El barrio San Miguel, en la comuna 9 de Cúcuta, antes de constituirse con personería jurídica en el año 1967, primero vivió dos grandes eventos a los que sus habitantes más antiguos han denominado ‘Primera y Segunda Migración’.
Carlos Julio Cordero, delegado de la Junta de Acción Comunal (JAC) del barrio, es uno de los amantes de su historia, quien, durante 12 largos años, se ha dedicado a recopilar cada detalle de San Miguel con entrevistas a vecinos, amigos y familiares.
En 1918, cuentan que existía una finca llamada Santa Bárbara, que fue reclamada por el gobierno municipal, y una vez en su poder, sufrió un lento deterioro hasta el punto de convertirse en un terreno invadido por la maleza.
Ahí inició la ‘Primera Migración’. Familias asentadas alrededor de donde hoy es el Parque Mercedes Ábrego, se trasladaron a este sitio y, con pala y machete, le dieron forma al relieve para construir sus casas en bahareque y techos de paja. La economía se basaba en la cría de aves de corral y cabras y cultivaban trigos y maíz en sus parcelas.
Con los años, llegó la ‘Segunda Migración’, ocasionada por la época de ‘La Violencia’, cuando liberales y conservadores se desplazaron desde los barrios de occidente.
Fueron ellos quienes trajeron objetivos empresariales que impulsaron el movimiento económico en el barrio. Alzaron tiendas, ventas de carbón que transportaban desde el Tonchalá y chircales que funcionaron hasta los 90; la arcilla la recolectaban de cerros aledaños y el agua del sector Miraflores, en El Contento, y fabricaban en hornos artesanales a base de leña.
Los tres nombres
Las casas evolucionaron y el barrio también. Evidencia de ello son los tres nombres que ha tenido en el transcurso de su historia. El primero fue Benjamín Herrera, en fervor político al entonces candidato a la presidencia de la República por el partido Liberal.
Luego, inaugurados los puentes del Canal Bogotá sobre las calles 9 y 10, este último conocido como 11 de Noviembre, en 1936, visitantes y vecinos lo llamaron barrio Bogotá, en honor a estas estructuras que marcaron el inicio de una trayectoria de progreso y valor.
Hasta que llegó el definitivo. Cada miércoles, el padre Pedraza llevaba la imagen del arcángel San Miguel para la adoración de los feligreses. A raíz de este evento que congregaba multitudes, los habitantes ----le pidieron al primer presidente de la JAC, Irme Tenorio, que lo rebautizaran en honor al ícono religioso que identificaba a la comunidad.
El auge de los zapateros
En la década de los 70, surgió la industria del calzado. Desde entonces, la producción de los zapateros se convirtió en el activo económico más importante de los habitantes, de tal manera que, hoy, San Miguel es un referente nacional en este sector de la industria.
Al principio, el proceso era completamente artesanal. Pero ante limitaciones tecnológicas que disminuían la productividad, un grupo de visionarios zapateros viajaron a Bogotá y Caracas para traer nuevas tecnologías que, una vez regresaron, implementaron con un éxito total.
Eduardo Pineda y Raúl y Orlando Ortega fueron unos de los más grandes, y motivo por el que son recordados en el barrio como los ‘mecenas del calzado’ en San Miguel.
Virgen de Fátima
Coronada en la parte más alta de San Miguel, se erige en el trono de una loma el monumento a la Virgen de Fátima, un emblema religioso elaborado en la casa del escultor Misael Gutiérrez. El 13 de mayo de 1952, inauguraron el santuario en réplica al mismo que se encuentra en Portugal.
Desde hace 15 años, cada primer sábado de mes, los habitantes suben a celebrar una tradicional misa campal. Pese a esto, asisten con inseguridad por temor a una caída de la cancha de la loma hacia una casa donde se congrega una iglesia cristiana.
“Estamos en alto riesgo y las administraciones pasadas nos han tenido en tomadera de pelo”, manifestó Luz Marina Ruiz, edil y presidenta de la JAC.
La lideresa agregó que en este sector algunas familias aún no cuentan con el servicio de gas domiciliario, pero que gracias a una solicitud atendida oportunamente, lograron que se les hiciera la extensión del servicio.
Problemas constantes
De acuerdo con la presidenta de la JAC, la gran lucha del barrio ha sido por la recuperación de los tres escenarios deportivos. También cuentan con un polideportivo, pero no en condiciones dignas en la que jóvenes, asociaciones de mujeres y grupos de adultos mayores puedan acudir.
Desde hace varias administraciones piden una cubierta y mejoras a este lugar, debido a accidentes que se han presentado por una pared a punto de colapsar. Ante esto, la Secretaría de Gestión del Riesgo de la actual administración ya inició las medidas de estudio para una pronta intervención.
“Solicitamos también que nos tengan en cuenta en el reparcheo de calles, porque San Miguel es un barrio donde nunca han invertido un peso en el arreglo de vías principales”.
Tampoco cuentan con un centro de salud, sino que deben trasladarse al de Cundinamarca o la Loma de Bolívar.
Además, su parque principal, Ramírez Calderón, o Los Aburridos, como es más conocido, carece de alumbrado público e inversión desde la administración del exalcalde Manuel Guillermo Mora.
Inseguridad, otro tema
Sin un puesto de policía que los proteja, por acción de los empresarios de calzado es que lograron que se les instalara un CAI cerca de las microindustrias, pues el robo de contadores de agua que ha asediado a Cúcuta y su área metropolitana, también ha llegado a esta zona.
Y cuando los delincuentes no los dejan sin suministro, se valen de la soledad de la madrugada para robarse las rejas de las casas.
Personajes
Los vecinos destacan la obra de personajes como Arnulfo Briceño, compositor de ‘Ay, mi llanura’; Manuel Alvarado, fundador de la reconocida Orquesta Manuel Alvarado; Víctor Gutiérrez, árbitro profesional de fútbol; y Chiquinquirá Burgos de Díaz, la ‘nona del barrio’, matrona reconocida por prestar su oficia de partera y acertar siempre en el sexo de los bebés y el día de nacimiento.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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