.
Fueron sus padres
Ildefonso Quintero Rizo, natural de Ocaña, eminente ciudadano que fuera
gobernador de la Provincia de Ocaña en 1856, presidente del Cabildo de Ocaña y
Ana Dolores Calderón, mujer de relevantes prendas morales, de gran espíritu
piadoso y de austeras costumbres, quienes a raíz de ciertas contingencias
parroquiales toman la decisión de huir de Ocaña para dirigirse a Bogotá,
tomando el abrupto camino más expedito y único de la época, cual era llegar a
Puerto Nacional donde, por accidente, nace Guillermo Quintero Calderón debido
al estado de gravidez de su señora madre, para tomar una de las embarcaciones
que subiendo por el rio Magdalena, los lleve a la capital.
Sus primeros
estudios los realizó en el Colegio Pinillos de Mompox, no obstante, sus padres
no gozar de una buena situación económica y, posteriormente en el año 1854 se
traslada a Bogotá y se matricula como alumno del Colegio Mayor del Rosario,
donde opta el título de Abogado. Al terminar sus estudios regresa a Ocaña donde
realizó la mayoría de sus acciones y ejerció los cargos de alcalde y juez en
los municipios de Convención y Cáchira y Jefe Departamental de Ocaña.
Pero desilusionado
de la falta de rectitud de los jueces y considerando que sus opiniones
políticas perjudicaban a sus clientes, decidió abandonar el ejercicio de la
abogacía y adquirir una hacienda con una casa en medio del bosque, en la cima
del monte para mirar desde allí con desdén y desprecio a jueces en los que la
maldad puede confundirse con la de los delincuentes que ellos mismos sancionan
y consideró funcionarios venales y sin Dios, dominados por el odio y la
envidia.
Cataluña se llamó la hacienda localizada en el
municipio de Convención, tierra con abundantes bosques y propios para los
cultivos de café, caña de azúcar y árboles frutales y se entrega a lo que
consideró la época más feliz de su vida, la agricultura.
Luego de su
permanencia en Ocaña, lo requiere el partido de gobierno para intervenir en una
de las guerras civiles de mayor trascendencia histórica, la del 17 de junio de
1885, la Batalla de La Humareda, una batalla fluvial decisiva en la guerra
civil de 1885, librada en El Banco, Magdalena, con valerosos soldados de Ocaña,
Gramalote, Convención, Cáchira y Abrego. Fue la lucha del liberalismo radical
contra las fuerzas de los liberales independientes y de los conservadores que
apoyaban la Regeneración que acaudillada Rafael Núñez, quien ante el triunfo de
las armas del gobierno, en discurso desde el palacio de gobierno, expresó:
La Constitución de
Rionegro ha dejado de existir, sus páginas manchadas han sido quemadas entre
las llamas de La Humareda. La Batalla de La Humareda fue base fundamental de la
Constitución de 1886 y a Quintero Calderón lo consagró como una de las figuras
más destacadas de Colombia y le valió el título de Héroe de La Humareda que le
mereció reconocimientos como la Medalla al Héroe que la aceptó como la
aprobación de los servicios a la causa de sus convicciones, y se le entregara
en acto solemne el 6 de junio de 1886, donde también se leen poesías en su
honor.
El Parte de la
Humareda, de Miguel Antonio Caro:
Y ante el destrozo
y el funeral espanto,
con ilusión clara y
corazón sereno
Quintero escribe:
la victoria es mía.
El Diez y Siete de
Junio de Rafael Núñez:
Que en esta nueva
guerra
de independencia
has visto, patria amada,
que a superar
alcance no hay ninguno
al del bravo
Quintero.
Guillermo Quintero
Calderón fue militar por la influencia de su padre, un ardoroso militarista, y
sin haberse dedicado a los estudios militares logró una posición de mando en
las tropas que comandó Tomás Cipriano de Mosquera contra la dictadura de José
María Melo donde alcanzó la investidura de Teniente Efectivo hasta llegar a ser
General de la República.
Como escritor
redactó un amplio estudio sobre “Historia, Sociología y Economía de la
Antiquísima Provincia de Ocaña”. Fue político y profesor de ciencia jurídica y
un hombre de bien, hecho a fuerza de valor, extraído de la modestia de un hogar
acuñado en la vieja usanza de las familias ocañeras y, según sus historiadores,
no le acompañaron ni la soberbia ni la petulancia. Sus propósitos fueron
patrióticos y nobles.
Quintero Calderón
fue un grande de Colombia. Ocupó destacadas posiciones como juez, gobernador,
representante, senador, consejero de Estado. El 26 de junio de 1886, es
nombrado gobernador del Estado de Santander. Al terminar su administración es
designado jefe del Estado Mayor del Ejército y el 31 de julio de 1900, el
presidente encargado José Manuel Marroquín, lo nombra ministro de Gobierno.
Fue tachado de
anticlerical, pero tuvo buenos amigos dentro del clero, como el ilustrado y
virtuoso sacerdote ocañero, Ramón Amaya y Rubio.
Siendo Designado
llegó a la Presidencia en reemplazo de Miguel Antonio Caro y tomó posesión en
un acto sobrio que se lleva a efecto a la una de la tarde del día 12 de marzo
de 1896, en el Salón de Audiencias de la Corte Suprema de Justicia, y al
considerar que los partidarios de la Regeneración debían unirse para trazar una
política de concordia sincera y efectiva, de respeto profundo a las leyes, a la
justicia y al derecho y de benevolencia para con todos los partidos, designa un
gabinete cuya misión sería ejecutar estas políticas.
Pero, Miguel
Antonio Caro, quien reemplazaba en el poder a Rafael Núñez y al partido de
gobierno, se declaran en contra de la orientación unificadora de Quintero
Calderón. Ante esta declaratoria, el 17 de marzo del mismo año, cinco días
después de haberse posesionado, se retira del cargo de Presidente, lo que le
valió el título de El Presidente de los Cinco Días.
Guillermo Quintero
Calderón, Francisco de Paula Santander, Ramón González Valencia y Virgilio
Barco Vargas, como presidentes de la República, representaron con dignidad y
decoro la provincia nortesantandereana en el gobierno central.
Retirado de la
Presidencia fija en forma definitiva su residencia en Bogotá. Habita una
modesta casa y cuando avanza en edad, sus amigos le dan la espalda porque ya no
les útil y ni siquiera lo visitan. Allí vive alejado de todo y de todos y en la
soledad y el olvido, aquél hombre de buenos propósitos para la patria y su
partido, está próximo a morir y así se cumple, el día 14 de febrero de 1919 a
las cuatro de la tarde, muere el General Guillermo Quintero Calderón a los 86
años de edad. Así, con la generosidad estoica de los antiguos griegos, termina
su existencia este varón insigne, gloria de la República.
(*) Miembro de las Academias de Historia de Norte de
Santander, Santander y Ocaña.
(**) Bibliografia:
- Biblioteca Autores Ocañeros. Tomo 16. ANTOLOGIA
HISTORICA. Raúl Pacheco Ceballos.
- Biblioteca de Autores Ocañeros. Tomo 18. QUINTERO
CALDERON. Presidente y Guerrero. Euclides Jaime G.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario