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Doña Zoila de Castro- 1897 aprox.
Doña Zoila nació en la Villa de San José de Cúcuta el 24 de mayo de 1868. Fueron sus padres doña Dolores Martínez y el General Juan Mac Pherson y Jugo. Tras la muerte de Doña Dolores Martínez, en el terremoto de San José de Cúcuta de 1875 y la de su padre en 1879, queda en la orfandad. Algún tiempo después, Doña Cristina Urquinaona de Arocha, quien ha sorprendido en la modesta niña definidas y relevantes virtudes, la lleva a compartir el hogar de los suyos en San Cristóbal. Allí comienza la vida de Zoila Rosa; más tarde se mudan a Maracaibo, donde recibe una esmerada educación.
Zoila de Castro, pequeña de estatura, interesante y hermosa, se caracteriza asimismo por su elegante corrección. Muy piadosa y austera. En 1884, en Cúcuta conoce al entonces Coronel Cipriano Castro, con quien celebra matrimonio en San Cristóbal en octubre de 1886. El día de la boda contaba 16 años de edad, 10 años menos que su esposo. Acompañó a su marido en desarrollo de su actividad política y en su exilio en Colombia (1892-1899), reuniéndose con él en Caracas, tras el triunfo de la Revolución Liberal.
La llegada a Caracas de la esposa del General Cipriano Castro, ‘el cabito’, doña Zoila Martínez de Castro constituyó tema central de la crónica capitalina durante los primeros meses de 1900. Había gran curiosidad en conocerla y sobre ellas la ignorancia y el interés tejían numerosas versiones.
En sus funciones de Primera Dama, trató de influir en algunas decisiones tomadas por Castro e interviene a fin lograr la liberación de presos políticos. Durante “La Conjura” (1907); defiende al general Juan Vicente Gómez, buscando apaciguar el clima de intrigas que ha generado la enfermedad del Presidente de la República.
Doña Zoila y el General Cipriano Castro, ‘el cabito’
El martes 24 de noviembre de 1908 se embarcó Castro con su esposa Doña Zoila Martínez en el vapor francés «Guadalupe», dejando como encargado de la Presidencia de la República al único hombre de su entera confianza, su compadre Juan Vicente Gómez, quien era a la sazón Vice-Presidente. Pasado una veintena de días, las apetencias se hicieron presentes, Gómez, destrona a su compadre, asumiendo por 27 años el poder absoluto y dictatorial en Venezuela.
En 1909, se ha quedado en la ciudad el general Carmelo Castro, a la espera del desenlace del intento de doña Zoila de pisar La Guaira. En el puerto venezolano de la Guaira, fueron tomadas todas las precauciones para que doña Zoila no bajara a tierra. Fue interrogada e informada que “tenía prohibido bajar del barco”.
A bordo del barco que ya le era tan familiar, doña Zoila regresó a Francia para encontrarse con el maltratado marido. Mar prohibido para Castro, el Caribe se convirtió en una barrera que mantuvo al caudillo andino entre Francia y España durante cierto tiempo. Se hospedan en París en el hotel Crillon, y poco después deciden irse a España.
Pañuelos pertenecientes a doña Zoila. Colección Museo Gral. Cipriano Castro.
Capacho Independencia.
El general había roto ruidosamente las relaciones con el país que ahora lo acogía y, no eran francamente amigos los rostros que lo miraban. Además, unos periódicos impertinentes lo provocaban de vez en cuando. Los espías de Gómez no le daban cuartel. En diciembre de 1924, en San Juan de Puerto Rico va a morir el ex Presidente y General Cipriano Castro. Zoila Rosa de Castro, dividirá su vida entre Puerto Rico y Venezuela.
En 1925, con ocasión de la amnistía decretada por el Presidente Gómez, miles de exiliados regresaron a Venezuela, entre otros, doña Zoila Martínez viuda de Castro. Una de sus primeras gestiones fue hacerle una visita a su compadre Gómez en Maracay, quien hubo de recibirla con vivas muestras de aprecio. Cuando el matrimonio Castro-Martínez vive exiliado en la isla antillana, pese a los avatares y a la vigilancia que Gómez supo ejercer sobre don Cipriano, mantuvo ella a través de terceras personas, una relación con su compadre Gómez. Juan Vicente Gómez la había conocido en sus primeros días y la visitaba con frecuencia en Villa Zoila.
