Carlos Vera Cristo
Con el fondo la Clínica Nuestra Señora de La Visión (construida por su Fundación),
la familia se
despide por traslado de residencia a España en el año 2000.
En
1990 construimos y nos pasamos a nuestra casa soñada. Durante 10 años, tres
veces por año alojamos allí los profesores del mundo que venían a dictar
nuestros cursos prácticos internacionales.
Los que venían de otras regiones nos felicitaban por haber hecho la casa que nuestros hijos amarían toda su vida y en donde celebrarían sus mejores eventos. De hecho, ahí hicieron sus fiestas de Primera Comunión.
Los que venían de Colombia, nos decían que había sido un error, que se pensaría que éramos muy ricos y que inclusive nos secuestrarían. Lo pusimos en manos de Dios.
A los
10 años, en el 2000, tuvimos que irnos por amenazas contra los hijos, de 10 y
12 años. Mermamos nuestras actividades aquí y solamente dejamos los
colaboradores que se jubilaban en 6 o menos años y 4 que nos acompañaban desde
5 años antes.
Con
los escasos recursos que generaba nuestro instituto ya y completando con el
sueldo de nuestro trabajo en Asia y Europa, jubilamos a los que estaban por
jubilarse y seguimos con los otros 4 hasta ahora.
Yo,
viniendo cada tres meses solo a ver mis pacientes y con la familia una vez al
año, siempre por tres semanas.
A raíz de la pandemia, que nos cogió en una de las visitas de tres semanas de todos, mi esposa y yo decidimos quedarnos, pensando que serían dos o tres meses, pero los hijos si se regresaron por sus trabajos.
Hoy 26 de noviembre de 2020, llevamos 8 meses aquí,
por primera vez en
20 años. Los colaboradores nos han conservado la casa intacta por 20 años,
inclusive con los dibujos de niños de los hijos en los muros de sus cuartos y
criando tres generaciones de nuestros mastines ingleses.
A
raíz de la pandemia, los jubilados y los activos han venido y se han dedicado a
ayudarnos y a hacernos la vida fácil evitando que nos expusiéramos saliendo.
Hace
6 días nos confirmaron el viaje de regreso a España, para 8 días después
La
noticia llegó en una reunión de trabajo virtual que teníamos con todos. Nos
sorprendimos porque súbitamente todos y todas estábamos llorando.
La
despedida será mañana y será tan dolorosa como hace 20 años. Quizás un poco
más. Estamos más viejos.
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