Daniel Villán Bustamante (La Opinión)
Norte de Santander fue la cuna del
café en Colombia y uno de los pioneros en la exportación del grano. La
agroindustria se extinguió en la década de los 50.
Sobre la frontera, su economía, cultura e idiosincrasia se ciernen varios
mitos que a través del voz a voz se han convertido en la verdad empírica de la
región. Uno de ellos es que somos un departamento de comerciantes, que
históricamente fuimos los fenicios del país y que la tradición de venderle y
comprarle a Venezuela siempre impulsó la industria local.
Pero esta afirmación, es un mito. Así lo aseguró el economista y magíster
en gerencia del desarrollo sostenible, Francisco Unda, en su ponencia en el
marco de la Fiesta del Libro 2019.
El proceso histórico del comercio en
Cúcuta inició en 1860 con la creación del circuito agroexportador, Norte de
Santander empezó a cultivar y a exportar café en 1870. Esta actividad comercial era vital
para la época y convertía a la región en un referente nacional de la
agroindustria.
Salazar de Las Palmas fue la cuna del café, la historia cuenta que el cura
bogotano Francisco Romero impuso una original penitencia a todos los feligreses
que oía en confesión. En lugar de avemarías y padrenuestros, el cura les
ordenaba sembrar matas de café.
El café llegó de Venezuela, país que
para la época era el segundo mayor productor del grano en el mundo, solo por
detrás de Brasil.
La primera guerra mundial (1914-1918) trajo consigo un decrecimiento de las
exportaciones de café, porque para la época el departamento comercializaba el
grano con los alemanes.
Con la aparición del petróleo, Venezuela se convirtió en una nación rica en
la que el gobierno tuvo que dar subsidios a los agricultores para que no
dejarán atrás los cultivos.
Estos beneficios fueron aprovechados por los productores del departamento
en 1938. Luego de superada la crisis de 1929, Norte de Santander exportaba el
40 % del café nacional a través del Lago Maracaibo.
Unda resaltó, con un documento de la época, que mientras en 1948 el
departamento exportó 129.000 sacos de café, cuatro años después en 1952 solo
fueron 8.250 sacos. El cierre del ferrocarril y la pérdida del punto
estratégico de Maracaibo empujaron a la región a desindustrializarse y a
empezar a depender de las economías informales e ilegales.
El lago Maracaibo fue el puerto de salida de las primeras exportaciones del
departamento. El cierre del ferrocarril y la pérdida del punto estratégico de
envíos fue el primer gran cambio que enfrentó la economía de la región.
El comercio fue una consecuencia
La industria regional volvió a nacer en la década de los 70, con los
encadenamientos productivos del carbón y la arcilla. Estos dos productos llevan
más de 40 años siendo vitales para la economía regional y los principales
sectores exportadores del departamento.
Sin embargo, Venezuela se convirtió
en el mayor cliente de la región y la buena cotización del bolívar hizo que el
departamento no buscará ampliar su red de socios comerciales sino que se
centrara en venderle al vecino, una potencia económica en la época.
El declive de la industria petrolera y de los precios internacionales del
combustible fósil, ocasionó que ya en la década de los 80 la palabra crisis se
instalará en el imaginario local.
Pero lo malo y lo bueno de la industria de combustibles fósiles venezolana
ha afectado directamente a la economía cucuteña, es así como entrado el nuevo
milenio el departamento logró los picos históricos en sus exportaciones, con
Venezuela como su mayor comprador.
“Vender todos los intereses al mismo comprador ha afectado la economía
local, porque se ha vuelto dependiente de la situación de la frontera”, agregó
Unda.
El cierre de los puentes
internacionales, el desgaste de las relaciones binacionales y toda la coyuntura
actual modificó el panorama de Cúcuta.
Es así como hoy los economistas y los líderes empresariales y gremiales de
Norte de Santander quieren recordar su historia para no repetirla.
La época de las remesas
Para Ronald Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la
Universidad del Rosario, la situación actual de la frontera si ha afectado al
comercio legal, pero hay nuevas dinámicas económicas impulsándose en el
departamento.
“En este momento, el gobierno colombiano no tiene contabilizado cuánto
dinero llega en remesas a Cúcuta desde el extranjero. Esos recursos permiten
que la población pendular pueda acceder a bienes y servicios, principalmente,
servicios médicos”, explicó Rodríguez.
Un tema del que poco se habla, por causa de la inmigración según el
investigador, es sobre el desplazamiento interno que sufre Venezuela y como la
población se ha concentrado en los cuatro departamentos que comparten frontera
con Colombia.
“Hoy, la población venezolana viene a Cúcuta para retirar sus recursos
(remesas), además de comprar bienes y servicios para comercializar en su país.
Hay que reconfigurar la economía porque Venezuela cambió con la salida masiva
de ciudadanos, el movimiento al interior y por eso en la zona de frontera será
donde se generen respuestas para la recuperación de Venezuela”, agregó
Rodríguez.
Por su parte, Unda aseguró que los
retos para las empresas y las industrias locales son: la conexión entre las
grandes ciudades del departamento (Cúcuta, Pamplona, Tibú y Ocaña) y
definir las vías de salida de productos (multimodalismo).
“Hay que empezar a mirar la región como una zona que puede ser una base
para la reconstrucción de la economía de Venezuela y de la frontera, la cual
siempre ha estado relegada por las decisiones centralistas de los gobiernos”,
puntualizó Rodríguez.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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