La estatua del Indio Motilón se yergue imponente en medio de los puentes que se levantaron en la glorieta de la Terminal, sobre un pedestal mucho más grande, pero conservando la esencia de este monumento a la raza motilona que se ordenó por el Decreto 06 de junio de 1965 y que estuvo a cargo del artista antioqueño Hugo Martínez, considerado el primer escultor geométrico abstracto de Colombia y uno de los impulsores del abstraccionismo.
A un costado de la nueva megaobra, ahí estará ubicado el monumento a la raza, con una glorieta en donde podrá ser visitado por propios y turistas
Esta obra de 52 años fue movida el 16 de julio de 2019, para dar paso a la intersección vial Glorieta del Terminal de Transporte.
Vale recordar que sobre el conocido 'indio motilón' se han hecho cambios notorios con el paso de los años. Los diferentes colores por los que ha pasado, es uno de ellos, pues este monumento pasó de un tono muy claro a uno mucho más oscuro que el original. Inclusive fue pintado de verde, pero ahora se mantendrá en este color gris porque el restaurador descubrió que ese era su color original.
Además, es bueno hacer énfasis en que su nombre real no es 'indio motilón', sino monumento a la raza motilona, sin embargo, varias generaciones lo han conocido como el indio.
Este homenaje fue inaugurado en 1968 y tallado por el artista antioqueño Hugo Martínez.
Ahora el indio cambia de estatura, pues, aunque la Alcaldía hizo la petición de que se pusiera a 13 metros, por recomendaciones de los restauradores y los diseñadores estructurales de la interventoría se acordó una altura de 7 metros y reposará sobre una columna de concreto a la vista, revestida en piedra muñeca sobre unas terrazas con piso de gres, material insignia de la región.
Así está quedando
El monumento que por décadas dio la bienvenida a los visitantes que llegaban de los pueblos de occidente, y con el que se hace un reconocimiento vivo de nuestras raíces indígenas, permanece aún fuerte y firme a un costado de la megaobra.
Además, vamos a contarles un poco de historia del homenaje de los cucuteños a los indígenas de la cultura Motilón Barí, por su valor y coraje para hacer frente al exterminio de colonizadores españoles, terratenientes criollos y compañías petroleras.
Lo que es curioso y ha despertado más de una duda entre la población es que quien hizo esta estatua de metal y concreto no se percató de la simetría con que deben estar brazo y flecha a la hora de apuntar: el brazo se encuentra debajo de la flecha.
Este detalle al principio no gustó entre los ciudadanos, pero con el paso del tiempo, el amor a esta obra ha ido en aumento, a tal punto que se ha convertido en un ícono principal de la ciudad.
El indígena, que en principio manejó una tez blanca con taparrabo y cabellera en hongo, hoy, después de sufrir modificaciones en 2011 y luego una reubicación en 2019, permanece imponente en la vía que conduce a la ciudadela Juan Atalaya y al barrio El Salado.
Durante algunos años, en la base que mantenía al indio, se encontraban decenas de grafitis, letreros y mensajes que se encargaron de opacar la intención de la obra. Hoy se encuentra limpia, sin rayones y parece nuevecita.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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