domingo, 10 de abril de 2022

2042.- LA MERCED, SE SIENTEN ACORRALADOS

Ronaldo Medina/ Juan Marcoantonio Rivas Pinilla (La Opinión)


El barrio La Merced, ubicado en la comuna 5 de Cúcuta, es un sector de diez cuadras que, desde su fundación, en 1957, ha sido escenario de múltiples historias. De acuerdo con los registros, el extinto Instituto de Crédito Territorial fue el encargado de construir las viviendas hace 68 años (2025).

Residentes señalaron que los primeros habitantes fueron familias campesinas que llegaron a la ciudad en busca de mejores oportunidades, así como personas que huían de la violencia en sus territorios.

También se conoció que allí se radicaron empleados de la petrolera Colombian Petroleum Company y ciudadanos de nacionalidad venezolana.

Milena Villamizar, líder comunal, explicó que la primera junta de acción comunal se estableció en 1967.

Agregó que desde el inicio del barrio los habitantes han contado con el parque Juana Rangel de Cuéllar, uno de los puntos más emblemáticos del sector y vigente hasta hoy.

En materia económica, Villamizar destacó que el crecimiento comenzó a evidenciarse en 1995, cuando surgieron los primeros negocios. El carácter residencial de este barrio de la comuna 5 de Cúcuta se ha venido encaminando al de una ciudadela del sector automotor.

Fue Juana Rangel de Cuéllar quien, un 17 de junio de 1733, firmó desde su finca en el corregimiento Carmen de Tonchalá la donación de 782 hectáreas ante el alcalde de Pamplona, Juan Antonio de Villamizar para cumplir requisitos para la fundación de la ciudad que entonces recibió el nombre de San José de Guasimales de Cúcuta. Solo un barrio de la ciudad hasta ahora conmemora en su nombre a la figura histórica, La Merced- Juana Rangel de Cuéllar, que mantiene dos sectores unidos como uno.

Sin embargo, este lugar de la comuna 5 es más conocido entre los cucuteños hoy día como una ciudadela de la mecánica que por el componente histórico que aguardan sus tierras.


En antaño, el barrio se caracterizaba por terrenos altibajos y humedales como la gran laguna que era centro de admiración de habitantes y exploradores curiosos en cada fin de semana. Sardinas, flores, papayas y animales silvestres eran el atractivo principal, mientras que las madres de familia lavaban sus ropas a los pies del lago.

Los primeros habitantes todos se conocían, y los más antiguos aún recuerdan cuando utilizaban las partes más altas de las laderas para usarlas como resbalador.

Eso hasta mediados de los 60 del siglo XX. Según cuenta Marta Elena Clavijo, cuando el proceso de urbanización se intensificó, a las zonas boscosas se les aplicó relleno en los pozos y se determinaron los límites del territorio desde la Diagonal Santander hasta el Jardín Infantil Santa Teresita.

Lo que esos unidos habitantes no se imaginaron, era que su comunidad se dividiría drásticamente, y lo que inició como una zona residencial, fue sofocada poco a poco por la creciente extensión del gremio comerciante del sector automotor.


Mayor atención a Juana Rangel

Uno de los sitios de mayor orgullo para los pocos habitantes de La Merced es el monumento a Juana Rangel de Cuellar que corona la entrada al barrio, en el parque que recibe el mismo nombre de este emblemático personaje de la historia cucuteña. Sin embargo, el estado en el que se encuentra no es el ideal.

“Es un monumento que no lo arreglan, no le destinan una parte del presupuesto para embellecerlo, ni a Juana Rangel ni al parque, cada vez se deteriora más. Lo único bonito que tenía lo llenaron todo de cemento”, mencionó Clavijo.

Alrededor de la estatua, una de las bases que sostiene las cadenas está destruida. La delincuencia común acabó con las bancas, las zonas verdes se secan y la reducida comunidad se siente olvidada y sin ser escuchada. Por falta de intervención, lo que podría ser un símbolo turístico que represente a la ciudad, para los habitantes ya no es más que un espacio propicio para un sinfín de males e inseguridades.


Como líder comunal, Clavijo indicó que ha buscado formas para que el sitio sea intervenido, pero hasta el momento no lo han conseguido. Antes del 2020, la Academia de Historia de Norte de Santander solía organizar eventos junto a la comunidad.

El salón comunal fue transformado en empresa

La casa de encuentros comunales de La Merced, hace varios años que dejó de existir. El sitio perdió la usabilidad para la que fue destinado y terminó convertido en oficinas para una empresa de transporte.

“En pocos días levantaron el negocio de dos pisos en ese lote, que se supone que es inalienable y del municipio, reservado para las reuniones comunales”, dijo la presidenta de la JAC.


Invadidos por donde se mire

En La Merced, las calles ya no son calles, sino estrechos senderos por donde los autos deben hacer fila para circular. Los habitantes denuncian que los almacenes con frecuencia se toman el espacio público para exhibir llantas de autos y otros productos en las afueras.