Doña Zoila se hizo merecedora de gratos reconocimientos entre ellos, músicos y poetas, le hayan dedicado algunas piezas, como por ejemplo: Zoila, de Díaz Peña; Homenaje a la señora Zoila de Castro, de Gutiérrez; Bienvenida a la señora Zoila de Castro, Magdaleno; Gentileza, dedicado a la señora Zoila de Castro, de Delgado Pardo; Zoila Rosa, de Francisco Mariño; Homenaje a Zoila Castro, Manuel Guadalajara; Castro y señora en Valencia, de Landaeta; Zoila, de Martucci; Ave María, dedicada a la señora Zoila Rosa Castro, de Francisco de P. Medina etc…
Ya viuda, atrás quedan los años de los desafueros de su marido y las infamias de quienes les rodeaban. Vivirá inicialmente, silenciosa y tranquila en su casa, “Villa Zoila, en El Paraíso. Castro hizo construir la residencia en 1901 y más adelante será sede Escuela de Agentes de Seguridad Pública. Sus últimos años los pasará, con su acompañante de siempre, su sobrina preferida, la Srta. Ana María Lázaro Castro, en su quinta “Bella Vista”, ubicada en Los Chorros, a las afueras de Caracas. Doña Zoila sobrevivió 28 años a su marido, y tras larga enfermedad, a la edad de 84 años, fallece en Caracas el 4 de noviembre de 1952.
El Presidente Andino Cipriano Castro con su esposa Zoila Martínez de Castro
y parte de su gabinete de visita en la Fragata Sarmiento de Argentina.
La Guaira 20 de mayo de 1900.
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Según http://cronicasyotrashistorias.blogspot.com/, esta bellísima mujer es Rosa Castro Martínez, hija de Cipriano Castro y Doña Zoila. Aunque algunos erróneamente sostienen que Castro no tuvo hijos, no es así; tuvo varios en distintas mujeres. Conocidos de algunos de sus nietos nos confirmaron que efectivamente Rosa era hija del ex dictador. En 1906 le nace su única hija legítima: Rosa Castro Martínez.
Doña Zoila sabe que lo mejor para su pequeña hija es irse de Venezuela. La manda a estudiar a Nueva York, a un colegio de monjas, pero, aunque siempre fue buena estudiante, Rosa era rebelde, muy inteligente e independiente... Además, era muy hermosa. Pícara...
En 1924 uno de los primeros directores de cine, Ralph Ince, anda buscando talentos y hace un casting. Rosa, a quien siempre le ha llamado la atención el teatro, participa y queda seleccionada para una película. Tiene apenas 18 años de edad. Adopta el nombre artístico de Lucille Méndez y dos años después se casa con ese director. Matrimonio que duró sólo seis años.
Rosa hizo unas 16 películas. Varias en Hollywood y otras en México. Estuvo en Caracas en los años treinta, visitando a su madre, pero después se fue para no volver más nunca. Su última película fue en 1946, en México: «Más allá del amor». Se radicó a vivir en San Diego, California.
Se dice que, en el 2003, con motivo del traslado de los restos de su padre, Cipriano Castro, al panteón nacional, fue invitada por el gobierno venezolano a asistir, pero al parecer no pudo por sus achaques. Ya para ese momento tenía 97 años de edad. Murió en San Diego en 2008, con 101 años de edad. Es la primera venezolana en ser actriz en Hollywood.
Memoria del doctor Carlos Vera Cristo: Desde mi adolescencia, por años, era sabido por nosotros que nuestra madre y tías, hermanas y primas, todas sobrinas o sobrinas nietas de José Abrahim, el padre del popular compositor, siempre eran llamadas por él en sus respectivos cumpleaños, para que pasaran un ratico por su casa.
Admirable, porque eran más de 12, pero él siempre se acordaba de llamarlas. Por varios años, a cada una le daba anualmente una pulsera, un anillo o unos aretes pequeños y a veces medianos, de oro.
Años después, cuando ya yo médico y él en sus últimos meses, yo visitaba a Cúcuta, fui a verlo y hablando del pasado, lo que le gustaba mucho hacer conmigo, le pregunté de dónde sacaba tantas joyas y joyitas y me contó que, la Sra. Zoila de Castro, viuda de ex-dictador de Venezuela, en sus últimos años se había venido a Cúcuta por un tiempo.
Tenía dificultades económicas, por lo que poco a poco, le vendió muchas de sus joyas a personas de su confianza. Él no las necesitaba, pero en plan de ayudarle, le fue comprando y las guardó por un par de décadas y luego hizo la lista de los cumpleaños de sus sobrinas y sobrinas nietas que siempre le alegraron la vida y se las fue regalando por años.
Riéndose mucho decía que, se le habían acabado desde hacía como dos años. Para que veas como acaban las cosas que uno atesora: cuando años después les he preguntado a mis hermanas y primas, ninguna sabía que esos regalitos pertenecieron a la esposa de Castro, ni siquiera cuál de sus hijas o nueras las tendrían todavía o a quién ellas se las podrían haber regalado.
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