Pero lo que más les genera malestar, es que parquean largas filas de vehículos en cada extremo de las vías.

“Las zonas de tolerancia también están creciendo. Algunas dejaron de funcionar en La Ínsula para ubicarse aquí”, agregó la líder comunal.

La obra de las hermanas misioneras

Donde antes se encontraba uno de los antiguos humedales de La Merced, hoy está ocupado por el Jardín Infantil Santa Teresita.

De acuerdo con la religiosa Irma Díaz, desde que las hermanas de la obra misionera de Jesús y María se asentaron en el lugar en el año 1958, se han dedicado a trabajar con enfermos, necesitados y con la población infantil adscrita al centro educativo.


Por medio del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), 149 niños reciben atención integral. En una de las últimas labores, el pasado viernes 14 de mayo de 2021, entregaron kits de mercado.

Allí también está la única capilla a la que de vez en cuando suelen asistir los residentes, por tratarse de un lugar privado.

Así se percibe hoy 2025 el barrio:

Lo bueno

El comercio es el rasgo que más caracteriza a La Merced. Habitantes relataron que en el sector existen más de 500 negocios, entre los que se destacan locales de autopartes, talleres de mecánica automotriz, llanterías, almacenes de repuestos de carros, papelerías y restaurantes, entre otros. Asimismo, indicaron que cuentan con más de diez hoteles reconocidos por alojar a los jugadores de fútbol cuando hay partidos en el estadio General Santander. Comerciantes señalaron que la diversidad de negocios hace de La Merced uno de los barrios de Cúcuta que más empleo genera.

Según estimaciones de los residentes, más de 1.000 personas trabajan allí. Añadieron que existe una buena relación entre ellos: “Nos recomendamos clientes y procuramos mantener la seguridad en la zona”, comentaron. En ese sentido, la comunidad afirmó que dispone de cuatro frentes de seguridad con comunicación permanente con la Policía.

Las actividades religiosas también fortalecen la unión vecinal. Cada diciembre, la parroquia Santísimo Redentor organiza novenas y eucaristías navideñas. Villamizar recordó que el año pasado los representantes de Asopartes realizaron las novenas en el parque principal, acompañadas de actos culturales.


Durante todo el año, las hermanas del Jardín Infantil Santa Teresita guían a los ciudadanos en procesos para la primera comunión y brindan apoyo a personas enfermas o en situación de necesidad.

Como dato curioso, algunos vecinos contaron que en el barrio han vivido concejales de Cúcuta y que, hasta hace dos décadas, el parque Juana Rangel de Cuéllar tenía una fuente de agua.

Lo malo


El problema que más afecta a la comunidad es la movilidad. Residentes aseguraron que la falta de parqueaderos lleva a los comerciantes a estacionar frente a sus negocios, lo que ocasiona congestión en las principales avenidas. Los vecinos señalaron que los momentos de mayor caos vial son al mediodía y después de las 6:00 p. m. Además, denunciaron la presencia de vías deterioradas y semáforos dañados.

La falta de espacios públicos también preocupa al vecindario. Habitantes manifestaron que en La Merced no hay escenarios deportivos ni instituciones educativas, por lo que deben desplazarse hacia barrios como Pescadero o Sevilla. Incluso, el parque, pese a ser un punto de encuentro, presenta deficiencias como falta de iluminación nocturna y ausencia de bancas y zonas de juegos infantiles.

Fuentes que prefirieron no revelar sus identidades denunciaron el aumento de habitantes de calle que alteran el orden público y reportaron intimidación a comerciantes mediante extorsiones.

Respuestas oficiales


Ante las quejas por el deterioro vial, la Secretaría de Infraestructura de Cúcuta informó que actualmente se adelantan intervenciones en la comuna 4, por lo que la recuperación en La Merced se llevará a cabo el próximo año. Respecto al alumbrado público, Mauricio Franco, secretario de Planeación, precisó que la administración municipal iniciará próximamente un plan de expansión de redes que abarcará todas las comunas de la ciudad.

Sobre los habitantes de calle, la Secretaría de Bienestar Social recordó que la última intervención en el sector se realizó el pasado 17 de julio. Explicaron que estas jornadas buscan iniciar procesos de rehabilitación, aunque enfatizaron que el ingreso a los programas es voluntario.


Entre tanto, Edwin Cardona, secretario de Seguridad, señaló que la línea para denuncias de extorsión es el #165 e informó que a diario se realizan campañas preventivas en distintos barrios de la ciudad.
Otro lunar es el mal parqueo y las arbitrariedades de los conductores, frente a lo cual la autoridad de Movilidad de Cúcuta no actúa. Tránsito brilla por su ausencia. La Opinión buscó al secretario de Movilidad Joan Botello en su oficina y lo llamó en reiteradas ocasiones a su teléfono celular, con el propósito de conocer los planes de su despacho para este sector, pero al cierre de la presente edición el funcionario no dio ninguna respuesta.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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